EXPERIMENTAN PROBLEMAS A LA HORA DE TRAMITAR SUS COMPRAS

Las librerías de Castellón 'tropiezan' con el Bono Cultural

24/12/2022 - 

CASTELLÓ/VALÈNCIA. El Bono Cultural Joven sigue topándose con problemas en su desarrollo. Ha sido el presidente del Gremi de Llibrers de València, Juan Pedro Font de Mora, el último en alertar de las complicaciones que está teniendo el proyecto, impulsado por el Gobierno. Las afectadas estas fechas son las librerías, que han querido sumarse a la campaña y beneficiarse de este plan que permite a todos los jóvenes de 18 años, que lo hayan solicitado, invertir 400 euros en la compra de libros. Sin embargo, muchos negocios llevan desde verano intentando convertirse en puntos de venta, pero su solicitud sigue en revisión. Hasta el momento, 2.500 empresas culturales se han adherido al programa.

“La petición de librerías y de jóvenes interesados les ha desbordado”, afirma Font de Mora, a quien le llegó precisamente hace dos días la confirmación de admisión para su librería, Railowsky. “Llevaba desde julio esperando una respuesta y ahora he de probar los datáfonos, a ver si funcionan”, cuenta a este diario. 

Además de los retrasos que está habiendo para incluir negocios, un problema que el president del Gremi de Llibrers achaca a “una falta de funcionarios” en el Ministerio, las librerías que sí han conseguido convertirse en punto de venta han recibido unos datáfonos especiales para canjear los bonos culturales que están dando problemas, motivo por el cual muchas ventas no se completan. Cabe recordar que 32.161 jóvenes de toda la Comunitat (3.419 de Castellón) solicitaron el bono cultural y recibieron a cambio una tarjeta prepago que les permite adquirir al momento productos o entradas para espectáculos culturales. No obstante, por problemas en los TPV, hay quienes todavía no han podido utilizarla. 

Foto: EFE/ Manuel Bruque

Cómo lo viven las librerías

Ana, encargada en París València explica que han tenido muchos problemas de cara a poder canjear las compras con el bono: “Fue muy difícil que llegara y una vez lo hizo solo ha dado que problemas”, explica enfadada, “al final nos lo pudieron solucionar, pero muchas de las compras que se hicieron con el bono tuvieron que venir otros días a poder llevarse su libro”. En otra librería del mismo grupo ni saben si lo tienen instalado, explica Javier, y por ello no lo anuncian en su puerta: “Tampoco ha venido ningún joven a pagar a través del bono, aunque si lo hicieran supongo que irían más a las librerías grandes”, se refiere a grupos como l’Fnac o la Casa del Libro.

Ahora bien, Jesús, cajero en La Casa del Libro, explica que la TVP para poder canjear el Bono Cultural joven les llegó hace apenas dos días: “Tenemos una pila de libros acumulada porque no funcionaba el bono cultural antes, y ahora tendremos que ir llamando a los clientes que los adquirieron”. En ese mismo momento Manuel se acerca a hacer una compra con el bono, y le pide que introduzca un código de 12 números, el cual no conoce, por lo que volverá otro día. Aprovecha para explicar otras complicaciones que ha tenido con el Bono: “En algunas librerías me daba problemas cuando iba a pagar, y me decían que fuera otro día. Al final lo más útil es hacer las compras directamente por internet”, explica, aunque recalca que aún así en algunas webs es hasta complicado introducirlo. 

En la librería Soriano solo se pueden pagar las compras del Bono Cultural joven en el sótano, ahí está Nelly encargada de cobrar: “Va a días, ratos y momentos. Se puede pedir siempre, pero en caso de que la máquina no funcione [la mayoría de las veces] tendrán que volver otro día para poder comprarlo”.  Otras librerías valencianas, como Bangarang, tan solo pueden aceptar las compras canjeables a través del bono desde ayer, y comentan apenados que la tardanza en este asunto les ha podido hacer perder muchos clientes potenciales, que quisieran aprovechar el dinero del bono.

En Castelló sucede algo similar. Juan Vicente, de la librería Argot, considera que uno de los principales “errores” del Bono está en que se pueda gastar en contenidos digitales. “Si se quiere ayudar al sector, lo mejor sería que solo se pueda utilizar en espacios analógicos, como puedan ser conciertos o teatros. Si los cheques no sirven para visitar, por ejemplo, una librería y familiarizarse con esta, qué sentido tiene”. Este negocio de Castelló lleva desde diciembre adscrito y tampoco ha recibido a mucha clientela. 

Le sucede igual a la librería Noviembre, en Benicàssim. Celia, su propietaria, considera que los problemas técnicos con los que se han topado “son normales, porque era la primera vez que esto se hacía”, pero “la respuesta no está siendo masiva, porque hay muchos que ni se han enterado o por no sacarse el certificado digital necesario lo han dejado estar”.

Estima Juan Pedro Font de Mora que solo un 15% de los jóvenes canjeará el bono en libros. Aunque se trata de una estimación totalmente subjetiva, está convencido de que la mayoría optará por comprar entradas para festivales o videojuegos y otros contenidos multimedia. “El bono ha sido una buena idea, es una forma de que la gente jóven se acostumbre a consumir cultura, pero si soy sincero, creo que no nos da esperanza”, concluye.  

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