CASTELLÓ. Los 80 arrancaron con ganas en España. El entusiasmo por el fin de la dictadura se vio reflejado en hitos como la aparición de Arco, la primera Feria Internacional de Arte Contemporáneo, y en València abrió sus puertas el IVAM, el Institut Valencià d'Art Modern trajo consigo todo tipo de certámenes, premios, bienales y concursos que contribuyeron notablemente al desarrollo del arte contemporáneo. En Castelló apareció una generación de creadores que vivieron con entusiasmo este momento de aceleración cultural. Casi todos, nacidos en torno al año 60, coincidieron en el deseo de establecer nuevos y renovados lenguajes en el debate artístico. De modo que introdujeron nuevas técnicas, disciplinas y medios. Sin embargo, no todos se sintieron acompañados por la época y muchas de estas ambiciones quedaron por el camino. A buena parte de ellos se les homenajea hoy en la ciudad.
La Fundación Caixa Castelló ha puesto en marcha el proyecto más ambicioso de cuántos ha desarrollado en su historia. Además de ocupar la Sala San Miguel, como viene haciendo de costumbre, ha creado un itinerario que se extiende al Menador y al espacio cultural Les Aules, y que aborda el trabajo de 40 artistas en una selección de 100 obras. "Casi cincuenta años después es oportuno poner de pie, comprometidamente, esta oportunidad de releer y revisitar algunas de las prometedoras aportaciones gestadas por aquellos artistas, entre los cuales, lógicamente, se registran memorias destacadas y olvidos persistentes, así como también exigencias recuperables y valores reinterpretables", señalan desde la institución.
Generación rompuda: obrint camins fue inaugurada el pasado martes en la Sala San Miguel con la compañía de sus protagonistas, además de amigos y autoridades. "Este es un recuerdo de aquellas personas que querían dedicarse de manera profesional al arte. Jóvenes con ganas de aprender y vivir, a los que, en algunos casos, la profesión les pasó por delante. Hay que regar los árboles cuando aún son una semilla y darles su espacio. No hacerlo es un error", reflexionó Alfredo Llopico, coordinador artístico del espacio.
La muestra se detiene en la obra de estos artistas que ofrecieron una mirada disconforme respecto a las reiteradas exposiciones de carácter conservador que se habían venido desarrollando en décadas pasadas. Entre ellos, destaca por ejemplo Chema Alvargonzalez, cuya primera exposición individual, El televisor Posecléptico y pinturas (1985), pudo verse en las salas del castillo de Peñíscola. Tras esta le seguirían muchas otras por España, Alemania, Brasil o Inglaterra.
Por lo que hace a la ciudad como escaparate, en aquellos años, nos hubiéramos topado con una serie de galerías de arte como Anastasia Klein, Pictograma o la Galeria Cànem, que no se correspondían con la visión clásica de la época y que acogieron, por lo tanto, a muchos de estos artistas. De todas, hoy únicamente continúa en pie Cànem, motivo por el cual la Fundació Caixa Castelló quiso también reconocer su labor como motor artístico de la ciudad. "Cànem representa una galería de importancia decisiva a la hora de sacar a la ciudad de su letargo cultural en materia de arte emergente creando, además, un nuevo camino hacia todos los terrenos culturales, al aportar una visión comprometida del arte que constituye uno de los escasos caldos de cultivo donde los artistas con inquietudes tuvieron oportunidad de encontrarse e intercambiar experiencias", manifiesta Llopico.
Así, en los ochenta afloró en Castellón un grupo que se aglutinó momentáneamente para darse a conocer en exposiciones como la celebrada en el 83 en la Diputación de Castellón y la Casa Abadía, cuyos integrantes empezaron a circular con fuerza, rompiendo muchas barreras, exponiendo en galerías y ferias, tanto en España como en el extranjero. "Algunos de estos artistas tuvieron un deseo de creación que se anticipaba a su propio tiempo y que contrasta con las ideas y gustos tradicionales, que dejaron de lado, en algunos casos, desafortunadamente cuando empezaban a destacar. Otros todavía continúan con voz propia en el mundo de la creación a pesar de que su trabajo fue inicialmente rechazado por un público cuyos gustos contrastaban con las nuevas tendencias que ellos representaban", añade Llopico.
Fotos: ANTONIO PRADAS
Cabe destacar que en la mayoría de casos los trabajos iban desde la abstracción a la neo-figuración. En este sentido, la institución también ha querido reconocer la labor de una generación activa durante la transición que ya empezó a romper con las normas. Artistas como Manolo Safont, Vicent Traver Calzada, Amat Bellés, Wenceslao Rambla, Peiró Coronado o el crítico Ramón Rodríguez Culebras. "A todos ellos, eclosionará en la década de los años ochenta esta generación de artistas que constituyeron pequeños núcleos de regeneración en solitario". Creadores que "despuntaban en un contexto local, poco dado a la experimentación, ofreciendo una alternativa vanguardista al tan arraigado arte tradicional y figurativo".
La muestra puede visitarse en los tres espacios hasta el 5 de mayo.