CASTELLÓ. La pandemia de coronavirus ha supuesto un golpe brutal para muchos sectores económicos y el textil se sitúa entre los principales. Por este motivo, las empresas han buscado alternativas con las que paliar la caída de facturación. Una de las primeras en hacerlo fue Marie Claire, que en seguida buscó una alternativa en las mascarillas y batas sanitarias para atenuar el impacto de la crisis sanitaria.
Casi un año después, la centenaria compañía, habituada al cambio, sigue inmersa en un proceso de reestructuración continuo con el que lograr la supervivencia... y así seguir dando empleo a 550 personas, algo vital para el interior castellonense. "Marie Claire es la Ford de Els Ports de Morella", no duda en afirmar su director general, Alberto Planell. "Si desapareciese Marie Claire, desaparecería la economía de la comarca", asegura rotundo.
No en vano, la factoría de Vilafranca, donde viven unas 2.000 personas, da empleo a 350, y muchas de ellas proceden de diversas localidades cercanas. El resto, hasta los 550 empleados, se reparten entre la planta de Borriol y las tiendas propias, ubicadas fundamentalmente en El Corte Inglés. Y todo esto ha estado a punto de desaparecer por la covid. La firma ha afrontado el enésimo golpe (varios de ellos la han puesto en serias dificultades en los últimos años) con una reorientación total.
Pero esto era más que una necesidad, ya que su principal producto, las medias, "es lo que más ha caído en la pandemia, porque no hay eventos prácticamente", apunta Planell. Así, ha tenido que modificar su actividad en lo que se refiere a sus productos tradicionales: "Hemos adaptado nuestra estructura: los calcetines y ropa deportiva se han visto reforzados; y también los pijamas, que tienen unas ventas extraordinarias".
Estos se han convertido de esta manera en una parte fundamental de su trabajo diario. Entre las "más de 60.000 referencias" que produce en sus dos plantas (también fabrica ropa íntima, lencería y trajes de baño -estos solo para mujeres-), las hay de marcas tan conocidas como Kukuxumusu y ahora "hemos firmado una nueva licencia con Rocío Peralta", una conocida diseñadora sevillana para fabricar pijamas que lleven su impronta. Pero también la marca blanca es fundamental para la firma, ya que supone el 20% de su facturación.
La potenciación de determinados productos ha sido factible gracias a que necesitan "máquinas similares" que utilizan "tecnologías parecidas" a las instaladas en Vilafranca y Borriol. Pero en el caso de los productos sanitarios ha sido algo más complicado. En este punto ha sido necesario materializar una "inversión no prevista" de entre 500.000 y 600.000 euros con la que automatizar procesos y comprar máquinas de ultrasonidos "que permiten coser sin costuras", enfatiza.
Gracias a ello, actualmente Marie Claire produce 150.000 batas sanitarias al mes, una vez descartadas las mascarillas por la tiranía del precio impuesta por los fabricantes chinos. Además, acaba de iniciar también la fabricación de pijamas para hospitales. Y esto se ha insertado ya en la estrategia de la compañía: "Queremos ser fabricantes importantes de este tipo de productos", reconoce el director general, quien no esconde que han visto "una oportunidad en la pandemia".
No extraña, puesto que se estima que la facturación del sector del textil ha caído "un 40%", aproximadamente lo que están bajando también las ventas de los productos tradicionales de la firma castellonense.
No solo ha caído el mercado interno. A Gran Bretaña pudieron volver a enviar "el 11 de diciembre". Y Bélgica e Irlanda no se lo permitieron hasta enero. También el gigante francés de la distribución Casino restringió las entregas hasta el mes pasado. Y todo después de que la pandemia llegara en el peor momento, "justo en la campaña fuerte: todo lo que habíamos fabricado para el verano no lo pudimos servir y nos devolvieron muchos encargos".
Marie Claire ha tratado de luchar contra esto potenciando su canal on line, así como su presencia en el corner digital de El Corte Inglés (con más de 30 millones de visitas anuales). Asimismo, también ha buscado nuevos clientes, y a ellos ha incorporado recientemente a Consum. Pero esto no ha logrado compensar el brutal impacto de la pandemia y la firma "hubiera tenido que cerrar", reconoce Planell, de no ser por el salto a lo sanitario.
Este nuevo segmento "puede representar el 30%" de la facturación de la compañía al cierre del ejercicio, el próximo 31 de marzo, señala el director general. Ello compensará en parte la caída de ventas , que aun así será "del 20%", señala resignado, frente a los 29 millones del último año. Por ello, todavía restan muchos aspectos por clarificar, fundamentalmente, la financiación -"no es fácil conseguir liquidez", indica- para lo cual en la empresa confían "en la llegada de los fondos europeos". También la incertidumbre que rodea el futuro es un lastre. Con muchos de los comercios y empresas distribuidoras en el alambre, "estamos expectantes a ver qué pasa en primavera", apunta Planell.
La vuelta a una normalidad lo más parecida a la previa a la pandemia es una necesidad para una firma nacida en 1907 en Vilafranca y que es un motor "fundamental contra la despoblación". De momento, la innovación sigue siendo su combustible vital y ya diseña, junto con la Universitat Politècnica de València, unos gorros para neonatos con los que simplificar el método hospitalario para medir el cráneo en los bebés con problemas.