CASTELLÓ. Aunque la resaca de las elecciones perdura dos días después, especialmente en el bloque ganador, la maquinaria política no para. En el seno del Partido Popular y Vox se empieza a dibujar el pacto que permita a Begoña Carrasco convertirse en la nueva alcaldesa de Castelló el próximo 17 de junio, día en que está previsto se constituyan las nuevas corporaciones municipales. Es más, la posibilidad de sellar una alianza se fragua desde incluso antes de la precampaña, a pesar de que la candidata del PP siempre se ha mostrado públicamente reticente a admitirlo, al contrario que el alcaldable de la formación de ultraderecha, Antonio Ortolá.
Vox, que en 2019 se estrenó en el Ayuntamiento con un concejal, irrumpe con fuerza en esta legislatura con cuatro ediles (Luciano Ferrer, Arantxa Miralles y Alberto Vidal son los otros tres), mejorando de manera ostensible sus resultados al pasar de los 4.704 votos de hace cuatro años a los 10.597 de ahora. Ese crecimiento le hace imprescindible para el PP (11 regidores), ya que la suma de ambos garantiza una mayoría absoluta de 15 munícipes frente a los 12 del PSPV (9) y Compromís (3).
Sin embargo, como ha venido señalando Ortolá en los actos de campaña y las entrevistas concedidas a los medios de comunicación, la formación de extrema derecha no está dispuesta a dar su sí a cualquier precio. Sin haber tenido una primera toma de contacto en profundidad con el Partido Popular, tiene muy claras sus condiciones para negociar.
Fuentes de Vox aseguran a este diario que no existe un gran interés por apropiarse de concejalías de enjundia como Urbanismo. Su pretensión va más en otra dirección, en la línea de lo manifestado por el propio alcaldable en las últimas semanas. La intención pasa por ostentar atribuciones de un evidente contenido ideológico. Por ejemplo, asumir Cultura, Educación o Memoria Democrática.
En efecto, se trata de las áreas que Compromís ha llevado en los ocho años de gobiernos progresistas en el Ayuntamiento de la capital de la Plana. Las mismas fuentes destacan que algunas de las prioridades están definidas y son coincidentes con las que ha expuesto el Partido Popular en la carrera electoral. Desde recuperar el topónimo de la ciudad en castellano, que la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) adaptó a la forma única oficial en valenciano en 2019, hasta retornar la Cruz de los Caídos al parque Ribalta, cuyo traslado al actual emplazamiento de la parroquia Santo Tomás de Villanueva se produjo a principios de enero de este año.
Asimismo, Vox piensa plantear al PP una reducción notable de concejalías, eliminando aquellas que considera contribuyen a crear "chiringuitos", como manifestó Ortolá en el último debate de candidatos celebrado en À Punt. Algunos de los departamentos sobre los que ha puesto el foco son: Agenda 2030 y Cooperación, Feminismo y LGTBI, Plurilingüismo y fomento del valenciano y Transición Ecológica.
En el caso de otras áreas, la fuerza de ultraderecha entiende que resulta imperativo acometer una reestructuración. Así se lo trasladará al Partido Popular en el momento en que se inicie de manera oficial la negociación para firmar un acuerdo de gobernanza en el Ayuntamiento de Castelló.
El espacio comercial más emblemático de Castelló sopla las velas de sus tres cuartos de siglo desde aquel 21 de diciembre de 1949 en que fue bendecido por el arcipreste Balaguer. Ahora afronta su más importante remodelación, que desde enero de 2026 obligará a un traslado temporal de sus puestos a una carpa en la plaza Santa Clara