CASTELLÓ. Los sindicatos y la patronal del azulejo han constituido este martes la mesa negociadora del séptimo convenio colectivo del sector que arranca marcado por un lado por la crisis de la industria azulejera y por otro por el actual contexto de inflación. Tras una primera toma de contacto, los miembros de la comisión han acordado un calendario para las próximas citas en las que comenzarán una negociación que se prevé "complicada".
Las partes han acordado citarse de nuevo el próximo martes 18 de julio para una primera reunión donde presentar sus puntos de partida de cara al futuro acuerdo. Tras esta primera cita, se volverán a reunir el jueves 21 de julio; el siguiente martes 25 y el jueves 28. El sector cierra así un calendario con dos citas semanales en lo que resta de mes para poder avanzar lo máximo posible en la negociación antes de la llegada de agosto.
Los sindicatos encaran este proceso con un objetivo claro "recuperar el poder adquisitivo que los trabajadores están perdiendo desde hace tiempo por los ERTE y la inflación", afirma el secretario general de CCOO Hàbitat Castellón, Jordi Riera. Aunque los dos sindicatos representados en la mesa (CCOO y UGT) todavía tienen que reunirse para acordar una posición conjunta de cara a la próxima reunión con la patronal, ambos sindicatos coinciden en la necesidad de acometer incrementos salariales vinculados al aumento del coste de la vida.
En este sentido, los representantes de los trabajadores señalan el reciente Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) 2023–2025, firmado entre sus organizaciones sindicales a nivel nacional y las patronales CEOE y CEPYME, como un marco al que acogerse. "El AENC es un referente importante", aclara Riera, algo en lo que coincide su homólogo de UGT, Antonio Durán. Cabe recordar que este acuerdo estableció una subida de salarios de un 4% en 2023, de un 3% en 2024 y un 3% en 2025, incorporando una cláusula de revisión con alzas de hasta el 1% adicional si la inflación rebasa estos incrementos.
Por otra parte, la patronal argumenta que las negociaciones se inician en un contexto industrial "deteriorado con respecto a los años precedentes, con un notable descenso de la demanda que ha obligado a reducir el uso de la capacidad productiva y, en consecuencia, a la adopción de ajustes en el empleo, tanto temporales como definitivos". Es por ello que desde Ascer consideran "imprescindible" un acuerdo "equilibrado que facilite la reactivación del sector lo antes posible".
Los sindicatos consideran que tienen que "defender la necesidad de incrementar las rentas para los trabajadores independientemente de la situación del sector", y sobre la posición de la patronal aseguran que "en este convenio, nunca, ni en los mejores momentos del sector, hemos tenido facilidad de negociación, y por lo tanto no es nada nuevo. El contexto, sea positivo o negativo, siempre supone una dificultad negociadora". En cuanto a los plazos y a la posibilidad de lograr un acuerdo de más de un año Riera afirma que "la esperanza es lo último que se pierde" pero reconoce que "por la experiencia, desgraciadamente no sé si seremos capaces de no enquistarnos y avanzar".
Hay que tener en cuenta que el último convenio, el de 2022, se firmó in extremis una semana antes de que finalizara el año y logró un incremento salarial del 4% tras meses de negociaciones, tensiones e incluso protestas sindicales. Ahora, parece que patronal y sindicatos buscan acelerar la negociación con hasta 4 reuniones justo antes del período vacacional de agosto. Está por ver si las partes logran aparcar sus diferencias y lograr un acuerdo que de estabilidad a los cerca de 16.000 trabajadores del sector.