ENTREVISTA A LA DIRECTORA DEL MACVAC

Rosalía Torrent: "La paridad no cuesta trabajo, hay obras interesantes de mujeres para cualquier museo"

22/03/2021 - 

CASTELLÓ. Rosalía Torrent fue galardonada a finales de febrero con el premio Olímpia 2021 del Ayuntamiento de Castelló por su gran labor en igualdad. Además de ser directora desde hace cinco años del Museo de Arte Contemporáneo de Vilafamés, uno de los espacios culturales más singulares no solo de la provincia sino de la Comunitat, al albergar en su interior únicamente obras donadas y ninguna adquirida; durante su extensa carrera la catedrática en arte ha publicado numerosos estudios sobre diseño, género y patrimonio. Torrent ha comisariado nada menos que 36 exposiciones y ha estado vinculada en la dirección de revistas feministas como Asparkía (UJI). Un currículum, pero también un extenso camino, que la convierten en una de las voces valencianas más aplaudidas para hablar de feminismo, pero especialmente, para poner luz sobre la perspectiva de género de los museos. Y no solo de esto, la también profesora atiende a Castellón Plaza para hablar sobre diversidad, tecnología y los retos que, ahora más que nunca, el MACVAC en particular, y el arte en general, tienen por delante. 

-En 2017 solo un 20% de las obras que albergaba el MACVAC eran de mujeres. ¿Cuál es la cifra actual? 
-Sí, entonces éramos un 20%, que ya es mucho más de lo que hay en otros museos, pero en cualquier caso seguía siendo una cifra muy pobre. En el MACVAC tenemos claro que cuando se incorpora obra de un artista, también entra la de una mujer. Si bien, no podemos acceder a todas las obras que quisiéramos, porque el museo de Vilafamés no compra obras -a nosotras nos las ceden-, en la medida de nuestras posibilidades intentamos cubrir ese cincuenta por ciento, porque de hecho ahora somos en el panorama esa proporción. La paridad no cuesta trabajo, porque hay obras interesantes de mujeres para cualquier museo. No es algo que se haga forzado, porque somos y estamos. Lo que también ocurre es que en una colección de 700 obras, aunque incorpores 50 de mujeres, la proporción no sube apenas. Eso será dentro de bastantes años, ahora el porcentaje no ha variado mucho. Está igual en un 23%, pero estamos haciendo un catálogo razonado de museo, pese a que tenemos el espacio muy limitado, tanto de reserva como expositivo, y que no podemos tener todas las obras que queremos. Nuestra alternativa es que cuando programamos tratamos de hacerlo de un modo paritario y ahora mismo acabamos de incorporar obra de Pepa Caballero y dos esculturas de Pilar Salas.

"Aunque parezca una obviedad hay que contar cuántas somos. Y es que somos pocas"

Con todo, el problema de todos los museos, también de los museos de arte contemporáneo, es que efectivamente no hay una igualdad. A partir de los años 80 hubo una serie de grupos feministas, llamados Guerrilla Girls, y vinculados al campo del arte que se dieron cuenta de eso, de que las mujeres no estábamos en los museos. En su momento hicieron un póster sobre el Metropolitan de Nueva York, criticando el hecho de que menos del 5% de las obras del museo eran de mujeres, mientras que el 85% de los desnudos en obras eran de ellas. Estas mujeres empezaron a contar porque, aunque parezca una obviedad, hay que contar cuántas somos. Y es que somos pocas.

Foto: ANTONIO PRADAS 

-No es tampoco habitual encontrar a una mujer al frente de un museo. ¿Se siente la excepción?
-Bueno, ahora en el IVAM tenemos a una directora también, pero estas esferas siempre han estado muy masculinizadas, aunque hubo un momento determinado en España en el que muchas de las grandes galerías del país estuvieron dirigidas por mujeres y en Castelló la única galería que hay (Cànem), una galería espléndida que está ahí a pesar de todo, está dirigida por una mujer. Quizá este es un espacio en el que sí nos hemos introducido más. Y esto es positivo, porque las mujeres tenemos muy presentes las cuestiones de género. Hay compañeros que también las tienen presentes, pero nosotras tenemos una manera distinta de reaccionar a determinadas cosas, porque por las experiencias que hemos tenido no nos tienen que explicar determinadas cuestiones. Esas vivencias hacen que seamos absolutamente conscientes de dónde están las desigualdades. 

