CASTELLÓ. Todavía no sabe el Rototom si este verano celebrará finalmente su festival. La cita que lleva 28 años asentada en Benicàssim, se da hasta finales de mes para decidir qué hacer. Según explican desde la organización a este diario, están a la espera de ver qué sucederá durante las próximas semanas de desescalada para analizar si es factible, o no, plantear un proyecto de pequeño formato en la ciudad. No obstante, lo que sí sabe la cita de reggae es cómo debería de aprovechar Benicàssim el recinto de festivales que desde hace un año es de propiedad municipal. El equipo del Rototom se reunía este jueves con el Ayuntamiento para hacerles llegar una propuesta de reestructuración que, tal y como lo plantean, ayudaría a convertirlo en epicentro de eventos culturales durante los 365 días del año.
Lo que proponen desde el festival es implantar una gran instalación modular que pueda adaptarse y reconfigurarse en función del aforo y las características del evento que se acoja en la ciudad. Si bien hasta ahora el espacio solo se ha dedicado a macrofestivales de música, el futuro mira a pequeños eventos musicales, ciclos puntuales y de pequeño formato, así como mercados artesanales, exposiciones o cualquier otra actividad al aire libre de índole gastronómica, cultural y de deporte u ocio. "El recinto está claramente obsoleto, por eso hemos querido presentar al ayuntamiento un informe en el que recogemos diferentes maneras de aprovecharlo. Se trata de darle otros usos además de conciertos, como exposiciones o ferias del libro. Pero sobre todo planteamos un recinto que sea respetuoso con el medio ambiente y que, a su vez, sea super competitivo en la digitalización", cuentan desde la organización a Castellón Plaza.
Fue en 2018 cuando el ayuntamiento movió por primera vez ficha para convertirse en dueña del recinto de festivales. Un proceso que, aunque se alargó hasta el año pasado, puso de una vez por todas fin a 20 años de alquileres y de conflicto entre la treintena de propietarios de los terrenos y las promotoras de los festivales. Y es que organizar los festivales de música se convertían cada verano en una 'odisea'. Así lo hacía saber el mismo director del Rototom, Filippo Giunta, quien aseguraba hace tres años en una entrevista con Cultur Plaza que el hecho de que el ayuntamiento no contara con "un terreno propio con el que trabajar" ocasionaba cada año "nuevos desperfectos en la zona", lo que dificultaba y encarecía el montaje del festival.
No ha sido sencillo, ni tampoco barato llegar, en efecto, hasta este momento. El recinto de festivales le costó a Benicàssim cerca de tres millones de euros, pero como compensación han ganado 100.000 metros cuadrados donde desarrollar a sus anchas cualquier tipo de actividad. Antes, debían de negociar dueño por dueño el alquiler de sus parcelas. Un proceso farragoso en el que además, según alertaban los directores de los macrofestivales, los precios variaban de temporada en temporada llegando incluso a alcanzar "el caché de cualquier cabeza de cartel".
Tiempo pasado, el recinto acogerá este verano dos ciclos de conciertos, el Luce Benicàssim, a cargo de los dueños de FIB, y el festival Mar de Sons, aunque no será con el espacio todavía renovado. El recinto se encuentra en pleno proceso de obras y se prevé que sigan así durante mucho tiempo. La semana pasada se iniciaron las actuaciones que permitirán minimizar su impacto acústico y próximamente se construirá un vallado perimetral que permitirá aislar de forma segura la zona. Además se prevé acondicionar los espacios verdes y restablecer los aseos públicos.
Pero, a lo que vamos. ¿Qué es lo que propone el Rototom para el resto del año? El proyecto pivota sobre tres recintos posibles que variarán dependiendo de su actividad.
El primer formato está pensado para el uso diario del recinto, para acoger eventos de pequeño formato -como ferias gastronómicas o muestras- así como para conciertos de hasta 4.000 personas. En este caso, las promotoras y encargadas de los eventos dispondrán de un espacio de 1.400 metros cuadrados, con acometidas de tierra, aseos fijos, servicios de barra y un escenario fijo frente al acceso y las taquillas.
En el segundo, lo que el Rototom plantea es un recinto que pueda acoger conciertos puntuales de grandes formatos. Así, en este caso se dispondrá de un área de 25.000 metros cuadrados con capacidad para un máximo de 68.000 personas. Pero además, el acceso al festival se hará de tal modo que el público general podrá acceder igualmente al recinto por la zona norte para disfrutar del parque central o para asistir a una feria o a un evento de pequeño formato, por lo que el recinto quedará disponible para ambos usos.
Por último, lo que plantea la cita reggae es un recinto destinado a los grandes festivales de música, en el que sea cada promotora la que decida cómo distribuir las infraestructuras de las que dispone, ya sea instalando cuatro escenarios como suele hacer el FIB, o de cualquier otro modo.
En resumen, la propuesta incluye dos accesos; un gran parque central de 27.000 metros cuadrados abierto todo el año con arbolado, sendas y elementos para la práctica deportiva diaria; un escenario fijo con backstage para conciertos pequeños; dos puntos de taquillas; oficinas de producción y camerinos para macroeventos musicales; una barra/servicio de bar permanente; tres estructuras reservadas a baños y aseos públicos; infraestructuras subterráneas para las tomas de luz, agua y alcantarillado; una galería permanente para exposiciones; y un palco VIP para conciertos.
"El proyecto que proponemos permitiría aprovechar al máximo las posibilidades que oferta el recinto, de modo que pueda acoger una programación fija de actividades durante todo el año y no únicamente en fechas puntuales, cuando se celebran conciertos y festivales musicales", ha argumentado Filippo Giunta, quien cree además que "Benicàssim cuenta con unas buenas instalaciones de partida, muy bien comunicadas, por lo que se trataría de dar un paso más para que este recinto pudiera consolidarse como un referente cultural y de ocio, con una programación anual estable y de calidad".
¿Y qué opina el Ayuntamiento al respecto? "Todavía es pronto para valorarlo", señalaba la concejala de Turismo, Cristina Fernández, este jueves a Castellón Plaza. Y es que la propuesta del Rototom le llegaba a la alcaldía ese mismo día. Pero además, no es la única. Según cuenta la edil son diferentes las empresas que han hecho saber su idea sobre cómo proyectar el futuro del recinto. Unas propuestas que en todos los casos viran hacia la misma dirección, "atraer fondos europeos" y hacer prosperar y crecer la ciudad.
En su caso, si algo parecen tener claro desde el Ayuntamiento es que al recinto de festivales se le dará uso sí o sí durante todo el año, generando por lo tanto un nuevo espacio cultural. "Lo estamos arreglando para algo", sentenciaba Fernandez, quien tratará de resolver junto a su equipo de gobierno qué pieza del puzzle encaja mejor en la ciudad.