El TRAM acumula retrasos y falta de organización pero Conselleria no ve motivos para actuar

CASTELLÓ. El TRAM se ha convertido en uno de los transportes públicos más utilizados por los castellonenses (por no decir el que más). Cada año el número de usuarios crece de manera exponencial al tratarse del único medio que conecta directamente el Grau con la Universitat Jaume I. Además, posee paradas estratégicas desde la avenida del Mar hasta el centro de la ciudad.

Sin embargo, según denuncian usuarios a este diario, desde hace un tiempo el servicio registra deficiencias. Los retrasos y la falta de organización con las frecuencias generan molestias y quejas, como así aseguran algunos afectados. Los tiempos de recogida no siempre se cumplen y en ocasiones los vehículos pasan de largo por las paradas sin detenerse.

Unas incidencias ocasionales

Desde la Conselleria de Infraestructuras, que asume la gestión íntegramente, se reconoce la existencia de "anomalías", aunque las considera "puntuales". "Hay momentos en que se concentra mucha gente y se juntan varios autobuses, porque el proceso se ha ido retrasando", en relación al cumplimiento de los horarios.

A pesar de admitir incidencias "ocasionales", la Generalitat descarta revisar a corto plazo el funcionamiento del TRAM. "Vamos a estar atentos para mejorar el transporte público, pero ahora mismo solo hay anomalías puntuales", insisten las mismas fuentes. 

Un aumento del 39,08% en 2022 respecto a 2021

En 2022, y respecto a 2021, el uso del trolebús creció en Castelló un 39,08% según los datos del Ayuntamiento, acercándose a las cifras previas a la pandemia. De los 6.414.075 viajes contabilizados en el transporte público, 3.188.306 correspondieron al TRAM, con un aumento de 777.873 desplazamientos en relación al año anterior. Asimismo, se constató que se trata del servicio favorito entre los jóvenes.

El tranvía lleva en funcionamiento desde 2008, cuando se inauguró con Alberto Fabra (PP) como alcalde y tras una inversión de 80 millones de euros. El recorrido se limitó en los primeros años al tramo entre la UJI y El Corte Inglés. En 2014, la línea actual, que llega hasta el Grau, entró en servicio. El presupuesto final de la actuación se elevó por encima de los 100 millones. 

Hasta llegar a ese instante, el proyecto estuvo marcado por la controversia política, la oposición vecinal y el conflicto judicial del tramo del Ribalta. El Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) y el Tribunal Supremo (TS) calificaron como ilegales las obras para cruzar el parque, de manera que la Generalitat y el Ayuntamiento tuvieron que recurrir a la alternativa de bordear la zona ajardinada.

En marzo de este año, Obras Públicas impulsó la renovación de la flota. La adquisición de cuatro vehículos eléctricos supuso una inversión en 3,2 millones de euros. La Conselleria también adjudicó por 1.045.022 euros la compra e instalación de dos puntos de recarga rápida en la cabecera del Grau. Los 4,2 millones de euros se invirtieron en el TRAM con el objetivo de mejorar el servicio.