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La mentira revisionista del ‘Experimento Stuka’ se impone a la dolorosa verdad de ‘La estrategia del silencio’

La investigación en la que se sustenta el documental de Rafa Molés y Pepe Andreu que llevó a descubrir un bombardeo supuestamente secreto de los nazis de cuatro pueblos de El Maestrat es falsa y la que aparece en la pantalla es una simple puesta en escena

17/11/2018 - 

VALÈNCIA.- Experimento Stuka, dirigido por Rafa Molés y Pepe Andreu (SUICAFilms y RTVE), un cinta que pretenden sacar a la luz un bombardeo supuestamente secreto de la Luftwaffe en varios pueblos de Castellón, se hizo este viernes con el galardón de mejor documental en la primera edición de los Premios del Audiovisual Valenciano, en una gala que tuvo lugar en Teatro Principal de Alicante. Así, la Mesa Autonómica de la Cultura Valenciana (la entidad que decide los galardones) da la espalda a La estrategia del silencio (Barret Films), el documental de Vicente Peris que repasa la lucha de nueve familiares de víctimas del accidente de metro de València de 2009 ante la indiferencia de la sociedad y el desprecio de la autoridades políticas. También aspiraba al premio Josep Renau. El arte en peligro, de Rafael Casañ y Eva Vizcarra (Endora Producciones).

Como ya informó Valencia Plaza, los autores del documental Experimento Stuka manipularon datos de los que disponían y ocultaron otros para elaborar una ficción que presentaron como real. Según explicó Rafael Molés a El País cuando presentó por primera vez el proyecto, "después del escándalo de Gernika, Franco pidió a la Legión Cóndor que no atacara objetivos civiles, por eso Hitler escogió cuatro pueblos pequeños de Castellón, objetivos sin defensa, ignorantes de lo que pasaba. La Legión Cóndor no informó nunca de lo que hizo allí". Lo que hizo allí fue bombardear a la población civil con bombas de 500 kilos lanzadas desde aviones JU 87 A.

Por lo visto, ni el Caudillo estuvo al tanto de una operación que se descubrió 80 años después gracias al tesón del profesor de Física de la Universitat de València Óscar Vives. Este, tras encontrar una referencia en el  libro La Guerra Civil Española del historiador inglés Antony Beevor, inició una investigación que le permitió descubrir  el tan mediático como inexistente ataque secreto nazi sobre cuatro pueblos del Maestrazgo. Con matices, esto es lo que Molés, Andreu y Vives han ido repitiendo a lo largo de estos años. Sin embargo, como publicó Valencia Plaza, no solo mentían sino que sabían que mentían porque tenían todos los datos relativos a estos ataques, que eran conocidos con detalle desde que los historiadores alemanes Hans Ries y Karl Ring publicaron el libro Legion Condor 1936-1939: Eine illustrierte Dokumentation en 1980, una obra de referencia en la materia.

Pero no solo los datos son falsos, también lo es la investigación que ocupa gran parte de los 70 minutos que dura este documental, cuyo coste ha sido de 200.000 euros de dinero público (subvenciones, ayudas, derechos de emisión…). Los espectadores de Experimento Stuka, que se estrenó en cines el pasado día 9 de noviembre, siguen los pasos de Vives, primero cuando descubre la ya famosa cita en el libro de Beevor, y luego cuando llega al Archivo General Militar de Ávila donde consulta la información de los ejércitos republicano y sublevado.

Posteriormente, apunta el documental, se traslada al Archivo del Ejército del Aire (en Villaviciosa de Odón, Madrid) a consultar los archivos de la Legión Cóndor. Finalmente, viaja hasta el Archivo Militar de Friburgo (Alemania) donde consigue el hoy conocido como Informe Fugger, un documento de 67 páginas con más de 66 fotografías que da fe de los ataques con stukas JU 87 A en Albocàsser, Ares, Benassal y Villar de Canes, sobre los que cayeron 36 bombas de media tonelada que causaron 39 muertos. 

Investigando en batín y zapatillas

En realidad, esa investigación de archivo en archivo jamás existió. La verdad es mucho más prosaica. Lo que ocurrió es que, tras descubrir la referencia al Informe Fugger en el libro de Beevor (mayo de 2012), Vives intento acudir en persona al archivo de Friburgo pero, finalmente, acabó solicitando el documento por internet y lo recibió en octubre (y en baja resolución). No está claro si los partes de la Legión Cóndor los consiguió en Villaviciosa de Odón o se los cedió un investigador que ya los tenía, pero donde no consta que fuera es al de Ávila, donde se esconden los documentos de la Agrupación Toral (ejército republicano) que echan por tierra su teoría. 

