un libro expone la relación de la provincia con seis órdenes militares medievales

"La historia de Castellón y de sus castillos está claramente conectada con la de Tierra Santa"

Un libro del Consell Social de la UJI, firmado por los profesores Víctor Mínguez, Carles Rabassa y Josep Benedito, pone en valor los valores históricos y patrimoniales de los castillos de la provincia de Castellón y su relación con seis órdenes militares medievales, cuya concentración en el territorio fue única en Europa, dejando una huella indeleble y vinculada con el espíritu de las Cruzadas.

21/03/2024 - 

CASTELLÓ. Son los testigos mudos de un pasado tan lejano en el tiempo como relevante para entender la evolución histórica de la provincia. Fortalezas de mayor o menor relevancia que han sobrevivido al paso de los siglos o de los que apenas quedan unas paredes, según el caso, pero que asistieron a hechos que marcarían los primeros años del Reino de Valencia. Bajo el título Castillos y órdenes militares en tierras de Castellón, y con el subtítulo Temple, Hospital, Calatrava, Montesa, un libro editado por el Consell Social de la Universitat Jaume I recoge ahora las claves de un periodo decisivo -desde la mitad del siglo XII hasta medios del XIII- marcado por una fuerte concentración de monjes guerreros en nuestras tierras, con atención también a un patrimonio monumental ha pervivido a lo largo de los siglos y continúa perfilando nuestro paisaje, aunque a veces pase inadvertido. Sus autores son tres profesores de la UJI: el medievalista Carles Rabassa, el historiador del arte Víctor Mínguez y el arqueólogo Josep Benedito. Con los dos primeros hablamos sobre esta obra, presentada ayer tarde en el Paranimf del campus castellonense.

- En el prólogo se dice que "es difícil encontrar otro territorio de Europa en el que se concentra en castillos y fundaciones de hasta seis órdenes guerreras distintas". ¿Es esta singularidad de nuestro territorio, el motivo principal para escribir el libro?
- Víctor Mínguez: Serían dos, en realidad. Uno sería este: efectivamente, nos dimos cuenta que en un territorio muy pequeño hay seis órdenes militares y eso no es habitual. Las órdenes militares tienen grandes latifundios, espacios enormes, pero las demarcaciones están diferenciadas y aquí en muy poco espacio, se concentran seis. En ningún otro lugar de Europa sucede eso en un espacio tan reducido. Pero hay otra circunstancia que nos atrajo mucho, y es la historia paralela entre lo que está pasando en el Castellón, en el Maestrazgo, y en Tierra Santa, porque la cronología está continuamente estableciendo claras conexiones entre esta frontera del Occidente mediterráneo y la oriental.

- ¿Cómo es ese paralelismo?
- V.M.: Recordemos brevemente los hechos. En el año 1064 tiene lugar lo que se llamó la Protocruzada de Barbastro, un ensayo de lo que van a ser las Cruzadas, y tiene lugar en la frontera del Reino de Aragón: un contingente franco con indulgencias papales ataca una ciudad y la destroza en una guerra de exterminio brutal. Es un ensayo de lo que vendrá. Muy poco después, ese Reino de Aragón se convierte en feudatario del Papa, lo que también es una excepcionalidad, un reino peninsular que es feudatario de Roma. Poco después, el rey de Castilla, Alfonso VI, conquista Toledo y a partir de ahí se produce una reacción, porque los almorávides invaden la península. Son un pueblo guerrero, y con las mismas ganas de exterminio respecto a los cristianos que antes habían mostrado los francos y los aragoneses en Barbastro. Aquí empieza, precisamente en ese territorio, lo que podemos llamar yihad, guerra santa, guerra de exterminio.

- Es una novedad.
- V.M.: Sí, eso hasta entonces no era frecuente. Cristianos y musulmanes llevaban siglos conviviendo y luchando en la frontera, pero dentro de una guerra más tradicional o acotada. Esta es una guerra ya total. En el año 1094, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, conquista Valencia y al siguiente, el Papa proclama la Cruzada. Y en 1099 Godofredo de Bouillón y los nobles que participan en la primera cruzada conquistan en Jerusalén. Es decir, en los dos territorios está teniendo lugar un ensayo de una guerra a gran escala de exterminio, con ejércitos muy amplios. Eso no había pasado nunca. Y eso pasa en las dos fronteras y a partir de ahí esa historia está interconectada. En Jerusalén, en los años siguientes surgen los protagonistas cristianos de estas guerras, que son las órdenes militares. Muy pronto se implantan en este territorio. Y si en Jerusalén hay inicialmente tres grandes órdenes, aquí vas a encontrar seis muy pronto. Es decir, esa conexión, esa historia comparada, ese integrar la historia de Castellón en la historia global, nos atrajo mucho.

