CASTELLÓ. El sector pesquero castellonense se debate acerca de las medidas a adoptar en relación con la crisis sanitaria abierta. El objetivo es evitar el paro total y los expedientes de regulación temporal de empleo que de ello se derivarían, tremendamente graves para una actividad en que los sueldos de los marineros fluctúan en función de las capturas y que son escasos en muchas ocasiones.
Para tratar de esclarecer la situación, no ayuda la "incertidumbre" que se deriva de la actividad de los gobernantes, señala el patrón mayor de la Cofradía de Pescadores Sant Pere, del Grau de Castelló, Manuel Peña. Y es que en el sector están a la espera de que la reunión prevista para este martes en el Ministerio permita clarificar si tendrán alguna ayuda con la que paliar un probable paro.
No en vano, en el territorio castellonense han sido varios los armadores que ya decidieron, este lunes, dejar atracadas sus barcas en los muelles. Así, por ejemplo, en el puerto de Castelló decidieron quedarse en tierra cinco barcas de cerco y dos de arrastre; en Peñíscola no salió a faenar ni una sola nave; en Benicarló también se mostraron divididos, como en el Grau; mientras en Vinaròs salieron todas. Esta diversidad de situaciones también se repite a lo largo de la Comunitat: en Cullera por ejemplo, también hubo diferentes posturas, y en València, por el contrario, nadie se hizo a la mar.
De momento, en los puertos en que todavía se faena, ya se aplican medidas preventivas, como la restricción de paso a los muelles y a las lonjas al personal que no es estrictamente necesario. Pero esto es más complicado en las barcas. Y es que el tamaño de las naves de la flota autonómica hace prácticamente imposible que se puedan guardar las distancias de seguridad.
Además, en el Grau ya han sido varios los compradores que han anunciado que a partir de este martes no acudirán a la lonja para participar en la subasta de pescado. Otros, por el contrario sí lo harán. Ante esta indefinición, las instrucciones de la Administración son imprescindibles, destacan en el sector, donde ya temen que no podrán escapar a la aplicación de numerosos ERTE.