CASTELLÓ. El bulevar Blasco Ibáñez de Castelló sufre una ostensible transformación más de 20 años después de su inauguración. A partir de la próxima semana los vehículos ya no podrán atravesar los tres cruces intermedios. El Ayuntamiento cierra las intersecciones ante las quejas de los residentes por la velocidad de los automóviles y la siniestralidad. Sin embargo, el principal objetivo de la medida estriba en incrementar el protagonismo del peatón, de manera que tenga la posibilidad de pasear tranquilamente a lo largo de la avenida sin tener que estar pendiente de la circulación.
La primera confluencia que permanece cerrada al tráfico corresponde a la que se localiza más próxima al Auditorio. Desde hace días resulta imposible el tránsito de turismos, camiones o autobuses al haberse obstruido con bolardos retráctiles, los mismos que se colocarán en los próximos días en los dos otras dos bifurcaciones, la situada en el solar de Taxida y la que se encuentra en el otro extremo de la Piscina Provincial.
Como explica el concejal de Movilidad, Jorge Ribes, se trata de una solución "blanda", pero que pretende consolidarse en el tiempo. En efecto, algo similar a la que se puso en práctica en Capuchinos. No obstante, existe una ligera diferencia. La pretensión del equipo de gobierno pasa por sustituir a la larga los pilares por acerca, ampliando también el jardín de palmeras y cespitosas. Al tratarse de una obra importante, parece difícil que esa idea se vaya a ejecutar a medio plazo, teniendo en cuenta que requiere consignación presupuestaria.
Con la anulación de las tres intersecciones, los vehículos solo podrán acceder a la otra parte del bulevar a través de la rotonda ubicada entre la Ciudad de la Justicia y el Patronato de Deportes y por los extremos. "Creemos que la medida tendrá buena aceptación entre los vecinos, porque el uso prioritario debe ser para los peatones", asegura el edil.
Un proyecto pionera que baraja el Ayuntamiento para adornar los pasos peatonalizados con bolardos consiste en lo que se conoce como urbanismo táctico. No es más que colocar figuras en el suelo, como juego de niños o círculos de colores, para que el propio peatón asuma que "ha ganado espacio frente al automóvil". Del mismo modo, se plantea colocar más bancos, si bien "todavía falta concretar las zonas", matiza el regidor de Movilidad.
El bulevar Blasco Ibáñez tiene más de un kilómetro de longitud y soporta bastante circulación pese a tratarse de un área residencial de Castelló. Además de zona de paso para acceder al centro (plaza María Agustina) desde el anillo de circunvalación, la actividad de los juzgados genera un importante volumen de tráfico entre semana.
Por otro lado, no siempre se respeta el límite de velocidad, por lo que son frecuentes los accidentes, especialmente en la franja del Auditorio. Sin ir más lejos, en el cruce que actualmente se encuentra ya sellado un turismo volcó en julio de este año. Otro se empotró contra una de las urbanizaciones en 2020. De ahí las quejas vecinales, solicitando la intervención del Ayuntamiento, que no solo procede al cerramiento de las intersecciones, sino que también contempla la instalación de pasos elevados. En concreto, se construirá uno en el cruce de la Piscina Provincial y el bar Gumbau.
El espacio comercial más emblemático de Castelló sopla las velas de sus tres cuartos de siglo desde aquel 21 de diciembre de 1949 en que fue bendecido por el arcipreste Balaguer. Ahora afronta su más importante remodelación, que desde enero de 2026 obligará a un traslado temporal de sus puestos a una carpa en la plaza Santa Clara