Vives no ha respondido al ofrecimiento de Valencia Plaza para que expusiera su versión. Tampoco lo ha hecho Rafael Molés, quien se se ha negado a atender a las preguntas del periódico alegando falta de confianza en este redactor.

Cuando Rafa Molés y Pepe Andreu conocieron a Vives en 2013, con motivo de una exposición sobre los ataques, eran plenamente conscientes de que el profesor de Física, prácticamente, ni había salido de casa durante la investigación que le llevó a concluir que el ataque a esos cuatro pueblos era un plan secreto de los nazis. Esa conclusión, que no se ha modificado en el tiempo, estaba decidida en 2012 y todos los datos que la contradecían fueron eliminados del relato. Muchos de ellos estaban en el libro de Beevor, del que hicieron lo que se puede definir como una ‘lectura selectiva’. Aun así, en una entrevista concedida recientemente por Molés a un amigo suyo aseguraba sin pestañear que "(…) sobre los datos concretos, podríamos extendernos con un detalle exhaustivo que no hemos usado en el documental para no desviar la atención sobre la tesis del film". Además, como explicó a Valencia Plaza en una entrevista en junio, la descripción de la investigación llevada a cabo por Vives había sido modificada "únicamente" por motivos narrativos y para dar una estructura más ágil al documental.

Lo más sorprendente es que entre la bibliografía que Vives utiliza destaca el libro de los investigadores Lucas Molina Franco y Rafael Permuy titulado Stukas en España (Galland ediciones, 2012), una obra traducida al inglés por la prestigiosa  editorial americana Schiffer (la misma que publicó el libro de Ries y Ring sobre la Legión Condor). En él libro de Molina Franco y Permuy están todos los datos que demuestran que los bombardeos sobre el Maestrazgo comenzaron a finales de abril y acabaron a principios de junio, que todos los pueblos bombardeados eran objetivos militares y que los stukas JU 87 A llevaban utilizando bombas de media tonelada desde finales de febrero (dato, por cierto, que también refiere Beevor).

Por si fuera poco, el documental había eliminado los ataques a Coves de Vinromà, Serratella y Benlloch (por citar únicamente los bombardeados durante la misma ofensiva, pero hay más). En Serratella no hay cifras oficiales, pero los vecinos hablan de seis muertos; en Coves de Vinromà no se sabe, ya que los archivos ardieron, y de Benlloch tampoco hay datos. Conscientes de que Stukas en España desmontaba su teoría, decidieron ignorarlo y calificaron a sus autores de "fachas" y "pseudohistoriadores del bando nacional" cuya investigación no tenía sustancia.

Oídos sordos

Pero además de su escaso rigor en el manejo de las fuentes, Vives decidió ignorar todas las pruebas que iban desmontando su teoría y su actitud fue más firme a medida que el documental empezaba a hacerse realidad, según cuentan sus amigos. Carlos Mallench y Blas Vicente, que comparten su pasión por la Batalla del Levante y la Historia Aeronáutica española, son autores de ¡Objetivo: Levante!: Actuación de las unidades de bombardeo y reconocimiento aéreo entre abril y julio de 1938, uno de los mejores y casi único libro existente sobre el suceso. Ambos mantienen buena relación tanto con Vives como con Permuy y Molina, pero tienen su propia teoría sobre el suceso que está generando tanta polémica.

Los datos de Mallench y Vicente, dos auténticas enciclopedias sobre la materia, son impresionantes. Si el documental explica que los JU 87 eran prototipos ultrasecretos, ellos sacan una portada de la revista alemana de gran tirada Flug Sport de marzo de 1938 (casi tres meses antes de los ataques) en la que el aparato sale en portada y del que entre sus características se destaca que pueden lanzar bombas de 250-500 kilos. Seguidamente se hizo eco del nuevo aparato la prensa especializada aeronáutica internacional francesa, en abril, y la italiana en mayo. "¿Cómo se puede decir que era un prototipo secreto si en octubre se exhibió en la exposición aeronáutica de Nuremberg el modelo Ju 87 B?", ser pregunta Mallench. 

"De hecho, no eran esos aviones experimentales que dice el documental a España en 1938, sino que eran los mismos aviones Ju 87 A-1 de producción en serie que recibió el grupo Stukageschwader 163 – Immelmann  de la Luftwaffe y que fueron mandados a España en diciembre de 1937 para ver cómo respondían en situación de una guerra real, pero ya venían perfectamente testados desde Alemania", añade.

