CASTELLÓ. El Ayuntamiento de Castelló proyecta hasta siete peatonalizaciones distintas para crear la Zona de Bajas Emisiones (ZBE). El anteproyecto de la adecuación de la supermanzana de 745.000 metros cuadrados, con un presupuesto de 8,3 millones de euros, muestra soluciones a la carta en función de las características de cada vía. En total, se establecen seis secciones generales y una especial que afecta a la calle San Vicente.
El sector denominado tipo 1 corresponde a arterias con anchos de 5,10 metros, completamente peatonales, donde únicamente se puede circular para acceder a los aparcamientos privados. La zona tipo 2 obedece a calles con una amplitud de entre 5,10 m y 9,20 metros, en la que se delimita el área de tránsito peatonal seguro en uno de los lados. Dependiendo del anchura, se configura una demarcación de tráfico restringido y carril bici con otra de servicios y equipamiento en el otro lateral.
Los viales de entre 9,20 metros y 10,70 m de ancho son los de tipo 3. En esencia ofrecen un diseño similar a la sección anterior, aunque presenta la particularidad de contar con mayor espacio entre los márgenes. La siguiente categoría se refiere a los ramales de entre 10,70 m y 14,70 metros. La peatonalización se sitúa en uno de los lados, con carril de tráfico restringido y zona de aparcamiento en el otro, combinado con área verde y de equipamiento u ocio.
La sección tipo 5 incluye viales comprendidos entre 14,70 m y 16 metros. Se acota la zona de tránsito peatonal seguro en sus dos lados y se diferencian el resto de zonas funcionales. Por último, la peatonalización tipo 6 contempla las calles de hasta 21 metros de ancho. La principal característica reside en que existe una doble área de equipamiento y servicios junto a cada zona de tránsito peatonal seguro.
La sección especial de San Vicente tiene la singularidad de que, siendo un calle de menos de 10 metros, necesita acondicionar un espacio para garantizar el paso del transporte público.
La ZBE afecta a 6.500 viviendas del centro con una población cercana a los 23.000 habitantes. Ante las limitaciones de espacio, según el anteproyecto, resulta imperativo habilitar 4.320 plazas en aparcamientos disuasorios. La implantación de la supermanzana también requiere una potenciación del transporte público con el propósito de reducir la utilización del vehículo privado.
En la actualidad, la licitación del expediente mantiene abierto el plazo de presentación de ofertas. De hecho, se ha ampliado hasta el 24 de mayo por un error en la cláusula relativa a los criterios de adjudicación del contrato.
Los principales objetivos de la Zona de Bajas Emisiones son: reducir las emisiones de CO2, limitando todavía más la circulación de vehículos con el control mediante videocámaras; potenciar la peatonalización; promover el uso de la bicicleta y movilidad persona; mejorar la accesibilidad al entorno; y aumentar el espacio verde urbano. El expediente para establecer la ZBE establece diferentes fases. La primera prevé la adecuación de dos zonas peatonales del total de 9 programadas. Una primera delimitación comprende las dos rondas (Mijares y Magdalena); la plaza Columbretes, al norte; las avenidas Gobernador y Casalduch, al este; para cerrar con la calle Orfebre Santalínea, al sur. También se contemplan posteriores actuaciones en la calle Cerdán de Tallada, San Roque, Sanahuja , Guitarrista Tárrega y Lepanto.
La mercantil o Unión Temporal de Empresas (UTE) que obtenga la adjudicación ejecutará la supermanzana (o plataforma Modal 1) en varios ejercicios. Antes de acabar el año tendrá que presentar el proyecto para llevar a cabo las obras entre 2023 y 2024. La financiación se fija en tres anualidades con 22.502,73 euros para el presente años y 4.057.333,89 euros para los dos siguientes.