- Carles Rabassa: Y añadamos un matiz muy interesante, porque efectivamente, y una coincidencia entre el Cid en Valencia y los Cruzados en Jerusalén, pero el Cid representa el modelo anterior tradicional de los señores de la guerra en la Península Ibérica. Es decir, en los ejércitos del Cid hay ejércitos mixtos de cristianos y musulmanes que se enfrentan contra otros ejércitos, en los que también hay cristianos y musulmanes. En el caso del Cid, él es sin duda cristiano y ejerce su dominio, pero es un señor de la guerra con un ejército mixto y que se mueve en ese mundo, pero es todavía...

-El modelo anterior.
- C.R.: Exacto, el anterior a que llegara ese nuevo espíritu de cruzada que viene del otro lado de los Pirineos, traído por los guerreros francos o la reacción de los imperios bereberes. Continúa habiendo el modelo de ejército mixto, incluso en la conquista del Reino de Valencia, entre las tropas de Jaime I que sitian la ciudad de Valencia, hay tropas musulmanes. Porque aunque Abu Zeit se haya convertido, sus seguidores no lo han hecho.

"Tanto en la actual provincia de Castellón como en Tierra Santa, a finales del siglo XI tiene lugar un ensayo de una guerra a gran escala de exterminio, con ejércitos muy amplios. Eso no había pasado nunca. Y eso pasa en las dos fronteras y a partir de ahí esa historia está interconectada"

- Y una de las diferencias entre el viejo y el nuevo modelo es que eso cambia.
- V.M.: Sí, la religión se convierte en factor diferencial, que antes marcaban otros motivos socioeconómicos. Y las órdenes de Jerusalén, las originales, en las que la orden militar por excelencia es el Temple, y luego la del Hospital, que es anterior pero tenía un carácter asistencial... son las órdenes internacionales. Las otras son peninsulares. Las castellanas, como la Orden de Calatrava o la Orden de Santiago: Alcántara aquí no llega a tener nada. Y la Orden de Sant Jordi de Alfama, una pequeña fundación en época de Pedro I, en la zona de El Perelló, al norte de Tortosa, y luego la Orden de Montesa, que es la gran orden específicamente valenciana, muy posterior a todo esto...

- Que es la solución que se encuentra cuando se extingue el Temple.
- V.M.: Sí, Montesa es la solución a los problemas derivados de la extinción del orden del Temple en el Concilio de Vienne.

- Esta singularidad de Castellón ha sido también identificada por historiadores de otros puntos de Europa.
- C.R.: Sí, lo que pasa es que está poco estudiado. Recuerdo citas, por ejemplo, de Joan Foguet, especialista en el estudio de todos los castillos templarios y él dice que lo que hay entre el castillo de Miravet, a orillas del Ebro y Alcalà de Xivert, en esos kilómetros, hay una cantidad y una diversidad de castillos que esto solo es comparable a la zona del Algarve en el sur de Portugal o a los castillos de la zona de Tierra Santa, de los reinos latinos. Pero esto básicamente se explica por los años en que se produce la conquista de ese territorio, de la zona del Ebro o el Bajo Aragón pasa a manos cristianas durante la segunda mitad del siglo XII y las tierras valencianas a partir de los años 30 del siglo XIII. Y es cuando las órdenes militares, sobre todo en la segunda mitad del siglo XII, están en su momento álgido. Y más en la Corona de Aragón, por las circunstancias específicas de que en el momento en que se constituye la Corona por la unión dinástica del Principado de Cataluña, el Condado de Barcelona y el Reino de Aragón se produce justamente porque un rey aragonés ha donado su reino, ni más ni menos que a las órdenes de Jerusalén. Y de alguna manera, para compensar eso, los soberanos aceptan dar más tierras y más y más castillos a las órdenes.

