CASTELLÓ. No es nada nuevo. La realidad virtual nos permite vivir infinidad de experiencias sin salir de un sillón. Sueños frustrados que de golpe se hacen realidad. ¿Y es que, a cuántas de nosotras nos gustaría ser astronautas o cantantes y por x o por y no se ha podido? Si hay una sola razón por la que juegos de simulación como Los Sims han triunfado tanto es porque a través de estos mundos imaginarios se nos permite ser y hacer cosas que en nuestras vidas diarias no. Sencillamente, porque no da tiempo. En una sola partida de este videojuego puedes pasar de ser veterinaria, a tener tu propio restaurante y aprender en cuestión de horas a tocar el piano, la guitarra y, si me apuras, a volar. La digitalización no tiene límites y por eso la cultura quiere aprovecharlo.
En este sentido, todo el que quiera sentir cómo es vivir un concierto -como músico- en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona puede acercarse hasta la plaza de Setè de Castelló. La sensación de hiperrealidad que allí se logra por la introducción de instrumentos meticulosamente grabados y la capacidad de movernos a 360º, puede hacerte olvidar que simplemente estás sentado en una silla, con las gafas de realidad virtual puestas, y frente a una gigante pantalla. En cambio, Symphony, un viaje al corazón de la música te ubicará en el centro de una orquesta sinfónica, la cual interpreta a Beethoven mientras recibe las directrices de su director Gustavo Dudamel. Tu, ubicada frente a él, observarás cómo el resto toca. Esto que al principio puede resultar inquietante, al final de la experiencia se volverá todavía más, cuando mires al punto que mires te darás cuenta de que la mirada de los músicos, en cambio, solo se dirige a ti.
"Queremos despertar interés por la música clásica entre todo tipo de público. No solo en quienes no son aficionados, sino también en los que son. Que reflexionen además sobre este arte. Queremos hacerles ver que, con todo lo que hay detrás, la música nunca podrá ser banal", manifestó este martes el asesor del proyecto, impulsado por la Fundación "la Caixa", Marcel Gregori, mientras se presentaba la cita en la ciudad. La inauguración del proyecto, que permanecerá en Castelló hasta el 20 de julio, también contó con la presencia de la alcaldesa Amparo Marco; la concejala de Cultura, Verònica Ruiz; la directora de Área de Negocio de CaixaBank, Anna Chiva; y el responsable de Relaciones Institucionales de la Autoridad Portuaria de Castelló, Ramon Balaguer.
Hace poco menos de dos años que el equipo de Symphony- formado por más de 250 personas- dio por finalizado el proyecto. Una experiencia inmersiva que no quería quedarse en la superficie de la realidad virtual. Para hacernos una idea de su magnitud, la filmación que ha sido grabada en 3D, ha utilizado una cámara Meta One creada para la ocasión. Esto lo que permitió fue grabar escenas con muy poca luz para hacernos sentir que verdaderamente formamos parte de la intimidad de una orquesta. Pero, además, el film -dirigido por Igor Cortadellas- consigue acercar hasta el espectador el sonido de los diferentes instrumentos que allí son tocados, uno a uno. "Es decir, cuando nos acercan una flauta percibimos está con prioridad. Hasta ahora percibíamos todos los instrumentos de manera global desde la platea del teatro", apostilla Gregori.
Por otra parte, la experiencia no se limita únicamente al momento del concierto. Tras escuchar la Quinta Sinfonía de Beethoven, la vivencia se trasladará hasta el taller de un lutier. Aquí el público podrá ver cómo un artesano esculpe la madera para construir los diferentes instrumentos de cuerda. Tal será la experiencia que se sumergirá incluso a las personas dentro de un violín y, posteriormente, en el interior de una trompeta. Además, habrá un momento en el que un gigantesco compás nos hará sentir como si fuera el pálpito de un corazón la Primera Sinfonía de Gustav Mahler. También, el repertorio incluye el Mambo de West Side Story, de Leonard Bernstein.
Con todo, la experiencia inmersiva, que dura aproximadamente 40 minutos, arrancará con la proyección de una película panorámica que sirve como antesala de todo lo que después sucederá en la habitación de realidad virtual. Rodada en Colombia, Nueva York y la costa mediterránea, el film sigue la vida de tres jóvenes músicos que irán tocando diferentes piezas instrumentales. Mientras tanto, la cámara capturará los sonidos que de forma natural se dan, por ejemplo, en el mar, con las olas rompiendo; en las vías de un metro, con el tren moviéndose; o incluso en la selva, cuando los trabajadores que allí habitan cortan con un machete las cañas.
Este 'mosaico' de sonidos quiere servir como demostración para hacer entender que la música forma parte de la realidad cotidiana de todo el mundo. No es únicamente fruto de la "elaboración humana". Así pues, los mismos músicos que aparecen en el primer film formarán parte del concierto final, tras haber sido invitados a tocar en el mismo Teatro Liceu de Barcelona en 2019.
"Es una experiencia audiovisual que en resumidas cuentas quiere visibilizar como, desde la simplicidad de un trozo de madera o de la rudeza de un pedazo de metal, se construye un universo tan sofisticado y bello como el de una orquesta sinfónica", explican desde la organización. Una intención muy buena que consiguen lograr de lleno. Tanto que, en opinión de esta periodista, la experiencia se hace corta. Y es que son tantas las sensaciones que se quieren evocar que los minutos dedicados a la parte sobre el escenario, tal vez, podrían ser más.