CASTELLÓ (EP). Las diputadas de Patrimonio, María Jiménez, y Cultura, Ruth Sanz, han desvelado este miércoles la aparición de las piezas de un mural cerámico que la Diputación compró al artista Juan Ripollés hace 21 años por un montante total de 23,2 millones de pesetas -unos 140.000 euros- y que estaban totalmente abandonadas en uno de los espacios del cocherón provincial de la Diputación de Castellón.
Son en total 106 palets envueltos en polvo, con 66.000 cuadrículas y 8.000 piezas cerámicas en su interior, que forman parte de un macromural de 29 metros de altura y 13,5 metros de ancho que la institución compró el año 2000 al reconocido artista para su colocación como obra emblemática provincial en la fachada de un edificio que da al patio del Espai Cultural Obert Les Aulas, en la plaza que lleva el mismo nombre en la ciudad de Castelló.
Esta estructura finalmente no se ubicó en la mencionada pared por la oposición de los vecinos, que se vieron sorprendidos por las dimensiones y el peso, que nada tenían que ver con lo que en un principio se les había comunicado, según ha informado la Diputación en un comunicado.
Se trata del 'Canto a Castellón y sus pueblos', que la Diputación adquirió por 23,2 millones de pesetas, después del ofrecimiento por escrito realizado por la firma Artemas al equipo de gobierno presidido por Carlos Fabra, en el que textualmente se decía que era un mural "para completar la colección artística de la Diputación, que carece de obras que, como la presente, es factible de ser instalada en un exterior, lo que puede permitir a la Diputación Provincial ofrecer a los castellonenses la posibilidad, en el caso de que así se haga, de disfrutar de un espacio sugerente, pleno de goce vital, al aire libre".
La diputada de Patrimonio, María Jiménez, ha explicado que, después de los 21 años transcurridos desde la adquisición del mural, se está ante unos hechos que "son responsabilidad del equipo de gobierno del Partido Popular liderado por Carlos Fabra, pero también del equipo de gobierno de Javier Moliner, del que formaban parte personas como Vicent Sales y Susana Marqués, que en la actualidad siguen siendo diputados provinciales".
Jiménez fundamenta esta aseveración en la circunstancia de que el director del Museo de Belles Artes envió en 2013 un documento al negociado de Patrimonio, dando cuenta de que el mural había sido inscrito con el registro del citado museo, "pero pese a ello al equipo de gobierno de Javier Moliner parece que no le picó la curiosidad". La diputada considera que "las 8.000 piezas abandonadas en el cocherón representan la imagen de casi 140.000 euros tirados por el suelo por la dejadez de los anteriores equipos de gobierno del Partido Popular en la Diputación de Castellón".
Los operarios de la Diputación han encontrado esta estructura mientras acometían la adecuación de las instalaciones del cocherón, que presentaba un estado de importante deterioro, para ubicar en su interior un almacén para abastecer a los ayuntamientos con productos de Equipos de Protección Individual (EPI) mientras dure la pandemia, entre otros servicios.
En la comparecencia ante los medios realizada en el cocherón provincial, la diputada de Cultura, Ruth Sanz, ha asegurado que se está ante "un despropósito", y ha afirmado que no ponen en duda el valor de la obra de Ripollés, "un artista de reconocido prestigio", pero "es obvio que lo que hicieron los anteriores gobiernos del PP con este asunto fue echar por tierra los recursos públicos de la Diputación y de las ciudadanas y ciudadanos de la provincia de Castellón".
Para poner en perspectiva el "mal uso" del dinero público que supuso esta inversión de casi 140.000 euros, Ruth Sanz ha incidido en que el área de Cultura de la Diputación tiene en 2021 un presupuesto de 50.000 euros para la adquisición de obras de arte y gastará 150.000 euros en el presente ejercicio en la redacción del proyecto de ejecución para la rehabilitación del Santuario de Sant Joan de Penyagolosa.
La diputada ha finalizado diciendo que la historia de este mural "es una gran chapuza, una muestra de la pésima gestión del Partido Popular en las épocas de Carlos Fabra y Javier Moliner", que consistió en "enterrarlo en un espacio cerrado, escondido en un almacén durante 20 años, seguramente, con la esperanza de que siempre siguiera gobernando el Partido Popular, para poder mantener oculto en qué dilapidaban el dinero público".
La diputada ha insistido en el término "chapuza" por la existencia de fichas y moldes numerados "que no concuerdan a pesar de llevar impreso el mismo dígito, una circunstancia que ha llevado a los técnicos de la casa a advertir que, incluso, unir todas las piezas resultará muy complicado".
Los equipos de gobierno del Partido Popular no encontraron ninguna ubicación para esta gran estructura a pesar de que en un pleno del año 2000 el equipo de gobierno hablara de la posibilidad de ubicarlo en la Piscina Provincial que se estaba construyendo en el Pau Gumbau, y de la existencia de un escrito de 2010 de cesión al Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón. Pese a ello, "el mural nunca vio la luz y ahora ha aparecido abandonado en el cocherón", ha remarcado Ruth Sanz.