- El primer malentendido que trata de deshacer el libro es la idea preconcebida que tenemos hoy de los castillos, marcada por el romanticismo del XIX, ¿no? Esa idea del castillo como algo no exclusiva, pero sí básicamente bélico.
- V.M.: Sí, efectivamente. Parece una obviedad, pero los castillos están consustancialmente unidos a los caballeros. Eso no pasaba antes del siglo X; antes las fortalezas son simplemente guarniciones de soldados que defienden un imperio, un reino... pero no hay un dominio sobre el territorio, ni hay una explotación del territorio. Las guerras en la frontera del Maestrazgo y en Tierra Santa tienen lugar en el apogeo de la sociedad feudal, y convierten los castillos en territorios controlados por un señor feudal o una orden religiosa que no se limita a proteger u ocupar militarmente ese espacio, sino que se dedica a explotarlo con la ganadería, la agricultura, los molinos, además de articularlo para convertirlo en una comunidad sometida a una autoridad señorial, pero con una dinámica propia. Y eso articula este territorio igual que articula Tierra Santa. Los cruzados que van a Tierra Santa van a rescatar el Santo Sepulcro, pero también hacer a fortuna también es como como la ocupación de América. Es una tierra de aventura, una tierra de riqueza y de promisión. Y lo primero que van a hacer es articular el territorio de Tierra Santa en principados, en condados, en territorios feudales, que explotarán ordenes militares y señores. Y aquí pasa lo mismo. Por lo tanto, los castillos no son solo un lugar defensivo, son ante todo un centro de poder de un territorio.

Los autores del libro han realizado un completo estudio de los castillos de la provincia de Castellón.

- C.R.: Así es. En este sentido, quería decir que los castillos son un tema realmente atractivo, que a la gente le gusta. Pero hemos de presente que un castillo es un organismo social vivo. Es decir, ¿cómo era el castillo en la Edad Media? Bueno, es que la Edad Media son muchos siglos y hay una tipología variadísima. Y sobre todo, cada castillo tiene una historia en la que sus usos van variando al albur de muchas cosas. Una de ellas es la tecnología militar, por la evolución de los sistemas de armamento y de las formas de asedio. Pero también y sobre todo, es un producto social. Nosotros estamos hablando de un tipo muy específico, que es el castillo medieval, feudal. Y a diferencia como dice Víctor, de otras guarniciones o de grupos familiares que eran muchísimo más extensos pero también muchísimo más bajos, el castillo feudal se caracteriza por su pequeño tamaño y su elevación. Y su inicio está perfectamente datado a finales del siglo X, con las segundas invasiones en la Europa feudal. Y en la Europa plana, una mota de tierra, una torre de madera. Más tarde ya se empieza a hacer de piedra. Pero el castillo feudal es solo una especie de castillo.

- ¿Y cuál es predominante aquí?
- C.R.: Por nuestra historia, en nuestras tierras tenemos dos tipologías muy diferentes que en este libro se ven muy bien: el paso de unas fortalezas de tipo andalusí, castillos ocasionados en Al-Andalus que son totalmente diferentes de lo que es un castillo feudal. Pero dentro del castillo andalusí hay todo tipo de tipologías. Hay castillos del Estado, construidos en la frontera para tener una guarnición. Otros que solo son el punto de refugio de las alquerías, de la población rural, que en los momentos de dificultad acuden al albacar, un espacio vacío donde solo están las paredes y allí tienen sus silos y entran con sus animales y demás. Por tanto, cada castillo hay que estudiarlo como organismo vivo que es. Cuándo se crea, con qué necesidades, qué relación tiene con los otros centros de hábitat, con la red de caminos, con la estructura social. O si domina y controla un territorio. Y así vemos como los castillos van ganando importancia, o la pierden o se reconstruyen.

- Pongamos algún ejemplo de esto último.
- C.R.: Mira, aquí vemos castillos de todo tipo. Cuando llegan los almohades a finales del XII, es cuando el territorio de Al-Ándalus es una frontera con los reinos cristianos. Con continuas entradas. Por tanto, lo que hoy desvela la arqueología es que hay algunos castillos que serían anteriores, pero las fábricas que se encuentran los cristianos son resultado de los esfuerzos de época almohade. Y cuando llegan los cristianos esa estructura ya se ha de adaptar a las nuevas necesidades.

