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La valenciana presenta este 13 de junio en Castelló su última novela, 'Lienzo de sangre'

María Villamayor: "Mi vocación incondicional estaba escondida, nunca había pensado en escribir"

13/06/2024 - 

CASTELLÓ. María Villamayor (Valencia, 1963) nunca pensó en ser escritora hasta pasados los 40 años. Por eso sorprende que ahora, recién cumplidos los 60, la autora valenciana publique la que ya es su quinta novela, "Lienzo de sangre", la primera de la mano de la editorial Planeta. A lo largo de sus 584 páginas retoma la historia de las hermanas Sara y Alejandra Ferrer, que tuvo su origen en el exitoso "Las doce llaves" de 2012 y que alcanza ya su tercera entrega cuatro años después de la publicación de "Huellas de plomo" en 2020. 

La novela lleva poco más de un mes en circulación, pero la autora ya ha recibido críticas muy positivas por parte de sus lectores, algo que le llena de una “satisfacción personal indescriptible”. Unos lectores que tendrán la oportunidad de acercarse a María el próximo jueves 13 de junio a las 19:00 en la presentación de "Lienzo de sangre" en El Corte Inglés de Castellón. Días antes, la escritora atiende a Castellón Plaza para charlar sobre su nuevo libro y su trayectoria. 

- Tercera aventura de las hermanas Sara y Alejandra Ferrer tras "Las doce llaves" y “Huellas de plomo”. ¿Por qué ha elegido continuar con estos mismos personajes? ¿Esto ha hecho que la escritura sea más fácil, o todo lo contrario?

La saga nace con "Las doce llaves", luego continúa con "Huellas de plomo" y esta es la tercera parte. Aunque los personajes llevan cierta trayectoria, los lectores podrían empezar por leer "Lienzo de sangre", y luego les incitaría a leer las anteriores para saber el porqué de algunas cosas. En las dos anteriores han quedado algunos flecos sueltos, uno de ellos la venganza, y en "Lienzo de sangre" las protagonistas tienen que culminar esa asignatura pendiente. 

Cuando escribí "Las doce llaves", en mi mente no estaba hacer una segunda parte, y en "Huellas de Plomo" me costó mucho retomar esos personajes que ya estaban muy manidos, me costó mucho dominarlos. Sin embargo, en esta tercera parte me ha resultado muy fácil, quizá porque tenía muy claro el objetivo de las protagonistas. 

- ¿De dónde surge este interés por el arte? 

El arte era imprescindible en esta novela porque la venganza se va a inclinar hacia uno de los personajes importantes, que es Augusto Fonfría. Este señor es un importante y poderoso coleccionista de arte, frío, calculador. Había que crear una especie de atmósfera para que el propio lector se involucrara con este mundo.

Antes de escribir la novela desconocía bastante el tema del arte, aunque me gustaba visitar museos y algún que otro artista en particular. Investigando para la novela he descubierto muchas cosas y ahora puedo decir que me apasiona más que antes. 

- ¿El personaje de Augusto Fonfría sirve para criticar a ese perfil de coleccionistas codiciosos y corruptos?

Se podría interpretar como una crítica. Realmente sí que es verdad que habrá más de uno en esa situación, con mucho poder. Sí, podríamos decir que es como una crítica, aunque no era mi intención. Mi intención era plasmar ese personaje que estaba pendiente y que en esta novela es en la que más se desarrolla. Podría ser una crítica para más de uno…

- ¿Piensa en alguien en concreto?

No, no digo nombres (ríe).

- ¿Por qué ha elegido dividir el libro en 100 capítulos tan cortos? Lo cierto es que parece que ayuda a mantener al lector enganchado. 

La intención es que los capítulos terminen de forma que el lector sienta la necesidad imperiosa de continuar. Son capítulos muy cortos pero con lo esencial para que el lector siga la trama con interés. Como lectora, los capítulos muy largos a veces me han resultado pesados. 

- Para escribir "Lienzo de sangre" se levantaba a las 3 o 4 de la mañana. ¿Es la primera novela en la que escribe con este horario tan peculiar? 

Sí, con los libros anteriores siempre escribía de noche. Me acostaba muy muy tarde, pero trabajaba en el mundo de la óptica y tenía que madrugar para irme a trabajar. Ahora me dedico a otras cosas y no tengo que madrugar. 

