CASTELLÓ. Hacía muchos años que no se presentaban, a estas alturas del año, tan buenas perspectivas para la campaña citrícola. Y lo mejor es que estas conciernen a todas las partes. Aunque en todo lo que se refiere al campo siempre hay que tener un ojo en el cielo (y cruzar los dedos), a día de hoy las condiciones previas a la temporada naranjera no pueden ser mejores: hay una buena demanda, propiciada por las propiedades de los cítricos para reforzar el sistema inmunológico; la oferta se prevé ajustada; y las importaciones del hemisferio sur marchan adelantadas y se prevé que no colisionen en demasía con la campaña autóctona.
Todo ello ha motivado que las compras en el campo hayan comenzado ya, "algo que nunca se había producido tan pronto", señalan desde las organizaciones agrarias. No en vano, no son pocos los comercios que quieren garantizarse una cuota importante de fruta de cara a la campaña.
Junto a todo ello, y también ayudado por esto último, los precios se mueven en parámetros superiores a los de la campaña pasada. Aunque es cierto que aquella no comenzó bien (a pesar de la caída de producción y debido precisamente a la incidencia de la fruta sudafricana), no lo es menos que las cotizaciones a día de hoy son, en la mayoría de las variedades, mucho mejores que las de hace un año.
Según la Mesa de Cítricos de la Lonja de Valencia, las primeras naranjas que se deben recolectar, las navelinas, se compran a día de hoy entre 0,21 y 0,33 euros el kilo, un 20 y un 27% por encima del ejercicio pasado. Asimismo, y aunque las satsumas están ligeramente por debajo de las cotizaciones de hace un año, una de las mandarinas híbridas, la clemenvilla, se mueve de los 0,28 a los 0,38 €/Kg, entre un 20 y un 45% más en función de cada límite de la horquilla.
En cuanto a la reina de las clementinas, la clemenules, el precio mínimo ha crecido un 22% hasta los 0,26 euros el kilo, mientras el máximo está fijado en 0,35, el mismo del año pasado. Estas cotizaciones ya permitirían garantizar una rentabilidad al agricultor, si finalmente la recolección se desarrolla con normalidad.
Todo esto está posibilitado por la elevada demanda, que también ha hecho que se disparen los precios en los lineales. Así, a día de hoy es complicado encontrar un kilo de naranjas para zumo a menos de dos euros en cualquier supermercado español y en Europa las cifras son similares. En cuanto a las mandarinas, los precios están a la par en el Viejo Continente, mientras en el territorio español se llega a cifras récord como los 5,5 euros por kilo de El Corte Inglés para una determinada marca. Sobre todo en España, los precios han crecido en la última semana.
La clave en este asunto está, como siempre, en la demanda. Esta se mantiene a un ritmo elevado desde que comenzó la pandemia sanitaria y esto provocó que la campaña acabase antes de tiempo en España. Asimismo, ha hecho que los envíos desde el hemisferio sur también se hayan adelantado. Como ejemplo, hasta esta misma semana desde Sudáfrica se había remitido al extranjero (en su mayor parte a Europa) 840.500 toneladas de naranjas, lo que supone un 13% más que un año antes, según las propias cifras de la patronal sudafricana.
Ahora, a punto de acabar sus naranjas valencia, llega el momento de las mandarinas sudafricanas, sobre todo nadorcott y orri, muy apreciadas en Europa. En este contexto, juegan a favor las 30.000 toneladas de naranja que a Argentina le quedaban por exportar al Viejo Continente y que no podrán llegar debido a que la Comisión Europea ha suspendido sus importaciones por la gran cantidad de plagas en sus envíos.
Este cóctel se verá favorecido por una producción "equilibrada" con la demanda, como la definen desde las organizaciones agrarias. A falta de conocer el aforo estatal, que se presentará en breve, varios conocedores del sector señalan que el tonelaje en la Comunitat Valenciana rondará los 3,4 millones. No es ninguna barbaridad si se tiene en cuenta que el año pasado fue desastroso en cuanto a producción y a estas alturas del año se estimaban 2,9 millones de toneladas en el territorio valenciano.
Estos tres millones y cuarto de toneladas están en la línea "de lo que exportamos", apuntan las asociaciones de productores. Quizás el principal incremento se dé en la clemenules, cuya producción se puede incrementar en alrededor de un tercio. Pero es que el año pasado "tocamos fondo en cuanto a kilos, con 340.000 toneladas", apuntan desde las organizaciones. Por eso, en teoría tampoco debería haber problema para dar salida a la variedad reina de los pequeños cítricos, aseguran.
La guinda al pastel la podría poner el aforo del resto de productores del hemisferio norte, sobre todo Egipto, Turquía y Marruecos, convertidos en competidores, cada vez en más mercados, de la fruta española.