- ¿Cuáles son los principales motivos de ese 'rediseño' del castillo? ¿Por qué la organización cristiana necesita un tipo de castillo distinto?
- C.R.: Está muy bien planteado, como rediseño. Además tenemos documentos específicos que incluso dicen cómo se hace. Tenemos dos, dos cartas de rendición de los musulmanes de Cervera y de los de Xivert. Los de Cervera, a la Orden del Hospital en noviembre de 1263, a Hugo de Follalquer, y los de Xivert a la Orden del Temple, a Ramón de Pato, en abril de 1264. Y ahí se fijan las condiciones de la rendición y las obras que se han de hacer en el castillo. Ese castillo musulmán tenía tres zonas: la alcazaba, donde estaba la residencia del gobernador, quien controla el territorio y recauda los impuestos, en nombre del emir de Valencia o en época califal, del califa de Córdoba. Esa alcazaba es ajena a la comunidad y es la parte más elevada. La segunda zona es el albacar, ese espacio vacío adonde acude la población de las alquerías del llano cuando hay una alarma bélica, abandonando sus casas hechas de adobe y tejado de cubierta, porque pasan las tropas, te lo incendian todo y lo destruyen. Y el tercero es un hábitat de altura: dado que esto es frontera y continuamente están entrando cristianos, se va creando un poblado adosado al pie del castillo. Y cuando llega el Temple, por ejemplo, esa estructura tripartita no le sirve y quiere una bipartita: por un lado lo que llaman el arrabal, el poblado en altura donde continúan viviendo los musulmanes y por otro, el castillo, la alcazaba, donde se instalan los frailes, los frailes -hospitalarios en el caso de Cervera-, los monjes guerreros, que por ejemplo en Cervera constituyen un convento. Y en Xivert lo mismo: hacen obras en esa parte y pactan que dejan una parte del albacar porque está la mezquita mayor, pero haremos un muro, y se dicta hasta quién lo paga.

"Las órdenes militares tienen grandes latifundios, espacios enormes, pero las demarcaciones están diferenciadas y aquí en muy poco espacio, se concentran seis. En ningún otro lugar de Europa sucede eso en un espacio tan reducido"

- Pero no todos los castillos nos han llegado hasta nuestros días.
- C.R.: Por supuesto: hay castillos que tienen una larga continuidad y hoy podemos ver aún, pero hay otros pequeños enclaves, como el de Corbó (Benassal) que son auténticos nidos de águilas que se explican en esa coyuntura bélica de finales del XII e inicios del XIII.

- V.M.: Y luego tenemos incluso un castillo urbano, Onda es un castillo integrado, que domina una ciudad rica...

- C.R.: Bueno, y es que no sabemos qué fue antes, si la ciudad o el castillo. Nunca sabemos si el castillo es lo que genera un poblado a su pie.

- V.M.: Pero en cualquier caso, cuando llegan los cristianos, es una ciudad musulmana poderosa, un castillo palacio y se lo quedan los hospitalarios y gobiernan una ciudad.

- Volviendo a los malentendidos que aborda el libro, también tenemos ahí la noción de la frontera, que hoy se ve como una línea delimitada con unos elementos de seguridad a ambos lados, una idea marcada por la literatura y el cine. Pero hablamos de una franja muy amplia, en la que se convive, digamos, en tiempos de paz y es un escenario de mucha incertidumbre en tiempos de guerra.
- V.M.: Sí, fíjate, mencionas el cine y la literatura, que obviamente distorsionan la realidad. Y en la Edad Media, prácticamente no hay castillos tomados al asalto: o caen por asedio o porque hay un traidor dentro. Si no, no caen. Son puntos fuertes y si hay señales de que llega el enemigo, la gente entra y queda a salvo hasta que se va el enemigo. Y el resto es territorio abierto. Efectivamente, no hay una frontera, una línea divisoria con garitas. Es un territorio amplio que es cruzado por mesnadas de guerreros cristianos y musulmanes haciendo sus razias, pero que se adentran cientos de kilómetros en el territorio sin ningún problema. Respetando los castillos, porque asediar un castillo es muy complicado. Hay que llevar un tren de asedio, hay que estar ahí unos meses, abastecimiento, agua, comida, considerar el clima... Es complicadísimo. Los castillos son puntos realmente fuertes y eso hace que la frontera sea un territorio muy amplio, muy amplio, muy abierto, abierto a las cabalgadas de jinetes sin que peligre la población, dentro del castillo.

- C.R.: El concepto historiográfico de frontera ha renovado muchísimo los estudios de historia medieval desde desde los años 80 del siglo pasado, que en parte se tomó incluso del concepto de frontera de EEUU, del Far West. Pero lo que hay es ya una sociedad de frontera, acostumbrada a este modelo de vida, con los cambios que supone en la estructura social. La posibilidad de enriquecimiento con estas incursiones. Y esto aquí, en estos reinos peninsulares o condados peninsulares que comparten frontera con pueblos no cristianos, donde es más lícito hacer todas estas actividades de saqueo que otras zonas de la Europa feudal... permite una mayor movilidad social. Incluso deja que segmentos más bajos de la sociedad participen de estas actividades de depredación y la ascensión social asociada. Y en figuras como la del Cid se ha hablado de una especie de 'militarismo democrático', que la guerra ya no sea solo una cuestión exclusiva de la nobleza y permite la ascensión social. Por lo tanto, la frontera es un concepto amplio que caracteriza toda una formación social, porque afecta a los aspectos económicos, sociales, políticos, de cómo se ejerce la autoridad, culturales, de valores...

