CASTELLÓ. El Acord de Fadrell, integrado por el PSPV, Compromís y Podem-EUPV, cierra para 2021 el presupuesto más alto de la historia del Ayuntamiento de Castelló: 190 millones de euros. Hasta ahora, la cifra más elevada correspondía al ejercicio 2019, con 181 millones de euros, cantidad que se habría disparado hasta los 187 millones en 2020 de no haber sido por la pandemia (finalmente se quedó en 180 millones).
El acuerdo de los tres partidos del gobierno municipal se ha certificado en la comisión de seguimiento de este miércoles, última bajo la coordinación de la confluencia. Las cuentas municipales priorizan la protección social y económica para hacer frente a la crisis por la covid-19 y las estrategias de reactivación marcadas por los fondos de reconstrucción de la Unión Europea.
Concejales y representantes del grupo socialista, la coalición valencianista y la convergencia han escenificado en una reunión telemática la resolución respecto al borrador financiero. El portavoz del PSPV y concejal de Hacienda, David Donate, señala que "el acuerdo de presupuestos actuará de escudo social y económico frente a la crisis, priorizando las políticas que impulsen la recuperación de la ciudad e incidan en los colectivos y sectores más castigados por los efectos de la covid-19, como lo hemos hecho en 2020".
El líder de Compromís, Ignasi Garcia, asegura que "queremos un presupuesto progresista, que sea un escudo social para afrontar la crisis del covid, y que nos permita desarrollar el acuerdo de Fadrell abordando la emergencia sanitaria y la emergencia climática. Con estas cuentas, el Ayuntamiento de Castelló será motor económico y garantizará políticas educativas, feministas y ecologistas".
Por último, el portavoz de Podem-EUPV, Fernando Navarro, resalta que el presupuesto realiza un esfuerzo "para ampliar el escudo social, incrementar la cobertura ante las necesidades de vivienda y empuja hacia la reactivación con una mirada verde adaptada a los criterios de sostenibilidad que propone el plan de reconstrucción de la UE".
Encauzado el proyecto económico, falta por ver cómo encajará Ciudadanos, que el pasado 21 de diciembre mostró su voluntad de sumarse a la alianza de izquierdas para respaldar el presupuesto. Fuentes municipales subrayan que las propuestas planteadas por Cs se adherirán al programa financiero, siempre y cuando estén recogidas en el mismo, es decir, que no haya que realizar modificaciones tras haber cerrado el PSPV, Compromís y Podem-EUPV la negociación con vistas a concretar las cuentas municipales. Si las demandas del partido liberal implican revisar algunas partidas, difícilmente habrá posibilidad de un acuerdo, según apuntan las mismas fuentes.
La formación naranja ha venido señalando en las últimas semanas que "la suma de la oposición no puede ser un cheque en blanco", en palabras de su portavoz, Alejandro Marín-Buck. En consecuencia, las conversaciones iniciadas con el principal socio del Fadrell, el grupo municipal socialista, solo tendrán éxito si, además de aceptar algunas de las medidas planteadas, se les entrega el borrador presupuestario a fin de realizar algunos retoques. Esta última condición genera cierto malestar y rechazo en el seno de la coalición valencianista y la convergencia, por lo que resulta complicado que al final las cuentas vayan a aprobarse en pleno por una mayoría de 19 concejales (10 del PSPV, cuatro de Cs, tres de Compromís y dos de Podem).
Una vez cuadrados los números para el presente año, ahora corresponderá al departamento de Intervención avanzar con la tramitación administrativa para que en el menor tiempo posible el proyecto económico se pueda someter a votación. Según la hoja de ruta del Fadrell, ese momento podría producirse en febrero, bien en la convocatoria ordinaria, bien en una extraordinaria. Con ello, sería posible activar las cuentas en marzo, aunque tampoco se descarta acelerar los tiempos.
El espacio comercial más emblemático de Castelló sopla las velas de sus tres cuartos de siglo desde aquel 21 de diciembre de 1949 en que fue bendecido por el arcipreste Balaguer. Ahora afronta su más importante remodelación, que desde enero de 2026 obligará a un traslado temporal de sus puestos a una carpa en la plaza Santa Clara