CASTELLÓ. El panorama político castellonense, fuera de las grandes localidades, sufre pocos cambios respecto a los anteriores comicios. La sorpresa más grande se ha producido, sin duda, en Morella, donde el PSPV-PSOE ha sufrido un descalabro y podría perder, 32 años después, su bastión más histórico, donde hasta ahora ha gobernado con mayoría absoluta durante todos estos años. Pese a alzarse con la victoria, los cinco concejales de Rhamsés Ripollés no son suficientes para formar gobierno y deberá negociar con Independents per Morella, que ha logrado cinco regidores. No mejora el PP, que cosecha de nuevo una decepción ya que repite resultados con solo dos ediles, aunque podría tener la llave para la gobernabilidad en la localidad.
El Partido Popular también calca, prácticamente, las cifras de 2019 en Segorbe, aunque en la capital del Alto Palancia esto sirve a Mari Carmen Climent para seguir gobernando con mayoría absoluta. En este municipio el PSPV reedita los cuatro concejales y Segorbe Participa suma uno y con dos complementa la composición municipal. La suma de ambos no alcanza la mayoría y, así, el PP seguirá gobernando en la localidad.
En Vall d'Alba, la presidenta de los populares en la provincia, Marta Barrachina, arrasa y tendrá plena libertad para gobernar, ya que agrupa a once de los trece ediles de la localidad. Solo el PSPV, con dos ediles, estará en una oposición de la que desaparece Ciudadanos, que hasta ahora tenía con edil.
En Moncofa, el PP revalida la mayoría absoluta que ya consiguió en el 2019 y atesora un poder incontestable. A Wences Alós le acompañarán otros seis concejales y el que pierde pasa a manos de Vox, que irrumpe en el panorama político local. Francisco Cueco mantiene los tres ediles del PSPV-PSOE, mientras Compromís per Moncofa recupera uno de los concejales perdido hace cuatro años y Unides Podem queda fuera de la nueva corporación municipal.