CASTELLÓ. La formalización de ocho alegaciones condiciona la eliminación de la Zona Acústicamente Saturada (ZAS) en las tascas de Castelló antes de finalizar 2022. Aunque no se trata de una cantidad excesiva, la complejidad jurídica de determinadas reclamaciones pone en riesgo la hoja de ruta marcada por el Acord de Fadrell. El ejecutivo municipal pretende elevar al pleno la resolución de los recursos en diciembre, como tarde. Sin embargo, fuentes municipales señalan que en estos momentos no hay una fecha definida.
Tanto los empresarios de los locales situados en la calle Barracas como la plataforma Sense Soroll y varios vecinos de la zona muestran sus reservas (o se oponen) con matices al acuerdo de la Junta de Gobierno Local de eliminar la ZAS. Los hosteleros están de acuerdo, pero siempre y cuando las medidas correctoras resulten menos restrictivas. Por un lado, consideran que prohibir el consumo de alcohol en vía pública a partir de las 22.00 horas supone un perjuicio económico, por lo que proponen modificar la limitación y establecerla en las 23.00 horas. Por otro, plantean una excepcionalidad en la denegación de nuevas licencias de actividad, de manera que se posibiliten aquellas que hagan referencia a la mejora o ampliación de los locales existentes.
Para justificar legalmente que sus sugerencias son asumibles por el Ayuntamiento, los hosteleros se apoyan en distintas normativas de ámbito local, autonómico y estatal en relación a la salud pública o a la contaminación acústica. Al respecto, aluden que a finales de 2021 (en concreto, el 29 de diciembre), la Ley de acompañamiento modificó el contenido del precepto que afecta a la protección contra el ruido. Más concretamente, a lo que se entiende por 'día' y 'noche' en espacios públicos tradicionales de municipios de 150.000 a 200.000 habitantes, como es el caso de las tascas. Según el retocado texto, se entiende por horario diurno hasta las 23.00 horas.
En cuanto a las alegaciones de Sense Soroll y los residentes, directamente rechazan el levantamiento de la ZAS. La plataforma recuerda que en 2010 ya obligó al equipo de gobierno de entonces (PP) a cambiar el marco legal del área comprendida entre Santa Clara, Mayor, Vera, Barracas e Isaac Peral tras presentar una denuncia ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV).
Asimismo, el colectivo advierte que en septiembre de 2019 el máximo órgano judicial autonómico le volvió a dar la razón en su pulso con el consistorio sobre las condiciones para beber en la calle. El Fadrell tuvo que rectificar in extremis la ordenanza de Convivencia Ciudadana para garantizar, mediante lo que se conoce como velador, el consumo de alcohol en el exterior.
La posibilidad de que los recursos prosperen parece difícil en vista de lo que decreta la normativa de contaminación acústica. Más allá de que la monitorización realizada durante un año acredite que los decibelios están por debajo de lo que se considera como Zona Acústicamente Saturada, la eliminación de la ZAS obliga a implantar medidas correctoras. Las más relevantes corresponden a la reducción del horario (hasta las 22.00 horas) y a la prohibición de nuevas licencias.
La implantación de tales acciones busca evitar que se reproduzcan las circunstancias que derivaron en la ZAS. Así lo señala la ley autonómica que, en el apartado de vigencia, precisa que en el caso de cese "[...] se incluirá un programa de actuaciones contenido en el artículo 23". Dicho artículo se refiere a los planes sonoros de ámbito local, que deben incorporar distintas actuaciones, entre ellas "la minimización de la producción y transmisión de ruidos, sistemas de control y cualesquiera otras que se consideren adecuadas para reducir los niveles acústicos".