CASTELLÓ. El Ayuntamiento de Castelló activará a principios de 2021 las cámaras de videovigilancia en el centro para regular el paso de los vehículos. Esa es la previsión que maneja la concejalía de Movilidad Sostenible tras haber arrancado la fase de pruebas del sistema de software y hardware, el paso previo a poner en marcha el nuevo servicio, en sustitución de los tradicionales bolardos.
En las últimas semanas, además de retirarse los pivotes retráctiles, se han ido colocando los dispositivos filmadores. En total, se han instalado 21 en las principales calles del casco antiguo, como Mayor, Enmedio o Gobernador. La inmensa mayoría vigilará las salidas (14), pero también habrá otros (seis) que leerán las matrículas a la entrada, mientras que solo uno de los aparatos habilitados tendrá la doble función.
Ese registro no solo facilitará la comprobación en tiempo real sobre la licitud de los conductores que accedan al centro. También permitirá imponer sanciones en el caso de que los infractores carezcan de autorización para transitar en una vía restringida. No obstante, antes de entrar en funcionamiento la monitorización, el consistorio realizará una campaña informativa con el propósito de explicar sus principales características.
De hecho, se incidirá esta cuestión para evitar polémicas, ya que parece que se ha normalizado el tráfago de automóviles por las principales arterias de la ciudad por estar inactivos los pivotes retráctiles, cuando en realidad esa permisividad de los últimos meses obedece más a una renovación y cambio del programa de control, que ha representado un desembolso de 418.000 euros.
Para el Ayuntamiento, la eliminación del elemento físico supondrá un gran beneficio. Al margen del visual, se reducirá el coste por mantenimiento a consecuencia de accidentes ocasionales. Los más habituales, siniestros por elevación de los postes, aunque también colisiones por despiste o un exceso de confianza al volante.
Hasta este verano, cuando se decidió inutilizar los soportes hidráulicos, el centro de Castelló contaba con más de 19, que contribuían a regularizar la peatonalización de las calles más concurridas. Solo las personas con permiso podían acceder. En algunos casos lo hacían con tarjetas al tratarse de residentes. En otros, simplemente pulsaban los interfonos para comunicar su visado.
La utilización del sistema de videovigilancia funciona con bastante acierto en otras ciudades españolas desde hace años. Por un lado, mitiga el tránsito, ya que se produce un mayor control de entrada y salida. Por otro, mejora la estética al suprimir objetos de la vía pública, que además dificultan el movimiento de viandantes.