- V.M.: Una frontera actual son las fronteras que evocan lo que fueron las del Imperio Romano, el Rin, el Danubio, ríos, guarniciones, las legiones... y por ahí no pasa nadie. Son las fronteras clásicas del Imperio Romano, que hoy en día sirven de modelo. Pero en la Edad Media y en territorios como este, todo es transparente, todo se diluye.

- C.R.: En las zonas de frontera de la cristiandad latina, sucede. Aquí en el Sur, en Tierra Santa o en el frente alemán hacia el Este, frente a los pueblos paganos del Báltico o los celtas en el Norte.

- V.M.: Y al respecto, apunto dos ideas. En primer lugar, parte del éxito de las Cruzadas, pensando también en las guerras en la frontera de Castellón, es que fueron una magnífica operación estratégica por parte del Papado de Roma, que recuperó el liderazgo de la cristiandad, que hasta el momento ejercía el emperador, porque claro, las cruzadas solo las promueven los papas. Y aparte, en segundo lugar, lo que consiguieron con la primera cruzada -y luego sirvió de modelo- es llevarse a 100.000 guerreros violentos que había aquí en Europa, continuamente haciendo la guerra, asaltándose unos a otros, no respetando ni los domingos ni el día del Señor... sacarlos de aquí y exportar la violencia a otro continente.

- No hay como unirse en torno al enemigo común.
- V.M.: Eso fue una magnífica idea y eso funcionó. Y crearon toda una ideología de cruzada y cultura caballeresca, de lucha por por los Santos Lugares que hizo que la violencia se fuera desplazando. Y eso fue muy útil, política y estratégicamente por parte del Papado, que consiguió encauzar la violencia fuera, como pasa también hoy en día en la geopolítica actual.

- Está todo inventado.
- V.M.: Sí, claro. Y una segunda cuestión: en este momento es cuando quizá se reafirma la idea de la cristiandad, porque hay un liderazgo claro y porque los reinos, tan divididos, se unen de repente en torno a una causa común. Francos germanos, ingleses, castellanos, aragoneses, todos combaten al enemigo común. Surge la idea de cristiandad, igual que cuando llegue el Descubrimiento y luego la conquista de América, surge la idea de Europa. Porque sin América no hay Europa: la otredad es lo que da idea de identidad europea. Pues varios siglos antes surge la idea de cristiandad, que evidentemente existía como concepto, pero que no había provocado ese sentimiento de unión, de cohesión. Todos los reinos unidos con una causa común muy lejos: fantástico.

- V.M.: Yo le voy a llamar cristiandad latina. Pero como dice Víctor, tiene un líder que es el Papa, y sobre todo, está claramente definida por oposición a los otros. Que son los bizantinos y por excelencia los musulmanes. Y también es verdad que en ese momento esa cruzada supone la redefinición de las relaciones de cristianos y musulmanes desde entonces... pero ojo, incluso supone releer retrospectivamente de manera diferente lo que había sido anterior. Es lo que da la perspectiva, porque la interpretación que hacemos del pasado influye también.

- La complejidad de esas relaciones entre cristianos y musulmanes, marcada por pactos como los de Jaime I y Abu Zeit, no parece excesivamente conocida o asumida por la sociedad actual, ¿no? Y sin embargo, esa complejidad es clave.
- C.R.: Si estudias Historia, la complejidad está ahí. Es verdad que son tan abundantes los contenidos docentes, que cada vez que lees te sorprendes.

- En la portada del libro se destacan cuatro de las órdenes, las más grandes en nuestro territorio. Pero ¿hay una explicación compartida de la evolución de estas cuatro?
- C.R.: A ver. Bueno, una que no nombramos que es Sant Jordi de Alfama es porque aquí todo lo que tiene es la Alquería de Carabona en Burriana... y además en 1400, además, se incorpora a Montesa, tiene una orden, tiene una vida muy corta lánguida. Y por cierto, que Burriana es un gran centro de órdenes de órdenes militares porque Temple y Hospital tienen barrios enteros y puertas... y Calatrava también. Y la otra que no nombramos es Santiago, porque también tiene poca cosa: la Alquería de Fadrell y otra en Burriana, la Torre de Uclés.

