CASTELLÓ. Un nuevo terremoto, en forma de transacción, sacude a la industria azulejera. Azuliber, uno de los grupos de referencia en el panorama empresarial castellonense, sobre todo por la diversificación de su actividad, cambia de manos y pasa a estar bajo el control de Pamesa, sin duda el principal actor del sector.
El grupo azulejero con sede en Almassora, que en los últimos años está viviendo un crecimiento sin igual, da un nuevo salto tras las sucesivas ampliaciones de sus plantas y las compras inorgánicas que viene realizando, que le llevarán este año a facturar más de 1.100 millones de euros. El nuevo impulso lo alcanza con la compra de un conglomerado empresarial que tampoco había cesado de crecer en los últimos ejercicios, sobre todo con la absorción de pequeños fabricantes cerámicos. El último ha sido, en primavera, la compra de la unidad productiva de Azulejos Plaza.
Pero esto mismo se había convertido en un lastre, más que en un activo, para los gestores de Azuliber, que se han visto obligados a vender un grupo que para este año tiene unas previsiones de facturación consolidada de 160 millones de euros. A este montante se debe sumar los dividendos que lleguen de las diferentes empresas participadas.
La venta, que este mismo martes se ha dado por oficial en el seno de Azuliber y que el presidente de Pamesa, Fernando Roig, ha asegurado en una reunión privada con los directivos de las firmas del grupo que está cerrada "a falta de unos flecos", según confirman diferentes fuentes a Plaza Cerámica, supone deshacer el entuerto que este diario daba a conocer hace menos de un mes, cuando parte del accionariado paralizó la venta del conglomerado cerámico.
Ahora, aunque los diferentes socios de Azuliber seguían divididos en dos facciones y una de ellas apostaba por no vender, finalmente ha prevalecido el peso accionarial de quienes querían dejar paso a una nueva gestión y recibir, tras varios años complicados, dividendos por uno de los players más destacados del sector dada la diversidad de su actividad.
Tanto es así que el hecho de que Azuliber aglutine entre sus activos a tres unidades de atomización es una de las razones que las fuentes apuntan como decisivas para que se haya materializado la transacción.
Esto, de hecho, puede ser un factor tremendamente importante para el futuro de la industria azulejera, siempre necesitada de materia prima para los hornos. Y también es un aspecto que otros grupos importantes han valorado a la hora de intentar comprar Azuliber. Así, tras la ruptura de las negociaciones a principios de agosto, los accionistas del grupo alcorense han tanteado a diferentes fondos de inversión para elevar el precio de la transacción.
Entre los aspirantes a la compra se encontraban el Grupo Halcón, controlado por el grupo Falcon Private Holdings y también con grandes aspiraciones en el sector, que en julio se materializaron con la compra de Cicogres; y también Lamosa. El fabricante mexicano, que acaba de aterrizar en Europa con la compra de Roca, era otro aspirante en la terna.
Pero finalmente ha sido Pamesa el que se ha llevado el gato al agua. Como es lógico, ninguna de las partes ha hablado del montante de la operación, aunque en círculos cercanos se señala que el importe puede rondar los 140 millones de euros. Otras fuentes reducen esta cifra a la mitad.