-La mayoría de artistas de entre 18 y 25 años no ven los museos como un lugar de oportunidades y, de hecho, hace cuatro años el núcleo de la obra de Vilafamés era de una generación de pintores de los años 70 y 80. ¿Cree que esto también debería de empezar a cambiar? 
-Lo que ocurre es que las obras que acoge un museo tienen que tener cierta trayectoria. En cualquier caso, deberíamos preguntar cómo se puede empezar a dar cabida a estos artistas jóvenes. En nuestro caso estamos haciéndolo a través de exposiciones temporales que les ayuda a formar parte de los museos. Además, algunas de esas obras posiblemente puedan incorporarse después. Aunque en un museo limitado como el nuestro, cuando hay que cubrir una serie de huecos siempre pensamos en esas piezas que nos faltan de autores o autoras que tienen una cierta trayectoria. Aun así, en campos como el video arte quienes están trabajando son los jóvenes principalmente y eso se ha de incorporar, pero hay que saber que los museos no tienen las peculiaridades de una galería.

-En muchos casos se habla de que los museos deben caminar hacia espacios multiculturales en los que se vean reflejadas desde personas con discapacidad hasta LGTBI. En el MACVAC, donde la colección no es inamovible, ¿está esto más fácil de conseguirse?
-Evidentemente es más fácil. De hecho las últimas exposiciones que hemos albergado han ido en este sentido. Lo que tenemos que tener todos claro es que somos un elemento más de la sociedad y, en ese sentido, tenemos que reflejar la sociedad. El MACVAC tiene un problema de accesibilidad que a mí me duele en el alma. El edificio tiene unas características complejas para acceder. ¿Qué hemos hecho al respecto? Pues al menos abrir por la parte de atrás, para que se pueda subir y con un sistema de rampas se pueda acceder al menos a la planta noble. Es un problema que por el tipo de edificio nos condiciona. Pero además de esto, hacemos visitas para personas con diversidad funcional. Fue algo con lo que ya me encontré cuando llegué al museo. 

-Desde el MACVAC también tratáis de llevar la colección hasta otros puntos geográficos. ¿Qué retos se han marcado?
-Sí, desde hace años hemos querido llevar el museo fuera. De hecho, inauguramos una sala en el aeropuerto de Castellón y hemos llevado nuestras exposiciones comisariadas hasta diversas poblaciones pequeñas de la provincias. Muestras que han sido además comisariadas por equipo del museo. Yo hay algo que tengo muy claro y es que como no tengas un equipo que trabaje bien y a gusto y que se implique, una persona sola no puede hacer nada. El equipo del MACVAC está muy implicado. Este es un museo con muy poquito presupuesto y por eso, tienes que echar mano a muchas áreas. 

Con todo, parece mentira, pero todavía hay muchas personas de Castellón que no conocen el museo de Vilafamés, y personas interesadas en el arte. Queremos que nos conozcan. Hace cinco años ya nos marcamos como objetivo llevar obra a Castellón, Alicante y València. La primera que hicimos fue en el Museo de Bellas Artes de Castellón, la segunda en la Nave de la Universidad de València y el día 12 inauguramos en la Universidad de Alicante. Este objetivo ya está cumplido.

Pero hay otro proyecto que hemos hecho, y seguramente es del que que estoy más contenta, que es una publicación llamada Diferents, revista de museus, donde editamos artículos sobre todos aquellos museos que tienen una característica diferencial. El último número, por ejemplo, tiene en su portada un zapato de un campo de concentración que se expone en un museo memorial. También aparece el museo de l'Art Brut o museos al aire libre. Ya vamos por el número 5 y a partir de ahora editamos en colaboración con la UJI.

"Los museos nos hemos soltado mucho en tecnología. Y esto ha venido para quedarse"

-Si algo ha demostrado la pandemia ha sido además que la gran mayoría de museos no estaban listos para habitar en Internet. ¿Cómo lidió con esto? ¿Le pilló al MACVAC de sopetón?
-En aquellos momentos en el Museo de Vilafamés se trabajó más que nunca. Como teníamos visitas concertadas con escuelas se crearon cuadernos de trabajo para que el profesorado se lo pasara a su alumnado. También continuamente estábamos en redes sociales explicando las obras de las salas y haciendo esos paseos que no se podían hacer a pie. Yo creo que no nos perdieron de vista. Y son acciones que claro ya se han quedado para siempre. Nos hemos soltado mucho en tecnología. Evidentemente, la visita al museo es imprescindible, la experiencia no la puedes sustituir. Como decía Walter Benjamin, en el texto La obra de arte en la época de su reproducibilidad técnica, el aura de una obra de arte es el aquí y el ahora. Si tu lo ves en otro espacio, la obra ya no es la misma. Pero, para recordarla o para decir, mira la he visto por Internet ahora tengo que ir a verla en persona, está bien. 

-La diputación de Castellón ha prometido la reconversión de la Casa Abadía en un nuevo edificio que se integra con el MACVAC para proporcionarle nuevas dependencias. ¿Qué planes hay para la ampliación?
-Entre otras cosas no tenemos salas de reuniones. Además, se trasladarán también los talleres infantiles, pero no solo eso, queremos hacer también un pequeño espacio de descanso, que al fin y al cabo también forma parte de todos los museos. Ahora no tenemos un sitio en el que decir, me siento, tomo un café y continuo. Así mismo, también podremos hacer exposiciones temporales y desde luego, la sala a la que se accede desde la calle será visitable y ahí también podremos programar muestras temporales. 