Con esta novela, por una serie de circunstancias, por el día no podía dedicarle el tiempo que necesitaba, entonces me levantaba a las 3 o las 4 de la mañana porque en ese intervalo hasta las 9 había un silencio absoluto que me encanta. 

- En este último libro, como en los anteriores, se mencionan multitud de lugares emblemáticos de Valencia, donde ocurre toda la historia. ¿Sus libros le hacen en parte embajadora de la ciudad?

Yo no me calificaría como embajadora, pero sí que es cierto que es una satisfacción personal. He dedicado muchas horas de estudio a la ciudad de Valencia y ahora hay lectores que me dicen que después de leer mis novelas ven la ciudad con otros ojos. Es un orgullo dar a conocer lugares por los que estamos pasando continuamente y que realmente desconocemos lo que significan. 

- Empezó a escribir porque quería plasmar las historias que le contaba su abuela sobre su pueblo, sobre la Guerra Civil…  Su primera novela, por tanto, fue “El embrujo de la Alhambra”, escrita en 2004 y publicada en 2006. ¿Qué le hizo lanzarse a escribir esas historias tantos años después?

Mis raíces son manchegas. Yo soy valenciana, pero mis padres, mis abuelos y toda mi familia es de un pequeñito pueblo de Ciudad Real que se llama Alhambra, y de ahí nació mi primera novela. 

Mi abuela siempre me contaba historias de allí, siempre eran las mismas una y otra vez, pero me gustaba escucharlas. Un día me dije: “yo tengo que escribir una historia de todo esto”. No es la historia de mi abuela, pero sí son las cosas que me contaba de cómo se vivía en aquella época. 

En ese momento yo no sabía que iba a escribir más novelas. De hecho, el tema se quedó un poco aparcado hasta el 2012, cuando se publicó "Las doce llaves". Al escribir la primera novela fue cuando encontré mi vocación incondicional, que estaba escondida. En absoluto tenía en mente escribir, no había escrito nunca ni estaba en mi mente. 

Mi marido, cuando leyó la primera novela, me dijo que tenía que gustar porque no estaba escrita con la cabeza, sino con el corazón. Fue realmente él quien me impulsó a publicarla, yo la habría guardado en un cajón. 

- ¿Qué relación tiene con sus lectores? ¿Qué siente cuando le transmiten que le gustan sus novelas?

Me encanta, creo que esa es la recompensa a todo el trabajo. Fíjate, ahora la novela lleva un mes escaso en el mercado y ya he recibido muchas reseñas y comentarios. Es una satisfacción personal indescriptible, es muy bonita. Y más ahora que acabamos de pasar la feria del libro de Valencia, que me encanta porque tengo contacto directo con ellos. 

- Ya está hilvanando la trama de su siguiente novela y perfilando los personajes. 

Está todo en mi cabeza de momento. Sí que tengo un perfil de personajes y una trama, que en principio va a ser diferente a la saga de "Las doce llaves". Ahora hay que dejar a las hermanas Ferrer descansar un poco. 

-  ¿Ve rasgos de sus escritores favoritos en sus propias novelas?

Creo que cada uno tiene su sello particular, pero sí que es cierto que por ejemplo, el hecho de que en "Las doce llaves" haya una serie de búsquedas, de acertijos, con una ciudad de por medio, me recuerda a "El Código Da Vinci" de Dan Brown. 

- Es su primer libro con la editorial Planeta. ¿Qué supone trabajar con una Editorial tan grande?

Hasta ahora sólo había trabajado en editoriales pequeñas, cuyas limitaciones son evidentes. En tema de publicación, publicidad, entrevistas… evidentemente no se puede comparar. A la mayoría de los autores les gustaría trabajar con una editorial de este nivel. Es un salto que es una oportunidad, porque hay autores muy buenos que no la tienen. 

- Cuando publicó "Las doce llaves", dijo que Sara y Alejandra tenían una parte de usted. Después de 12 años, ¿Cómo ha evolucionado eso?

En todas mis novelas las protagonistas tienen alguna pincelada personal, yo creo que a muchos autores les sucede. En todas hay una persona joven y una mayor. Yo creo que me veo identificada en las dos partes: en la juvenil por la energía y la vitalidad y en la otra por la sensatez y la madurez. Las dos unidas creo que hacen una buena propuesta.

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