- Se entiende que la evolución de cada orden se explica por la de las otras.
- C.R.: Sí, hay interacción. Aparte de las internacionales o jerosimilitanas están las nacionales, que básicamente las hacen Castilla y León, por separado. Los intentos de los Reyes de Aragón de crear órdenes propias no cuajan. Entonces, las tres castellanas han nacido claramente a imitación de las internacionales. Y supongo que es un intento de los reyes de tener mayor control sobre ello. En el caso de Aragón la evolución que vemos es más bien cómo los reyes empiezan a darles muchísimos castillos, haciendo grandes donaciones a templarios y hospitalarios, en el caso de Ramon Berenguer IV o Alfonso II, porque se ven obligados a cambio de la renuncia al testamento de Alfonso I el Batallador. Pero ya Alfonso II piensa que debe meter más órdenes en la ecuación para no hacerlas demasiado poderosas. Y es cuando concede Alcañiz a los calatravos en 1157 y vemos una voluntad clara de diversificar donaciones, que es lo mismo que luego hará también Jaime I. Diversificar para evitar una excesiva concentración de ese poder, el gran miedo de los reyes.

- Y en el caso de Jaime I, ¿cómo se vincula esta relación con las órdenes con su voluntad de que el Reino de Valencia sea una creación propia, ajena a aragoneses y catalanes.
- C.R.: En su primera conquista, en la Burriana de 1233, Jaime I les da bastante a las órdenes militares. Pero porque todavía es débil y le han ayudado y ha de recompensar su ayuda. Pero no les da tanto y tanto: cuando luego obtienen las órdenes militares, muchas tierras y muchos castillos en en la zona septentrional del reino de Valencia, en lo que después era el Maestrazgo de Montesa, eso se da posteriormente. En el libro destacamos por su curiosidad que hasta su muerte, apenas tienen el Castillo de Xivert, que ya se lo había prometido su abuelo para cuando se conquistara y creo que obtienen el de Pulpís, por esos años, o poco después de morir. Es decir, la gran expansión del Temple, que es la orden más poderosa del norte de Castellón, se produce a posteriori, sobre todo durante el reinado de Jaime II. La voluntad de Jaime I es crear un reino propio y no les da tanto a las órdenes, y a los templarios todavía menos. Se le ve más confianza con el maestro hospitalario, con Hugo de Follalquer que con los templarios.

- V.M.: Respecto a la interacción entre las órdenes militares, quería apuntar que una vez las Cruzadas van mal, cuando a partir de la quinta Cruzada, la situación se vuelve muy difícil para los soldados de los reinos latinos, hay todo un proyecto por parte del Papado y por parte de algunos príncipes de Europa de unificar las órdenes militares, de volver a constituir una sola que reúna todos los esfuerzos. Porque una gran parte del problema era la rivalidad entre ambas. Ese proyecto fracasa cuando finalmente cae San Juan de Acre y acaban las cruzadas, al finalizar el último control del territorio palestino por parte de guerreros latinos, ese proyecto se relanza todavía más y uno de sus grandes instigadores es el filósofo Ramón Llull, que incluso propone un príncipe para convertirse en Gran Maestre de todas las órdenes de una que reúna todas las fuerzas. En su proyecto tiene al hijo de Jaime I, llamado también Jaime.

"EEUU vive del mito de El Álamo, que es menos que el castillo de Cervera. Y allí han construido un mito de la construcción de una nación, que sigue emocionando a millones de estadounidenses. Hay que rescatar la historia y ponerla en valor"

- C.R.: El que fue rey de Mallorca.

- V.M.: Sí, sí. Llull lo propone como Rex Bellator, habla de un rey guerrero e imagina toda una geoestrategia con todas las órdenes militares unidas en un único Ejército que crucen el Mediterráneo y que por África lleguen, venzan a Egipto y reconquisten la tierra perdida. Pero las órdenes se niegan, y la más hostil a la unificación son los templarios. Y esa es una de las claves de la caída de los Templarios, entre otras, esta negativa a unificarse con las demás órdenes.

