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Luis Martí: "Si el Estado nos ayuda vamos a salir de esta más fuertes"

28/03/2022 - 

CASTELLÓ. Este lunes se cumplieron dos meses de la elección de Luis Martí Bordera (Xàtiva, 1967) como presidente de la delegación de la Confederación de Empresarios de la Comunitat Valenciana (CEV) en Castellón. Este abogado acumula una larga trayectoria en puestos de representación, sobre todo del sector turístico. No en vano, es presidente de la Confederación de Empresarios Turísticos de la Comunitat Valenciana (CET-CV) y vicepresidente de la patronal castellonense Ashotur y de la Confederación de Hostelería y Turismo de la Comunidad Valenciana (Conhostur). 

Desde estos cargos ha accedido al de presidente de CEV Castellón acompañado de la vitola de buen gestor. Además, como secretario general de Feria Valencia conoce las vicisitudes de otras ramas económicas de la provincia, como la del azulejo, que tan duros momentos atraviesa en la actualidad. Desde su despacho, Martí repasa la actualidad, marcada por la crisis energética y de materias primas que sacude a todas las actividades, para Castellón Plaza.

-Hace justo dos meses de su nombramiento al frente de CEV Castellón, ¿cuáles son sus retos y ambiciones?
-La junta directiva actual y yo como presidente hacemos una apuesta clara por fortalecer CEV Castellón, con absoluta lealtad al proyecto autonómico, pero con identidad propia. También por un posicionamiento claro en la sociedad civil de Castellón, bien sean universidades, organizaciones sociales, partidos políticos,… con una interlocución directa, y no tanto a través de la entidad autonómica; y por supuesto con una cercanía con nuestros sectores y nuestras empresas, que es lo que a nosotros nos da vida: por ejemplo, ahora tenemos que reclamar lo que está pidiendo el transporte, o el azulejo.

Además, queremos generar espacios de debate en la sociedad castellonense y poner en marcha un foro económico en la provincia para hablar de su futuro. Castellón es la provincia con el peso de la industria más alto en el PIB de toda España, pero la opinión pública no lo percibe así; tenemos que analizar ese PIB industrial, de dónde viene, de qué manera está asentado, cómo lo podemos vertebrar... y ver qué sectores van al alza y cuáles en decadencia.

-Del peso de la industria en el PIB siempre se destaca que favorece que no haya tanta volatilidad en el empleo; pero al final aquí también se depende mucho del sector servicios…
-Esto es inevitable. Por mucho peso que tenga la industria -alrededor del 37%, un porcentaje altísimo-, no puede evitar que más del 60% del empleo tenga un carácter temporal, con la agricultura o los servicios; y eso provoca los dientes de sierra en el empleo. Hay algunos sectores que por mucho que quieras van a ser temporales, puedes introducir determinados elementos para que no sea una caída libre, pero siempre habrá oscilaciones. Es verdad que en Castellón, cuando todo ha funcionado bien, hemos tenido una tasa de desempleo de las más bajas de España, y tenemos que reflexionar por qué lo hemos perdido. La pandemia ha demostrado lo estáticos y poco flexibles que somos… y ahora con la guerra de Ucrania, también.

"El problema del transporte o del azulejo no es a raíz de la guerra de Ucrania, esto es absolutamente falso. El problema de los costes en el azulejo es de hace siete u ocho meses, que es desde cuando el clúster cerámico viene alertando"

-¿Cómo se puede preparar el azulejo o el transporte para un problema como el actual?
-El problema del transporte o del azulejo no es a raíz de la guerra de Ucrania, esto es absolutamente falso. El problema de los costes en el azulejo es de hace siete u ocho meses, que es desde cuando el clúster cerámico viene alertando de la subida constante. Es ahora cuando ha reventado, pero lo que habría que haber hecho es actuar cuando se comenzó a alertar del problema. De la noche a la mañana no ha subido el gasóleo, el gas, el CO2,… Cuando estalló la guerra, el coste energético era altísimo, prácticamente incompatible con la rentabilidad de las empresas. Había problemas estructurales que no se habían abordado en el tiempo.

-Estas medidas las debe adoptar el Gobierno… pero también la Comisión Europea, ¿cuáles son?
-Las primeras medidas deberían haber sido de tipo impositivo, bajar los impuestos e intervenir el mercado. Lo tendrían que haber hecho para que esta escalada de precios no llegara al nivel actual. En enero de 2021 la electricidad se pagaba a 69,27 euros el megavatio hora y en enero de este año a 215; pero es que el gas ha pasado de 28,33 en enero de 2021 y el 9 de marzo de este año estaba a 200; el CO2 la media anual de 2020 era de 24,75 y la media de febrero es de 90; el petróleo estaba a 45 euros en enero de 2021 y ahora a 121... Todos estos datos no tienen que ver con la guerra de Ucrania, son anteriores.

