CASTELLÓ. El sector vinícola de Castellón acaba de iniciar la vendimia con "una previsión muy mala" por la falta de lluvias. La sequía ha hecho estragos en la vid provincial y la Indicación Geográfica Protegida (IGP) de Vinos de Castellón prevé una pérdida de la mitad de la producción de sus bodegas.
"En un año normal alcanzamos los 650.000 litros de vino, y en la actual campaña no llegaremos a la mitad por la sequía", afirma el presidente de la IGP de Castellón, Juan Carlos Pavía. "La ausencia de lluvia hace que la planta priorice más su supervivencia que la producción de uva", explica
La IGP está integrada por 14 bodegas situadas en las zonas del Alto Palancia-Alto Mijares, Sant Mateu y Les Useres-Vilafamés, que producen cerca de 300 hectáreas de uva.
La cuestión es que la solución para mejorar la cosecha pasa por un regreso de las precipitaciones, no hay más, según la IGP. Y los últimos datos de la Conselleria de Agricultura, referentes al mes de de julio, advertían que viñedos situados en las zonas más interiores y altas de la provincia presentaban "graves deficiencias de desarrollo, sin frutos e incluso algunas cepas muertas por la sequía". Entonces estimaba una pérdida de cosecha entre el 20 y el 40% según zonas.
Las bodegas de la IGP ya ascienden los daños al 50% y este porcentaje es general en las zonas productoras, afirman. En momentos clave del cultivo, como en el mes de mayo, la escasez de lluvia condicionó el desarrollo vegetativo de cepas, añaden los estudios de seguimiento de la Conselleria de Agricultura.
En este sentido, la Unió Llauradora ha advertido de la cosecha "más baja de uva de vinificación en la Comunitat Valenciana de los últimos 30 años, situándose una estimación de una pérdida de producción en hectáreas de un 27%".
No obstante, esta drástica caída de la producción no tiene que tener una traslación similar en la facturación en las bodegas, ya que la IGP prevé una cosecha de más calidad que puede comportar un aumento de precios si acompaña la demanda.
Sea como fuere, los efectos de la prolongada sequía frenan el crecimiento productor de una provincia que desde 2003, año de nacimiento de la IGP, había pegado un salto en cuanto la la actividad vitivinícola. Cabe recordar que la Indicación Geográfica está formada por las bodegas Alcovi, Cooperativa de Viver, Barón d´Alba, Bellmunt Oliver Viticultors, El Mollet vino y cultura, Flors, Les Useres, Mas de Rander, Besalduch Valls & Bellmunt, La Canetana, L´Estanquer, Vizuecos, Vega Palancia y Barranc del Cirers.
Mientras la vid castellonense intenta superar la coyuntura de la sequía ha puesto grandes esperanzas con la aprobación por parte de la Unión Europea de la Denominación de Origen de los Vinos de Castellón. Con esta figura espera reforzar su promoción y proyección de los caldos de la provincia, ya que "siendo IGP no te conoce nadie, no te da visibilidad. La DO es otra cosa, es un salto", destaca el presidente de la Indicación Geográfica.
Así, en julio la IGP envió a la Conselleria de Agricultura el pliego de condiciones para la transición a Denominación de Origen Protegida (DOP). Esta propuesta ha de ser ratificada por la Unión Europea. En 2021, Castellón ya dio un primer paso al aceptar Bruselas su propuesta de modificación de la IGP, que permite ampliar su área de influencia a bodegas del norte de la provincia, de Villahermosa del Río, Benafigos, Benicarló, Peñíscola, Santa Magdalena de Pulpis, Càlig, Sant Jordi y Vinaròs.
El planteamiento de DO propone un incremento de zonas ampradas a más municipios que los actualmente incluidos bajo la IGP; la creación de seis subzonas víticolas: Alto Palancia, Alto Mijares, Maestrat, l'Alcalatén - Plana de L'Arc, Costera y Els Ports; y una diferenciación de variedades tradicionales; así como menciones especiales en el etiquetado.