- Hablando de la fase final expansiva de los Templarios, en la que llegan a controlar prácticamente un tercio de la provincia, ¿forma parte del contexto de su expansión general, en el que están ganando influencia y territorio?
- C.R.: Es curioso, porque el gran salto adelante del Temple en nuestras tierras se produce a partir de 1294 y su extinción es en 1307. En 1312 será el Concilio de Vienne, pero ya en 1307 el rey de Francia ocupa a todos sus fortalezas y dos meses después, el rey de Aragón aquí hace lo mismo. En 1294 es cuando obtienen el castillo de Peñíscola, el castillo de Les Coves de Vinromà y el castillo de Ares y en 1303 se gasta una cantidad enorme de dinero en comprar la tenencia de Culla. Es decir, un dominio compacto desde el mar hasta el límite con Aragón, que luego se extiende hacia los castillos de Cantavieja y Castellote. Eso es específico de aquí, porque como ha explicado Víctor, los templarios necesitan reinventarse, después de la caída de San Juan de Acre.

- V.M.: Los hospitalarios lo hicieron muy bien, porque conquistan Rodas y a partir de ahí, crean una república, una fuerza marítima que se dedica a hostigar durante dos siglos más a turcos y musulmanes de Egipto hasta 1520, nada menos. Interrumpiendo la ruta de peregrinación y fastidiándoles la vida durante durante más de 200 años: siguen siendo una fuerza militar útil, ahora proyectada en el mar, pero de élite y eficaz. Los templarios, como dice Carles, tienen que reinventarse. ¿Cuál es su razón de ser a partir de ahora?

- C.R.: Los teutónicos se han ido al Báltico a luchar contra los paganos de Europa. Pero los templarios necesitan una razón de ser. Nos movemos en el terreno de la hipótesis y la especulación. Porque Culla se vende en 1303 y se toma posesión de ella un año después, a falta de tres años para su desaparición. Y parecía que estaban culminando una gran obra. Toda esta inversión enorme no la hace la Orden Templaria de la provincia de Aragón y Cataluña. Esto es la Orden del Temple general. Aquí está interviniendo el último Gran Maestre, Jacques de Molay. Entonces, parece que sí que están viendo como una base de poder, porque mientras hacen eso están edificando un castillo en Peñíscola, que lo construyen en menos de diez años, y ahí también es una inversión brutal de capital. Esto no son rentas que genera el temple local, esto es una decisión estratégica, con un puerto abierto al otro extremo de Tierra Santa. Pero cuando Víctor se refiere al contacto hacia el norte de África, la última cruzada de San Luis, de Luis IX el rey de Francia, ha sido en Túnez, aunque por otros motivos. Pero en fin, está ese proyecto: si no controlas Egipto, al final Palestina no vas a tenerla. No sabemos si los templarios tenían un proyecto o no, pero en todo caso no hubo tiempo, porque desde Francia llegó el golpe definitivo contra los templarios.

Rabassa, Benedito y Mínguez subrayan el valor patrimonial de los castillos repartidos por toda la provincia.

- Junto al tema histórico, el libro también pone en valor el valor patrimonial de los castillos. ¿Es el Maestrazgo el gran tesoro de la provincia, en términos de patrimonio histórico artístico? 
V.M.: Por lo menos a la altura de la Valltorta. Si hay que marcar hitos culturales de esta tierra a lo largo de la historia de la Humanidad, yo creo que uno es la Valltorta y el otro es el Maestrazgo como espacio cultural de las órdenes militares. Yo creo que sí. Evidentemente el patrimonio de Castellón es más rico y tiene muchos elementos arquitectónicos, etcétera, pero digamos, como dos hitos internacionales, sin duda.

- C.R.: Sí. A ver, lo que pasa con el tema de los castillos es que muy pocos están en buen estado, pero eso no quita para el valor patrimonial que tienen. Si lo que buscas es un castillo bonito y la imagen típica y romántica, pues te acercas a uno de estos y no ves nada. Pero justamente la labor que se tiene que hacer o lo que nos interesa observar desde el punto de vista académico, lo primero, por supuesto, es conservar, después estudiar y el tercero ponerlo en valor a disposición de la población. Eso se puede hacer dando información y hoy día con nuevas tecnologías hay muchas maneras para para interpretar, para comprender qué sentido tenían estos castillos y cómo era la sociedad de frontera. Y ese es el trabajo lento de las instituciones, pero sobre esto, este libro pretende ser un toque de atención.

