CASTELLÓ. Existen personas que marcan a toda una generación, pero también existen otras que marcan a varias. Figuras que son claves para entender algún tipo de movimiento social o cultural. Juan Antonio Morcillo fue una de esas figuras genuinas en el rock castellonense y por ende, de toda la Comunitat.
En 2015 nos dejó, y tras de sí cientos de historias, canciones y mucho rockanrol. Pepe Aparicio publica con la Diputación de Castellón el libro, Looking for Morcillo, un trabajo que radiografía la historia musical del músico que pasó por bandas como Motor, Los Romeos, Los Rangers, Los Rítmicos, etc
Un libro así era necesario para abordar su vida y obra. “Toda la vida he estado interesado por la música”, comenta Aparicio. “Comencé a escribir en el año 2012 sobre el rock en Castellón, y sobre una época en que lo viví de cerca (años 1965-1975) y poco a poco me fui centrando en la figura de Morcillo”. Aparicio comenzó a escribir el presente libro cuando Morcillo todavía estaba vivo.
“Él sabía que estaba escribiendo sobre el tema pero de forma ambigua. Seguramente se habría burlado de mí si le hubiera dicho que estaba planeando tomar notas sobre su biografía. Traté de acercarme un poco más a su vida e indagar”, recuerda el escritor. Tuvo que ser muy emocionante comenzar a darle forma al libro. “Su figura comenzó a surgir: Juan Antonio el transgresor, el nihilista, el amante de lo políticamente incorrecto y el letrista maldito. Las notas iban madurando y cada vez estaba más seguro de encontrarme ante un auténtico rockero.... tal vez no el mejor músico de la zona, pero sí una persona con sensibilidad aunque él no quisiera demostrar eso.
Aparicio no se cansa de explicar que “en el libro digo, y cada vez estoy más convencido, que Morcillo ha sido el "motor" del rock en Castellón y eso supone un compromiso”. Looking for Morcillo es un trabajo lleno de información, de anécdotas sobre el protagonista. Se nota mucho trabajo de investigación y también de hemeroteca. “El libro llevó dos años y medio de elaboración, y todos fueron muy amables en suministrarme datos e información: hijas, músicos, periodistas, amigos...”.
Y es ahí, cuando ya estaba terminado el libro, donde apareció la Diputación de Castellón. “Una vez el texto acabado y estando en el cajón archivado (como otros textos), se me ocurrió presentarlo en la Diputación de Castellón al Servicio de Publicaciones y me respondieron muy amablemente que podría interesarles pero otras obras estaban pendientes de publicación. Resumiendo dos o tres años después se publicó. A mí me produjo alegría el ver que tal vez era la primera ocasión en que la Diputación editaba un texto sobre un rockero "no triunfador" (no tenía ningún disco de oro) pero para mí muy significativo”, rememora.
Los primeros pasos de Morcillo en la música en banda fueron con Los Sherpas. “Se integró como guitarra de acompañamiento o guitarra rítmica, y segunda voz. Yo hacía de vocalista en la época pero creo que él lo habría hecho mejor. Las cosas estaban establecidas así y ni nos lo planteábamos”, señala. Aunque eran muy jóvenes Morcillo y el resto del combo se tomaban las cosas muy en serio. “Éramos muy disciplinados”, dice. “Ensayábamos los sábados por la tarde de tres a siete en el almacén del padre de nuestro batería, junto al cabaret Don Hilarión. Éramos cinco componentes: Javi Vidal (batería), Juan Nebot (bajo), Paco Pérez (guitarra solista), Juan A. Morcillo (guitarra rítmica) y Pepe Aparicio (cantante y en alguna ocasión guitarra rítmica). Juan Antonio todavía no se dedicaba de continuo al bajo”.
De hecho los sherpas se han reunido hace poco. “Ha tenido que pasar cincuenta años para que de nuevo nos reuniéramos a tocar, desgraciadamente sin Juan Antonio, pero con todo el ánimo de los sesenta seguimos ensayando los mismos temas de le época (Kinks, Animals, Sirex) una vez por semana”. En la época en la cual estaba Morcillo en los Sherpas en todas España, y también en Castellón, la música estaba muy en boga.
“En mil novecientos sesenta y ocho Morcillo decidió seguir su carrera musical en Castellón, y los Sherpas por motivos de estudios de cada uno de ellos lo dejaron (temporalmente). Aquellos fueron años de una efervescencia musical muy marcada en Castellón”, reconoce el autor. “Había gran cantidad de grupos y mucho apoyo por parte de las entidades locales para promocionar a los conjuntos: Junta Central de Fiestas, Ayuntamiento, emisoras de radio locales, asociaciones culturales...Todos organizaban festivales de conjuntos y creaban ambiente y competitividad”.
Morcillo no perdió el tiempo, y como comenta Aparicio, la efervescencia musical era tal que era fácil encontrar o montar una banda. Morcillo El Bellaco y Los Rítmicos fue uno de los grupos que mayor popularidad le dieron. “Morcillo con "Los Rítmicos" se sintió pletórico”, apunta Aparicio. “Con ellos consiguió la conjunción de poder crear su música, interpretarla y sentirse fiel a sus postulados. Creo que existía un pacto mental e intergeneracional entre sus músicos, todos más jóvenes y el jefe del grupo (aunque no quisiera considerarse como tal)”.
