CASTELLÓ. La cercanía de las elecciones municipales, además de impeler las estrategias de los partidos políticos, provoca que inevitablemente muchos (por no decir todos) comiencen a sacar la calculadora para hacer sus cuentas. En el caso de las formaciones tradicionales, como el PSPV-PSOE y PP, para especular sobre el número final de concejales y sus posibilidades de gobernar en el Ayuntamiento de la capital de la Plana. En cuanto a las fuerzas más fluctuantes o novedosas, como Podem-EUPV, Vox, Som Castelló o Ciudadanos, para valorar qué cifra de votantes necesitarán con vistas a arañar el primer edil y comenzar a sumar en su casillero. Una oscilación, por otro lado, que no afecta tanto a Compromís, un partido con un electorado muy definido y consolidado.
Según los resultados de los tres últimos comicios en Castelló (2011, 2015 y 2019), la cuantía que garantiza el primer regidor está entorno a los 4.000 sufragios. No obstante, esa barrera varía en función de dos variables: la participación y la abstención.
Por ejemplo, en el plebiscito de hace tres años, el número mínimo para obtener el primer edil se situó en 3.689 votos. La menor concurrencia en relación a la anterior cita con las urnas (60,6% frente al 66,5%) y la mayor abstención (39,4% frente al 33,5%) rebajaron el listón, ya que en 2015 los partidos empezaron a contabilizar concejales a partir de los 4.039 respaldos, una cantidad ostensiblemente superior a la necesaria en 2011 (3.788 papeletas), convocatoria en la que la participación (62,5%) y la abstención (37,5%) fueron menor y mayor, respectivamente.
Para determinar el límite de sufragios a partir del cual se empiezan a sumar regidores, la ley electoral española (la Loreg) aplica el controvertido y complejo cálculo matemático de D'Hondt. El método, creado por el jurista belga y profesor de derecho civil y fiscal Víctor D'Hondt, establece que en los comicios locales resulta necesario conseguir el 5% del total de los votos emitidos (3% en las generales).
En 2019, la cifra de sufragios en Castelló ascendió a 73.784. Esto significa que las fuerzas que lograron los 3.689 votos (5%) se garantizaron algún representante municipal. Superaron el mínimo necesario el PSPV (25.550 sufragios), PP (17.608), Ciudadanos (10.345), Compromís (8.565), Podem-EUPV (4.808) y Vox (4.704).
A continuación, y siguiendo el mismo método, se dividió para cada partido su cuantía de votos por la cantidad de munícipes que componen la corporación. En el caso del consistorio de la capital de la Plana, por 27. Con todos los datos, los 27 valores más altos decidieron el reparto de ediles para cada formación. De esta forma, el grupo socialista logró 10; los populares, siete; la fuerza naranja, cuatro; los valencianistas, tres; la confluencia, dos; y el partido de Santiago Abascal, uno.
En 2015, el PP (20.770 votos), PSPV (16.811), Cs (12.005), Compromís (11.144) y Castelló en Moviment (10.450) rebasaron la barrera de las 4.039 papeletas. El primero consiguió ocho ediles; el segundo, siete; y los tres últimos, cuatro cada uno. En 2011, solo el PP (34.707 sufragios), PSPV (19.822), Bloc (6.572) y EUPV (4.257) obtuvieron representación municipal con 15 concejales, 9, dos y uno, respectivamente.
Con márgenes más o menos estrechos, el PP se impuso en 8 de las 9 demarcaciones electorales de la capital de la Plana, cediendo por apenas 75 votos el distrito 6, el segundo más populoso de la capital. Compromís solo logró superar a Vox en los barrios del norte de la ciudad mientras Unides Podem apenas podía ser quinta fuerza y el estreno de Som Castelló relegaba a Ciudadanos a la séptima posición. Los resultados en cada barrio al detalle, a través de gráficos interactivos.
Los resultados electorales en el siglo XXI en los distintos barrios de la capital de la Plana muestran el declive del bipartidismo y cómo el PSPV-PSOE forjó su victoria de 2019 apoyándose en su fuerte crecimiento en los populosos barrios de la periferia, mientras el PP solo mantenía la hegemonía en el céntrico Distrito 1