-Contáis con el apoyo económico de la Diputación, también del Ayuntamiento, pero desde hace tiempo demandáis el de la Generalitat. ¿Se ha resuelto?
-Sí, desde hace dos años tenemos una subvención fija de 60.000 euros. Eso estaba antes, pero se perdió durante un tiempo y ya se ha recuperado, lo que es una tranquilidad. 

-También está al frente de la programación de la Sala 30 del Aeropuerto de Castellón. Desde que se desató la pandemia, no se ha renovado su colección. ¿No contemplan hacerlo hasta que la afluencia vuelva a ser como antes?
-De momento la exposición Ànima animal, que teníamos programada para el aeropuerto, la tenemos en el MACVAC. Espero que cuando se recupere la vida normal podamos reprender la colaboración. De hecho, el año que viene València es Capital Mundial del Diseño y estábamos pensando en hacer la exposición de un diseñador gráfico, pero lo tenemos en el aire porque no sabemos qué va a pasar. Además de esto, también nos hemos dado cuenta de que la Sala 30 está mal ubicada. Veíamos que había menos visitantes de los que serían deseables y por eso, habíamos pensado en habilitar en la planta baja un espacio acotado, como sala de exposiciones, donde sería más fácil que la gente se encuentre la obra de arte. No es un aeropuerto un lugar donde tener que buscarla. Tienes que ofrecerle a la gente todas las facilidades. 

Foto: ANTONIO PRADAS

"Las galerías han apoyado a artistas sabiendo muchas veces que económicamente no les iba a compensar"

-La asociación de galerías de arte contemporáneo de la Comunitat Valenciana (LaVAC) ha mostrado su "estupor y desazón" al no aparecer en el listado de ayudas directas del Gobierno. ¿Qué análisis hace? 
-Las galerías están viviendo un momento difícil. No se sale como antes y la gente se retrae también de comprar. Una galería tiene entre otras cosas que vender. Y una galería forma parte del entramado cultural como lo forma un museo, porque además muchas veces estas no están ubicadas en el centro de las ciudades, sino en un barrio. Posiblemente son el primer contacto que tiene una persona con el arte. Por eso, hay que apoyar a las galerías, no se pueden quedar fuera de las ayudas. No pueden morirse. Aquí en Castellón solo sobrevive, bueno vive con fuerza, Cànem, pero hace años la ciudad estaba llena. La profesora de la universidad Jaume I, Paloma Palau, hizo una tesis donde apunta que hasta los años 70 se llegaron a identificar 13 galerías en Castellón. Cómo es posible que hayamos ido tan a deriva. Las galerías han apoyado a artistas sabiendo muchas veces que económicamente no les iba a compensar. Cuando hay adquisiciones se ha de contar con ellas. 

-Durante la pandemia se empezó a difundir el hashtag #ElArteVisualExiste para recordar que hay muchos profesionales relacionados con el arte y para reivindicar que sin pinturas o esculturas cualquier país sería más gris. ¿Se olvida de esto la administración pero también la sociedad?
-Hubo unas declaraciones iniciales del ministro de Cultura en las que decía que lo primero era lo primero, y que había que centrarse en los sanitarios. Es cierto que esto es lo primero, pero una cosa no quita la otra. Y uno como responsable de cultura tiene que atender a las responsabilidades de su cargo. Fue muy duro escuchar esas declaraciones.

Desafortunadamente las artes visuales han sido siempre minoritarias en cuanto a visitas. Luego no nos damos cuenta de que estamos unidos a las imágenes y que si a una persona le dices que piense en una imagen, posiblemente muchas pensarán en la de una obra de arte. Durante este tiempo han habido, además, iniciativas que han contribuido a visibilizar las imágenes. En el museo nos hemos sumado a la aplicación Wombo, que permite ponerle voz y dar movimiento a cuadros. No se puede negar que este tipo de cosas están contribuyendo a popularizar muchas obras artísticas. Hay quien se escandalizará de que a La Gioconda le pongan voz; yo no me escandalizaría. A La Gioconda preciosamente no le hace falta que nadie la popularice, pero a obras desconocidas sí. Vamos a ver, el arte no tiene que ser aburrido porque no es aburrido, pero tienes que mostrarlo de una manera que sea divertida y amena. Esto en Vilafamés lo tenemos muy claro y también es fácil conseguirlo, porque el espacio de por sí ya llama la atención, pero aun así en todos los sitios puede conseguirse. De hecho, la sala de la Universidad de Alicante donde ahora tenemos obra es un cubo blanco, pero está dispuesta de una manera que llama la atención.

Foto: ANTONIO PRADAS 

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