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HACE 35 AÑOS EL SECTOR TAMPOCO LO TENÍA nada FÁCIL

Fundido a negro de un sector: cuando Castelló perdió cuatro salas de cine en un día

27/03/2020 - 

CASTELLÓ. "Nos hemos quedado hasta sin tornillos", le decía hace 35 años Tomas Melia, jefe de cabina del cine Saboya de Castelló, al periódico Mediterráneo en una entrevista publicada el 26 de marzo de 1985. Sus palabras llegaban tras el cierre simultáneo de hasta cuatro salas que ocupaban por entonces la capital de la Plana: el Goya, Astoria, Avenida y también el Saboya. Este apagón de pantallas se debía por entonces a las pérdidas económicas que les había ocasionado la llegada del 'mini-cine'. La televisión y el vídeo, por su facilidad de introducirse progresivamente en los hogares, les robó muchas miradas y algo más importante, la costumbre de ir al cine. En efecto, este bajón de persianas en equipo hablaba de un problema que no se correspondía a la elevada competencia, sino a un cambio en el ocio y en la forma de enfrentarse a él. Así, nada pudo frenar que con el tiempo el centro quedará desangelado perdiendo todos sus cines. El Royal, Rialto, Condal, Casalta, Azul o Rex también tuvieron que cerrar. La oferta se trasladó sin más a la periferia, donde acabó con los años rendida a los grandes centros comerciales. Su situación, sin embargo, no volvió a ser la que fue. ¿Y ahora qué?, se preguntaban en aquellos días. 

Con la crisis del coronavirus este sentimiento de "hecatombe" está volviendo a impregnar cada pequeño sector de la industria cultural. Museos, teatros, artistas, fotógrafos, actrices, cantantes u organizadores de festivales. No existe prácticamente ningún campo o profesional que no pida un "plan de choque" para mitigar los efectos inmediatos que puede suponer la parálisis de su actividad. En Hollywood, hasta la fecha, se habla de pérdidas de 20.000 millones de dólares y en Cataluña el 90% de cines presentará un ERTE pasa asegurar el futuro de sus trabajadores ante una situación "demoledora y de incertidumbre", como ha explicado el presidente del Gremi de Cines de Catalunya, Camilo Tarrazón. Y es que todavía no se sabe si en verano podrán estar las salas abiertas o si en caso de hacerlo podrán albergar el total de su aforo. Ni tampoco se sabe qué ocurrirá con los festivales de cine, que tanta vida aportan al sector, o qué ocurrirá con el calendario de estrenos que se había programado.  

En su caso, Castellón que tan solo tiene diez salas en toda la provincia no podrá ocasionarle grandes pérdidas al tejido cinematográfico estatal, como si podría hacerlo la Comunitat Valenciana, ya que en su conjunto concentra 438 pantallas activas y en 2018 alcanzó los 65 millones de euros de recaudación. Sin embargo, esta crisis sí podría robarle a Castelló una oportunidad de oro para volver a dotar de cine el centro de la ciudad. Mientras el público cinéfilo más exigente espera con ganas ese ansiado cine que el Ayuntamiento de Castelló promete empezar a materializar en esta legislatura; un cine público que programará ciclos de género clásico así como las películas taquilleras de años anteriores, en versión original y en valenciano. Esta idea, como muchas otras, podría quedar ahora más que nunca encallada en los despachos corporativos. "La crisis sanitaria está suponiendo un golpe que también está siendo especialmente grave para la ciudad de Castelló, que no podrá celebrar algunos eventos programados", afirmaba este martes la regidora de Cultura, Verònica Ruiz, quien se dirigía con estas palabras al gobierno para pedir la suspensión temporal del IVA cultural y así coger un poco de aliento. "Es de justicia que lo hagan porque el acceso a la cultura también es un bien de primera necesidad. Se necesitan políticas culturales para tiempos excepcionales", aseveraba la edil. 

Castelló, como el resto de ciudades, necesitará un "plan de choque" que ayude a paliar todos los daños ocasionados por la crisis. Unas semanas que probablemente dejarán en punto muerto más de un proyecto cultural. Por su parte el sector privado se mantiene en silencio a la espera de ver cuándo podrán retomar la normalidad. Ni la cadena Cinesa en la Salera, Neocine en el Grau y Ocine en Estepark han vuelto a pronunciarse desde que anunciaran el cierre de sus puertas a principios de mes. "Renovarse o morir", decía hace más de tres décadas el periodista Albert Vicent en su artículo. Habrá que intentarlo de nuevo. 


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