-¿Las medidas impositivas son efectivas o tienen un alcance limitado? Lo digo porque las patronales sectoriales han pedido reiteradas veces intervenir en la formación de los precios…
-El comité ejecutivo de la CEV validó estas medidas. Hay una guerra convencional en Ucrania que impacta a toda Europa. Ante situaciones excepcionales, se adoptan medidas excepcionales. Cuando hablamos de intervenir los precios o el mercado, no estamos hablando para siempre y porque sí. Son medidas excepcionales, como cuando llegó la pandemia adoptamos el confinamiento; o la intervención de precio de las mascarillas, aunque fuimos los últimos; también de los test de antígenos… Como con la contratación pública extraordinaria, o los ERTE, son situaciones excepcionales; y la que está ocurriendo ahora también lo es.

-En el asunto del gas, aproximadamente el 40% del que España consumió el año pasado provenía de Argelia, y solo alrededor de un 10% de Europa; en teoría el impacto no debería ser tan grande en la formación de los precios…
-Lo tiene, porque en una economía tan globalizada, si cierras un mercado, el resto sube sus precios.

"si no se resuelve, habrá expedientes de regulación de empleo, paradas de hornos cerámicos; y en función de la duración y la intensidad de la crisis, viviremos cierres de empresas o no" 

-En esta situación y como presidente de CEV Castellón, ¿ahora mismo puede hacer una lectura a largo plazo?
-Si superamos estos envites de la pandemia y la guerra, si el Estado nos ayuda, vamos a salir más fuertes; y así lo trasladaron todos los sectores en la última junta directiva de Castellón. Si se actúa así, a la economía de Castellón le auguro un buen pronóstico en su conjunto; si no se resuelve, habrá expedientes de regulación de empleo, paradas de hornos cerámicos; y en función de la duración y la intensidad de la crisis, viviremos cierres de empresas o no. En la pandemia ya lo vivimos en la hostelería. En general, ningún sector en Castellón tiene problemas de demanda, incluso el azulejo tiene más pedidos que nunca, el problema está en que tiene que producir a unos costes que no puede soportar.

De la pandemia nos hemos olvidado muy pronto; no desde el punto de vista médico, que me parece muy bien gripalizar el virus; pero sí desde el punto de vista económico, en el que ha provocado problemas estructurales. Por ejemplo, antes de la pandemia había en España dos millones de personas en situación de pobreza severa, es decir que no podían atender sus necesidades básicas; y ahora hemos pasado a tres millones. Ese es un problema de primer orden que hay que abordar, porque ese millón de personas, aparte de que estén en esa situación terrible, están excluidas del mercado. Y eso no ha pasado en ningún otro país de Europa, es más, en Francia y Alemania se ha reducido el número. Durante la pandemia se han extinguido 50.000 empresas; ha habido 41.000 desahucios; 4.000 suicidios; ciento y pico mil muertos; un gasto per cápita de 3.800 euros para paliar su afección… ha tenido unas consecuencias gravísimas. Han llegado fondos europeos y créditos ICO, pero habrá que devolverlos. El Estado se ha endeudado muchísimo, y esto, por ejemplo, está provocando en parte la elevada inflación. Y todo esto no tiene que ver con la guerra de Ucrania, tiene que ver con la pandemia, y no podemos pasar página.

-Uno de los sectores más afectados por la pandemia fue el turístico. El año pasado se esperaba que fuera mejor de lo que finalmente fue. ¿Para este qué previsiones manejan?
-Para 2022 las previsiones de enero eran francamente buenas, con cifras similares a las de 2019; pero en marzo ha cambiado todo y ahora mismo hay una incertidumbre brutal. Esto sí tiene que ver con la guerra de Ucrania, que va a hacer que los desplazamientos se resientan. La subida de costes de los combustibles reducirá los vuelos y los viajes en coche, ahora llenar el depósito es casi un 30% más caro que antes. Los mercados se han contraído. Además, una guerra provoca miedo y el miedo no viaja. Y hay otro efecto: cuando no puedes planificar las vacaciones con antelación la oferta se pone nerviosa, y ante eso tira el precio.

-¿Esto puede dar la puntilla a algunas empresas en Castellón?
-Absolutamente. Si tienes un IPC del 7,8% y los precios de los hoteles no van a subir de la misma manera. Además, la demanda se está ralentizando, alejándose de las expectativas de enero, cuando se esperaba volver a las cifras de 2022; y eso ya te digo que no va a ocurrir. Por lo tanto, la recuperación plena del sector la porfiamos al año 2023.

"El turismo vive una incertidumbre brutal por la guerra y otros sectores, como la agricultura, tienen problemas que vienen de lejos"

-Respecto a otros sectores, ¿qué es lo que más preocupa?
-La agricultura, que se ha manifestado recientemente, está en una situación insostenible. Con los costes que tiene, los precios a los que se les está pagando hacen inviable su actividad. Castellón no se puede permitir el lujo de que desaparezca, hay que implementar medidas. Es un problema que viene de lejos y más complejo que el azulejo. La construcción tiene cada vez menos suelo disponible y tiene más carga impositiva. 

Necesitamos que funcionen varios sectores, tiene que haber un mix. El problema es que ahora mismo hay un frontón delante con la guerra de Ucrania, los efectos de la pandemia, el IPC desbocado, problemas estructurales… si conseguimos derribar el frontón, somos optimistas respecto al futuro de Castellón. Pero hablar del futuro a largo plazo cuando hay empresas que no pueden pagar la energía…

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