CASTELLÓ.Nadie esperaba en 2021 que una nueva sala de conciertos abriría en Castelló. En plena crisis sanitaria, Escuela de Calor se hizo un hueco en la agenda cultural de la ciudad para ofrecer un nuevo espacio de música en vivo, dirigido especialmente a jóvenes. Pero, un año y medio después, su dueño Fede Beroy ha decidido cerrar el local por falta de “rentabilidad”.
Poco tiene que ver la pandemia en este adiós, asegura su responsable. Beroy, quien lleva más de una década al mando de otra sala en la ciudad, Because pop 'n' roll, reconoce que el principal problema fue que la propuesta no pudo consolidarse. "Es mucho más complejo de lo que pueda ahora explicar, pero en resumen la sala no iba ni bien ni mal. El problema es que esto es un negocio. Aunque siempre hay una parte bohemia que nos empuja a lanzarnos, es mucho trabajo, necesita ser rentable y las salas lo tienen más difícil", apunta Fede a este periódico. Por ello, a finales de mayo, el local de la calle Alcalde Tárrega quedó vació otra vez.
Escuela de Calor nacía básicamente por dos motivos: el primero, que el local ayudaría a completar la oferta de Because, la cual encaja más con un público adulto, y en consecuencia se quería apostar por un repertorio más joven; y el segundo, que su llegada daría vida al espacio que durante una década dio cobijo a Veneno Stereo. La mítica sala de música cerró sus puertas en verano de 2018, siendo anunciada en diferentes portales inmobiliarios, ante la imposibilidad de seguir adelante. Sin embargo, muy pronto tuvo la suerte de toparse con Yanko Fernández y Jénnifer Heredia, quienes lo reabrieron bajo el nombre de Anvil. El problema es que, esta vez sí, la pandemia hizo mella. Tras menos de un año de recorrido, el proyecto se despidió ante la imposibilidad de recuperar lo invertido y aguantar los costes a puerta cerrada. Y ahora, de nuevo, el espacio, que cuenta con todo lo necesario para dar conciertos, permanece con la persiana bajada.
Eso sí, Because continuará con sus bolos. Este mismo martes acoge al trío neoyorquino Handsome Jack, que hará llegar a las 20h su propuesta de booguie rock. Un día después hará lo propio The Big Marteen's, formación liderada por el guitarrista y cantante Vince Bassou.
La Salà, el espacio de música en directo que descentró su propuesta en favor de la feminización y la diversidad en su programación, baja la persiana tras casi tres años de actividad. El pasado 27 de mayo celebrando “La traca final”, su última fiesta en el local de la calle Campoamor, en el Cedro. “Nos despedimos en familia, con el corazón lleno de historia e infinitas horas de música, con muchas ganas de celebrar bailando y brindando por todas vosotras con todas nosotras. Nos vemos para disfrutar lo que ha sido y lo que podría haber sido, pero siempre mirando hacia adelante”, escribían en su cuenta de Instagram para anunciar la última noche. El equipo, formado exclusivamente por mujeres, ha rechazado hacer declaraciones a este diario aunque ha confirmado la noticia.
La Salà ocupó el local que tradicionalmente había funcionado bajo el nombre de Wah Wah y que cambió de propiedad poco antes del inicio de la pandemia. La premisa estaba clara: hacer un espacio que apostara abiertamente “por la diversidad, la confianza, el amor, la solidaridad, el respeto, la libertad y la creatividad” y se enfrentara “a cualquier forma de fascismo”. La programación se escaparía de las líneas generales de otras salas, apostando por las músicas del mundo como la cumbia, el reggae, el hip hop, o el balkan, destacando, entre otros, el ciclo La Mundial.
Desde su apertura, en septiembre de 2020, con la pandemia por medio, el equipo se tuvo que ir adaptando a las circunstancias, pero se generó un público estable que, junto a la Sala Matisse, a pocos metros, creó un rincón musical alternativo en la ciudad de València.
Además de su programación, uno de los pilares de su proyecto fue el de feminizar el 100% del equipo que gestionaba el espacio. “Nosotras nos relacionamos con nuestro entorno, con nuestras políticas y con el feminismo, y con la manera de crear entre nosotras también. Nuestra plantilla está integrada por mujeres y nuestro espacio es un ambiente totalmente seguro. Nos preocupamos mucho de que todo el mundo se sienta tranquilo en nuestros eventos”, contaban en un reportaje para este diario.
El mismo equipo que gestionaba el espacio lleva otros proyectos paralelos como Hijas de la Cumbia o Ruge Rosario, que se celebró el pasado fin de semana en el barrio del Cabanyal.
Los conciertos de este fin de semana mantendrán el formato que han tenido hasta ahora ante la imposibilidad de interpretar el nuevo decreto a su contexto