Juntos editaron tres álbumes, Moros en la costa (1985), Lo kaga falta (1986) e Y, por qué no? (1988), todos ellos editados por el sello, Discos Medicinales. “Su música rock se fue plasmando y alejándose algo del contenido pop que imperaba en la época. Creó entonces sus mejores canciones, y tal vez su posicionamiento formal en el panorama musical. El periodista David H Beltran los calificó de "prolíficos y brillantes"”, recuerda el autor.
El autor repasa 16 canciones de Morcillo en el libro, temas como: Otra canción para ti, Es difícil olvidar o Quería el mundo cambiar; no lo hace desde un punto de vista técnico ni crítico, sino más bien desde un punto más emocional. “De forma subjetiva, unas veces emocionado por la estrofa, otras por el estribillo”, señala. “Hay tal vez tres o cuatro temas que son casi un himno generacional para jóvenes-mayores de los ochenta-noventa: Hielo, Estoy borracho, No voy a pensar más, Perdedor... pueden ser poemas visuales, y estribillos entre derrota y esperanza o desesperanza. Tal vez fue un existencialista, sin enterarse, entre poeta suburbial y pintor de lo cotidiano”, analiza Aparicio.
5 Amén de todo esto, Morcillo era un hombre que también sentía una pulsión por ella pintura, con cierto toque Pop Art. “Morcillo siempre tuvo afición por la pintura y por el dibujo. A los dieciocho años ya pintó el anagrama de la fábrica sobre la puerta de la empresa donde trabajaba y vivía”, nos recuerda Aparicio. “Creo que él siempre influía en la composición de las carátulas de sus discos, y en alguna ocasión dio rienda suelta a su afición creando cuadros de gran formato para decorar el vestíbulo del cine Rex de Castellón, como comentó José Luis Lorente, el Chino, en su página de Facebook”.
De entre todos sus trabajos existen algunos que han sido los más importantes, Aparicio no comenta cuáles han sido los que más le han marcado. “En 1985, el larga duración, Moros en la costa, se ha considerado como el mejor álbum de Morcillo el Bellaco y Los Rítmicos, tanto por los aficionados como por la crítica”, apunta. “Rock de Lux lo calificó en 1987 como "... Fiel reflejo de una realidad cotidiana descrita en clave telegráfica con altas dosis de humor frenético y apasionado sentimiento, que no pueden dejar de asombrar a cualquier aficionado al pop nacional que se aprecie de serlo..."”, recuerda.
Sin duda una figura tan prolífica y representativa de un movimiento musical debe haber calado en cientos de miles de personas, y también en el propio ambiente musical de la ciudad de Castellón. “Manolo Rock Aguilar en su libro "Yo, M. Rock en la Valencia subterránea 1980-2000" lo calificó como “El prototipo del born to lose de la industria musical, demasiado digno para tanta mierda. No diga rock, diga Morcillo"”,
Juan Manuel Játiva en el Diccionario de la Música Valenciana lo definía: "A pesar de ser todo un símbolo, considerado por estética, actitud ética y estilo, como el rockero por excelencia, nunca ha gozado de éxito comercial, ni lo ha pretendido."
“Creo que institucionalmente gozó de muy poco apoyo”, señala Aparicio. “No lo consideraron más allá del músico de grupo rockero, con una cabeza rapada y vistiendo de forma algo estrafalaria. No fueron o no quisieron ir más allá, algo obsesionados por la música de "la terreta", agradecida y poco molesta”, comenta. “Los contenidos "punk" distorsionaban los oídos de los políticos de Castellón de la época pese a esa cierta apertura provocada por la movida madrileña. Un buen disco de larga duración editado por la Diputación, N-340 fue lo más relevante y arriesgado en esos tiempos”.
Sin embargo, y aunque la administración haya tardado en valorar la figura de Morcillo, la sociedad, y más el mundo de la música sí que lo ha tenido muy en cuenta. “Parece que haya tenido que cambiar el siglo para comenzar a revitalizar figuras. Considero que Morcillo ha sido muy significativo en la música actual de Castellón, pese a haber estado poco valorado. Ha creado escuela y su estela se ha marcado en los más jóvenes”, comenta
“Existe un grupo Tributo de Morcillo Juan Nadie que ya gozaba de su aceptación estando Morcillo en vida. Otros grupos como Simago Lemon´s, con José Luis Lorente, el Chino, al frente (alma gemela y hermano no biológico), siguen interpretando sus temas con la mayor devoción. Incluso un grupo de intérpretes muy jóvenes Las Auténticas difunden y emulan sus temas”, explica el autor.
El rock sigue muy vivo, y más en una ciudad como Castellón llena de talento. “Hay gente mucho más capacitada que yo para hablar de los grupos de Castellón hoy en día”, comenta. “Sé que pese a la pandemia y el desánimo en general, el rock sigue vibrando y los grupos continúan ensayando y esperando tiempos mejores. Cierran locales pero algunos ya se reabren. Esto no puede parar, y ha de resurgir como el ave Fénix con interés renovado. No quiero nombrar grupos porque me dejaré la mitad en el tintero y todos hacen una buena música buscando su propia identidad”, concluye Aparicio.