- ¿Quizá una de las claves es que la propia población local, digamos, conozca bien su propia historia para poderla valorar?
- V.M.: Allí donde hemos ido durante estos dos años trabajando en el libro hemos encontrado vecinos, funcionarios del Ayuntamiento, gente de la población que nos ha enseñado, nos ha acompañado, nos ha dado las facilidades para visitar esas ruinas y esos restos arquitectónicos y arqueológicos... Con un amor, con una pasión desde el primero -Bejís- hasta el último que visitamos, realmente emocionante. Estos vecinos son muy conscientes de lo que tienen y aman su pasado y aman su tradición. Lo que les faltaba, y quizá les proporcionamos humildemente, es un anclaje en la historia internacional. Es decir, este castillo de Bejís que vosotros amáis, forma parte de vuestras tierras y es un hito de vuestro pequeño mundo, en realidad está vinculado nada menos que Tierra Santa y a Godofredo de Bouillón. Y al mismo tiempo que aquí estaba luchando Jaime I, allí estaba Ricardo Corazón de León. Todo eso forma parte de una historia global. Y aquí se vivió un capítulo muy importante: este libro les puede dar argumentos para ir más allá de ese pequeño mundo, interactuar con los pueblos vecinos y entender mejor este territorio y la historia mundial.

- C.R.: Sí, por supuesto. El patrimonio pertenece a los pueblos que lo hacen propio y en general hemos encontrado una actitud muy receptiva y de mucho cariño. En general, la gente está contenta. Por eso digo que el tema es conservar, estudiar y luego, antes que pensar en restaurar o rehacer cosas, es interpretar: que haya paneles, que haya una explicación, que que en el pueblo alguien te lo pueda explicar y montar dentro de un proyecto más global. Construir un relato.

- V.M.: Mira, Estados Unidos vive del mito de El Álamo, que es menos que el castillo de Cervera. Lo que queda y lo que fue, no es más que una pequeña misión con un muro de adobe. Y allí han construido un mito de la construcción de una nación y tal, que sigue perviviendo y sigue emocionando a millones y millones de estadounidenses que lo visitan cada año. No se trata de construir mitos, evidentemente, pero sí de rescatar la historia y ponerla en valor.

- Y tiene sentido que el visitante entienda la visita a nuestros distintos castillos dentro de un relato global, que forma parte de un mismo relato, vaya a Cervera, a Sant Mateu o a Peñíscola. Lo contrario parecería hacer cada uno la guerra por su cuenta, ¿no?
- V.M.: Claro, ese planteamiento es un proyecto ya supramunicipal. Y además, fíjate, hay otras cosas: puedes pensar también en Pulpís y Xivert desde el punto de vista de lo que la gente le gusta el senderismo, y hacer rutas y conseguir que se pueda llegar a un sitio y que te expliquen un paisaje... y que si luego bajas al pueblo, tengas un pequeño museo. Es decir, vincularlo a actividades al aire libre que a la gente le gusta mucho hacer. Tenemos espacios como la Sierra de Irta o el Desert de les Palmes, que serían  perfectamente explotables en ese sentido.

- Vuestros perfiles son el de la historia del arte, la historia medieval y la arqueología. Cada uno de los autores, ¿habéis aprendido sobre los temas que no son de su especialización?
- C.R.: Claro, muchísimo, muchísimo. Hemos aprendido, primero yendo por el terreno. Porque cada uno desde su formación tiene una perspectiva diferente. Y luego al ponernos a escribir a seis manos, hemos interactuado mucho. Siempre que haces una investigación aprendes, incluso cuando es una investigación individual, pero cuando son varias personas y además con formaciones diferentes... ha sido una experiencia magnífica.

"Las Cruzadas fueron una magnífica operación estratégica del Papado de Roma, que recuperó el liderazgo frente al emperador, y ya con la primera cruzada consiguieron otro éxito: llevarse a 100.000 guerreros violentos que había aquí en Europa, a luchar contra un enemigo exterior"

- V.M.: Yo con Carles llevo 30 años aprendiendo [ríen ambos]. Porque los dos sentimos pasión por la historia, hemos crecido juntos y a los dos nos gusta dedicar el tiempo a hablar, a leer y a compartir historia. La novedad esta vez es que hemos escrito juntos y eso supone un aprendizaje mucho más completo. Y respecto a Josep Benedito y la arqueología, pues ahí lo he aprendido todo, porque mi trabajo es muy de archivo, de documento, de biblioteca, de despacho. Pero con en este trabajo hemos subido montañas, nos hemos caído, hemos hemos pasado calor, nos hemos llenado de polvo... que es lo que Josep hace habitualmente en su trabajo, y me ha enriquecido mucho. Ha sido uno de los libros con los que más he aprendido yo.

- C.R.: Claro, es que cuando vas con Josep, con un arqueólogo, sobre un terreno en el que tú no ves nada y él distingue cerámica ibérica, musulmana... él lo ve todo y te lo enseña en tiempo real... es todo un placer, claro.

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