CASTELLÓ. Hace casi dos décadas Alberto Fabra (PP), entonces alcalde, quiso dar un golpe de efecto para transformar el urbanismo de Castelló con el anuncio del PAI Mestrets. El proyecto estrella de la legislatura brotaba en el 2000 como una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) e implicaba la recalificación del suelo, a urbanizable, para la construcción de 6.500 viviendas de Protección Oficial sobre unos 700.000 metros cuadrados. Sin embargo, se había diseñado sin la aquiescencia de los residentes.
El Ayuntamiento y el Instituto Valenciano de la Vivienda (IVVSA) de la Generalitat reaccionaron con indiferencia ante las reivindicaciones de los vecinos, ignorando que la batalla judicial que estos iniciarían de inmediato frenaría cualquier aspiración del Partido Popular por contribuir a la burbuja inmobiliaria.
El primer revés para el PP llegó en 2009 al declarar el Tribunal Supremo nulo el PGOU por infringir la ley estatal del suelo. El siguiente golpe se produjo en 2015, cuando el PSPV y Compromís, respaldados por Castelló en Moviment (CSeM), se hicieron con la alcaldía, decidiendo cancelar el PAI Mestrets como primera medida. Los propietarios de los masets empezaban a respirar tranquilos, hasta que el mentado Tribunal Supremo derogó de forma definitiva el Programa de Actuación Integrada en 2016.
Desde el primer momento el conocido como Pacte del Grau tuvo muy claros sus objetivos respecto a la zona, comprendida entre la cuadra del Borriolench, la cuadra Segunda, el camí Mestrets y el límite del grupo San Agustín. Como bien explicó el concejal de Ordenación del Territorio, Rafa Simó, "nuestros modelos urbanísticos se dirigen hacia el microurbanismo, hacia la integración de los PAI ya diseminados. Es decir, vamos a actuar sobre los barrios ya existentes pensando en las necesidades de los ciudadanos y no de espaldas a ellos, como se ha venido haciendo en los últimos tiempos".
En definitiva, el bipartito proponía mejorar los servicios en áreas ya construidas y calificar el grueso del entorno como no urbanizable. Y para ello resultaba esencial impeler un plan integral de mejora de la zona, como así contempla el Acord de Fadrell en su punto 119.
Se trata de una prioridad para el presente mandato. Tanto que concejales de los tres partidos del equipo de gobierno ya han mantenido una primera reunión con los residentes de Mestrets, informándose acerca de su intención de llevar a cabo un proyecto que implicará a diversas concejalías, como Urbanismo o Limpieza, entre otras. El Plan General clasificará como no urbanizable la mayor parte del suelo y evitará un posible resurgimiento del antiguo PAI. Antes de que se apruebe, se avanzarán algunas medidas vinculadas a un refuerzo del saneamiento o de la seguridad.
“La degradación del barrio es un mal recuerdo de lo peor del urbanismo de pelotazo que fue la norma durante muchos años, pero también es un recuerdo de la capacidad vecinal de hacer frente a ese modelo”, explica el concejal de Transición Ecológica, Fernando Navarro, que resalta que igualmente "es un símbolo antagónico de nuestro nuevo proyecto de ciudad”.
Por este motivo, desde “el Acord de Fadrell nos hemos comprometido a impulsar un plan integral que rehabilite la zona, resuelva los problemas de limpieza, de conflictividad social y de infraviviendas y recupere el suelo abandonado por el pinchazo del PAI para su uso agrícola”, añade.
“Desde el equipo de gobierno somos conscientes de que la recuperación de Mestrets, tras muchos años de abandono, exige de actuación a muchos niveles: urbanismo, agricultura, servicios sociales, cultura, vivienda, etcétera. Es un reto grande de la ciudad, pero nuestro compromiso y esfuerzos irán dirigidos a mejorar las condiciones de vida en la zona”, concluye Navarro.