nueva etapa y nuevo espectáculo

La Troupe Malabo, 20 años dando vida al 'clown': "Preferimos un humor poético que panfletario"

La compañía celebra sus veinte años en el sector dando un giro a su dirección con Sophie, una obra feminista donde la técnica del clown se ejecuta, por primera vez, como un musical con números de ópera. La representación se estrena el 2 de febrero en Betxí

1/02/2019 - 

CASTELLÓN. "Lina morgan era una gran payasa pero la gente la veía como cómica". Ocurre desde hace décadas, la técnica del clown ha ido vinculada históricamente a las narices rojas, esas mimas que encontramos en las bolsas de cotillón en Nochevieja. Sin embargo, más allá del clásico infantil al que nos hemos ido acostumbrando, esta disciplina responde a la de cualquier profesional de las artes escénicas y, por tanto, puede conjugarse de tantas formas como uno mismo quiera. En ello están, en efecto, desde la compañía de Betxí, La Troupe Malabo que, tras veinte años incansables de trabajo, han logrado alcanzar el panorama estatal siendo vistos como un referente en el mundo del payaso. "Por suerte cada vez estamos más desapegados de los clichés, pero todavía hay mucho trabajo por hacer. Quienes vean nuestro espectáculo -si no saben mucho de teatro- pueden pensar que en él no hay nada referente a los clowns, sin embargo está cargado de su comicidad y humor", expone Sergio Chaves, director de la compañía junto a Marisa Ibáñez. 

Entre malabares, zancos, circo y teatro, Chaves empezó a interesarse por el teatro cuando trabajaba en otra de las grandes compañías de la provincia, Scura Splats. Así mismo, su inquietud por la profesión le empujo, más tarde, a crear su propia empresa artística. Un proyecto que compaginó con la investigación de la figura del clown junto a pedagogos tan reconocidos como Jesús Jara, Lluna Albert, Sergio Claramunt, el americano Mose cohen, o el más controvertido Leo Bassi. El betxinense tenía claro, además, que su objetivo era gestar este arte desde su localidad: "No quería irme a hacer castings a Barcelona o a probar el mundillo de la televisión en Madrid porque no tenía ninguna ambición. Quería hacer teatro desde casa". De todos modos, sería cinco años más tarde con la llegada de Marisa Ibáñez, cuando la compañía empezaría propiamente a trazar su andadura. "Venía del teatro de sala, porque en Salamanca el arte de calle no está tan explorado como aquí, de hecho, no existe como tal. Con ello, se me abrió un horizonte totalmente nuevo que ahora es mi forma de crear", manifiesta la artista.

Ambos acostumbran a cargar sus espectáculos de comicidad y, a pesar de que no pueda verse a primera vista, de pinceladas de crítica. "Con Oníricus hablamos de los desahucios pero a través de un circo que ha cerrado; sus trabajadores deben entonces buscarse la vida. Es una forma metafórica y blanca de apelar a toda esa gente que se ha quedado en la calle", explica Ibáñez. ¿Es pues el humor "blando" igual de efectivo para causar concienciación? Para Chaves no cabe duda: "Preferimos un humor poético que panfletario. Creo que debemos hablar de las cosas de una forma elegante y si puede ser desde el amor, porque al final todos somos personas." 

Fotos: ANTONIO PRADAS

Castellón...¿Cuna del teatro de calle?

La profesión artística es un "camino pedregoso", como bien dice Marisa, los años de crisis afectaron incluso a los que creían gozar de estabilidad, como en este caso La Troupe Malabo. "Menos opciones de contratación, bajos caches..." Un panorama como poco desalentador que desde la compañía local han tratado de suplir a base de crear, distribuir y protagonizar ellos mismos las representaciones. "La tendencia a partir de ahora será crear una producción cada dos años, porque ha sido increíble el desgaste", reconoce el intérprete, quien apostilla que no es para nada sencillo tirar adelante tanto trabajo mientras se hace bolos por diferentes festivales y ferias del país. "La idea es tener más ayuda y poder tener, para ello, a alguien que pueda administrarnos el trabajo de oficina. No sabemos cuándo incorporaremos está tercera persona, pero esperemos que en cosa de un año, porque la distribución es la parte más sacrificada y necesaria de todas. Sino, luego no actúas."

No obstante, aunque se suela pensar que Castellón es "tierra de nada", sí lo es para las artes escénicas, especialmente las referidas a la calle: "Tenemos Xarxa Teatre, Scura Splats y Visitants, tres compañías potentes y referentes a nivel estatal. Eso ha logrado que tengamos tantos festivales y espectáculos de calle en esta provincia. Además, en la Comunitat Valenciana cada año surgen nuevas iniciativas. Solo Cataluña y el País Vasco tienen mayor potencia que nosotros", asegura el dramaturgo. En efecto, la semana que viene la capital de la plana acogerá un congreso dedicado a las artes escénicas - el día 5 y 6 de febrero-, con el que profesionales de todo el sector se acercarán para reflexionar sobre su estado de salud y futuro. "Es algo que también está en auge; el asociacionismo y el apoyarse", recalca Marisa Ibáñez. 

"Sophie somos todas"

 

Para soplar las velas de la mejor manera La Troupe Malabo ha preparado una nueva obra de teatro, Sophie, que estrenarán en Betxí el próximo sábado 2 de febrero, a las 19:00 horas. La compañía que ha contado con la dirección de Chaves y la profesional Claudia Zucheratto ha decidido con este veinte aniversario dar un vuelco en sus creaciones. Un cambio de dirección que les ha llevado a combinar la técnica del clown con un musical cargado de sorpresas. Entre ellas, además del habitual teatro gestual, la representación contará con un número lírico interpretado en directo por Silvia Queralt. Y junto a la misma, Jara Franch -quien se estrena por primera vez como actriz- y la propia Marisa Ibáñez; todas darán forma a un show que habla des del humor en femenino. "Sophie somos todas. Representamos a una mujer libre, fuerte, poderosa e inteligente que puede hacer lo que quiera cuando quiera. Y por supuesto, la obra la cocreamos todas y todos", indica la directora de la compañía. 

De hecho otro de los rasgos característicos de La Troupe Malabo es su capacidad por transformar ideas propias en representaciones teatrales. Nunca se sirven pues de textos para hacer funciones. "Partimos de la creación propia y de la creación conjunta porque es muy importante que quienes vayan a defender la obra por diferentes escenarios -esperemos que muchos- sientan que la pieza es también suya, que forma parte de ellos. Sophie debía crecer de forma consensuada", señala Chaves. Así pues, entre todos han logrado dar forma a una representación que no aspira a la carcajada, sino más bien a la "comicidad permeable desde la poesía". Teniendo en consideración también la diferencia que hay entre femenino y feminismo: "Tuvimos que hacer una investigación sobre este tema para hallar el hilo argumentativo que mejor se nos adaptara. Porque si hablamos de femenino, nos referimos a lo delicado, a lo paciente y bello; pero referirse a feminismo es hablar, a grandes rasgos, de igualdad", explica Zucheratto.

No es fácil llenar butacas, quién mejor lo sabe que ellos. Aun así, la compañía quiere continuar de alguna manera con el espíritu de Queen (show must go on) y aunque no saben cómo se verán dentro de otra veintena de años, sí visualizan una profesión en evolución: "Somos muy afortunados de poder vivir de esto, así que hay que tratar de no estancarse porque el público no quiere eso". 

Foto: ANTONIO PRADAS 

next