Su participación en la batalla del Teruel, comenta Mallench, se conoció desde el primer día (18 de febrero) en el Estado Mayor del Ejército del Norte, tildándoles de bombardeos picados, dándoles el mote de El Picas por los republicanos. De hecho, el Estado Mayor del Aire elaboró un estudio un mes después sobre la Aviación en la Batalla de Teruel donde se informaba que a los citados aviones se les había asignado objetivos de contrabatería y que su error era de cinco metros.

Blas Vicente tampoco sale de su asombro. "El problema es que hay mucha gente que opina pero nadie que investiga. ¿Qué es eso de vamos a bombardear cuatro pueblos a ver qué pasa? Un bombardeo requiere una preparación muy compleja, de varios meses, e implica a toda la cadena de mando, al aeródromo, seleccionar el tipo de avión, de bombas, estudiar el objetivo… eso no se improvisa", dice. Y añade un dato: "¿Alguien se ha molestado en preguntar cuánto valía una bomba de 500 kilos que luego Franco tenía que pagar? Con eso no se experimenta, a la guerra se viene experimentado de casa", bromea.

"Por supuesto", insiste Mallench, "no sabemos toda la verdad de lo que pasó y hay temas que debatir. Por ejemplo, una de nuestras hipótesis es que se empleó un número inusualmente alto de bombas en los ataques, con dos, tres y hasta cuatro servicios. Esto puede obedecer a que la Legión Cóndor empezaba a hacer planes para irse. Recordemos que el telón de fondo es el Anschluss, es decir la anexión de Austria, y que Franco aseguró a un diario inglés en abril que la guerra estaba terminada. Pudo ocurrir o no, podemos discutir si decidieron utilizar las bombas porque era menos arriesgado que llevárselas a Alemania, pero del Experimento Stuka no hay nada que debatir, simplemente no existió", añade.

La cantidad de documentos que aportan los investigadores es abrumadora, desde una orden del 15 de mayo de 1938 del ejército sublevado en la que se fijan a Benassal, Villar de Canes y Albocàsser como objetivos militares para la Legión Cóndor (¿quién decía que Franco no sabía nada?) para la ofensiva del 18 de mayo que tuvo que ser retrasada por el mal tiempo, hasta un informe de la Aviazione Legionaria con casi un centenar de fotos tomadas desde el suelo para evaluar el impacto de las bombas. "El Informe Fugger no tiene nada de especial excepto el de constatar los efectos de las bombas de 500 kilos, por mucho que se empeñen Vives, Beevor o los del documental", dice Mallench.

"Pero lo que nadie se ha preguntado sobre ese informe es por qué se hizo", añade Vicente. La repuesta llegará en unos meses, en un libro titulado El secreto de la Legión Cóndor (1938), escrito entre ambos y Carlos Lázaro, que tendrán que autoeditar porque ninguna editorial lo ha querido. A lo mejor si hubieran metido un experimento nazi que Hitler ocultó a Franco ahora tendrían 200.000 euros de dinero público para hacer un documental y reseñas en toda la prensa nacional.

Salvar al soldado Vives

VALÈNCIA-. En la comunidad de historiadores e investigadores valencianos de la Guerra Civil española, el fiasco del documental ya tiene nombre: El Esperpento Stuka. Lo que no hace tanta gracia es la suerte de Óscar Vives, a quien todos definen como una persona honesta cuyo único problema es haber defendido una hipótesis errónea y no haber sabido rectificar a tiempo. El temor es que, al final, sea él quien cargue con todas culpas, cuando se da por sentado que no ha sacado ningún beneficio económico, y otros se lleven las subvenciones. Ha sido un párrafo en el Facebook de SUICAFilms el que ha desatado todas las alarmas. En una entrada en el que critica las informaciones publicadas por Valencia Plaza aseguran que "Experimento Stuka explica la historia de un ciudadano que decide hacerse las preguntas que nunca nadie hizo y buscarlas respuestas que nadie le dio a los vecinos de su pueblo". Para comprobar que no es cierto, sólo hay que ver cómo se presentó la cinta en la Filmoteca Valenciana, en Docs Barcelona, Docs València, en la Diputación de Castellón, los artículos publicados en prensa, o las sinopsis de los cines donde se ha estrenado o la Cartelera Turia… El dossier de prensa de la cinta revela que el bombardeo experimental de los nazis es el verdadero tema. No en vano, el subtítulo que utilizan en el cartel ahora que ha llegado a los cines es: ¿Por qué Hitler bombardeo cuatro pacíficos pueblos de Castellón? También podría reseñarse aquí todas las veces que Molés y Andreu han referido lo exhaustivo de ‘su’ investigación, pero sería demasiado largo.

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