Hoy es 15 de noviembre

con una carpa ubicada en el recinto de la N-340

Salas y discotecas de Benicàssim plantean ocupar el espacio de los grandes festivales

Proponen crear una carpa de aproximadamente 10.000 metros cuadrados como alternativa para hacer frente a la campaña estival

5/05/2020 - 

CASTELLÓ. Aproximadamente 12 discotecas y salas de música de todo Benicàssim se han reunido este martes para hablar de su futuro. Un futuro, nada sencillo de diagnosticar, que ha puesto en jaque su temporada estival. Los locales creen que abrir este verano será un "suicidio". Primero porque tendrán que esperar a que llegue la fase 3 de la desescalada y, además, porque a partir de entonces solo podrán hacerlo con un tercio de su aforo. Esto, aseguran, imposibilita la rentabilidad de su negocio. "A nadie le apetece trabajar para no ver frutos y sabemos que si abrimos los locales será para intentar no perder dinero y no para ganarlo", señala uno de sus dueños, Carlos Melero. Ante esto, como ha podido saber Castellón Plaza, plantean instalar una carpa abierta en la zona de festivales de Benicàssim, que vaya desde los 8 hasta los 10.000 metros cuadrados y en la que quepan al rededor de cinco mil personas. 

"El 80% de nuestros locales son cerrados y a la gente le incomoda estar con otras personas si no es en el exterior. Yo como usuario no iría a un local cerrado a tomar algo, intentaría evitar este tipo de sitios. Además, es imposible que podamos abrir sin pedir entradas de 30 euros y ¿quién va a pagar esa cantidad? Ante una situación excepcional como la que estamos viviendo, que pinta muy mal, planteamos una fórmula que ayude al ocio de la ciudad", explican desde el gremio, que esperan poder trasladar el proyecto en los próximos días al ayuntamiento. Una idea, aún en fase de incubación, que además tendrá que amoldarse a la agenda de los festivales todavía previstos.

Cabe recordar que fue precisamente el año pasado cuando la corporación municipal acordó la expropiación definitiva de los terrenos de la N-340. Dicha parcela, que acogía cada año la celebración de festivales como el FIB o el Rototom, pertenecía a diferentes dueños, un hecho que obstaculizaba cada año su negociación con los organizadores. Algunos propietarios variaban el precio a pagar de temporada en temporada llegando a alcanzar el caché de cualquier cabeza de cartel y los festivales aseguraban que esto les suponía un quebradero de cabeza, no solo por no poder saber si iban a celebrar cada verano una nueva edición, sino porque les imposibilitaba dejar cerrada una partida fija destinada a la instalación de las infraestructuras.

Con la compra del Ayuntamiento parecía que los problemas desaparecían, pero, la actual crisis sanitaria ha provocado que la incertidumbre y la indefinición de si podrán celebrarse o no los festivales no solo continue, sino que sea aún mayor. Hoy mismo el ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, aseguraba que todavía no se puede tomar una decisión respecto a los grandes festivales de música que tienen previsto realizarse este verano. "Decidiremos en su momento, pero todo evolucionará en función de la evolución de la pandemia y los criterios sanitarios", destacaba. En su lugar, las salas parecen tenerlo claro y auguran que estas macro citas no podrán celebrarse en ninguno de los casos. Es por ello que proponen ocupar el hueco de los grandes festivales con un público que se reducirá de las 125.000 personas que suelen acoger este tipo de eventos, hasta las cinco mil. 

Según explican, para llevarlo a cabo encargarán a un ingeniero que desarrolle el proyecto con todas las medidas de seguridad que se exijan. También se prevé que la totalidad del personal de seguridad, de los 20 locales asociados, trabaje conjuntamente en el recinto. Igualmente, se contratará personal para que desinfecte los baños cada vez que alguien los utilice y se obligará a los usuarios a utilizar guantes y a echarse el hidrogel antes de acceder. También, los locales dispondrán de un único almacén general donde repostar. Allí, el staff se encargará de proporcionar el material y hacer una factura a cada una de las empresas. "Aún tenemos que estudiar cómo trabajaremos, pero o bien podemos estar todos juntos con la misma música o podemos ver si hay un equipo ecualizado que facilite a cada uno su propia música", detalla Melero, que subraya: "la idea principal es que aquí nadie se sienta más que nadie. Estamos juntos para salvar el empleo. No queremos lucha de egos". ´ 

Las salas y discotecas apuntan además que esta puede ser una buena solución para "descongestionar" el pueblo de Benicàssim durante el verano. Por eso, demandan la ayuda del Ayuntamiento a través de una subvención. "Ir al recinto de festivales es una muy buena idea porque es una zona con mucho párking y puede servir para quitar tráfico al centro del municipio. Puede ser hasta algo muy bueno para este año", agregan los profesionales, quienes por otro lado, piden a los hosteleros que no soliciten aumentar sus horarios como medida extraordinaria para salvar la crisis. "Nos parece perfecto que quieran ampliar las terrazas y que no se las limite. Si no se molesta a nadie seremos los primeros en apoyarles, pero no vamos a hacerlo con la ampliación de su horario, porque entonces nosotros nos quedamos en tierra de nadie. Quieren más horas para dar copas, cuando se dedican a la restauración". 

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