CASTELLÓ. ¿Qué hay más valenciano que una paella? Decía ayer Ingrid García-Jonsson, mientras rodaba el largometraje de Nosotros no nos mataremos con pistolas, que "cuanto más localices una historia y más específica la hagas, más universal se vuelve". La actriz considera que la película que ahora mismo se está filmando en Quartell "es muy valenciana". Primero, porque más de la mitad del elenco se expresa en valenciano; segundo, porque su ambientación recuerda perfectamente a la de cualquier casa de la terreta; y tercero, porque durante la trama los personajes cocinan una paella. Será su personaje en concreto, Blanca, quien se atreva a hacer la primera paella de su vida. Pero más allá de esto, la historia que escribió hace una década el dramaturgo Víctor Sánchez se considera universal por la base de su argumento: un grupo de amigos se sienten frustrados y desencantados con la vida adulta, porque sencillamente esta no es como les habían contado.
Nosotros no nos mataremos con pistolas se rodará entre Quartell y Almenara durante cuatro semanas. Será el tiempo suficiente para llevar a la gran pantalla la obra con la que Sánchez obtuvo el premio Max a Mejor Autor Revelación en 2016. Ahora es la cineasta catalana María Ripoll quien queda al frente de su adaptación, si bien el mismo dramaturgo ha sido el encargado de confeccionar el texto junto al cineasta de Onda, Antonio Escámez. "Aunque ya trabajé en la adaptación de una obra de teatro -Tu vida en 65, de Albert Espinosa-, nos hemos pasado cuatro meses elaborando el guión", explica Ripoll, quien reconoce que hacerlo de nuevo ha sido todo un reto, puesto que hace falta "sacar la historia de las cuatro paredes" en las que se enmarca sobre el escenario de un teatro, para así transportarla al resto del mundo. "La trayectoria de los personajes es muy importante y eso realmente queda más en off en el teatro. Aquí los mismos exteriores dicen mucho sobre ellos".
La trama de Nosotros no nos mataremos con pistolas es fácil de seguir. Blanca (Ingrid García-Jonsson) vuela de Londres a su pueblo natal para reunir, tras años sin verse, a sus amigos de toda la vida. Pero es en ese encuentro, mientras el pueblo celebra sus fiestas mayores, cuando descubrirán que todos atraviesan una crisis personal. Unos porque han intentado abrirse paso en la ciudad, otros en el extranjero, y uno en el pueblo. Pero todos han llegado a los treinta años y, sin embargo, se sienten perdidos. No solo creen que la juventud se les escapa, sino que la precariedad laboral les ha llevado al desencanto, a las dudas sobre su futuro y a las ganas continuas de empezar de cero.
Como explica Joe Manjón, "todos pasan por ese momento en el que uno vuelve al pueblo, se encuentra con la pandilla de toda la vida y, sin embargo, siente que no ha cambiado nada, pero a la vez sí lo ha hecho". Para el actor esta es precisamente la riqueza de la historia y lo que la conecta con la actualidad. Pese a que fuera escrita antes de la pandemia, son muchos quienes han vuelto a sus orígenes y se han reencontrado con sus familiares y amigos durante este tiempo. "La covid nos obligó a parar y a cambiar nuestras vidas. Por eso, muchos sintieron que no avanzaban. Cuando leí el guión del film entendí muchas de las cosas que se estaban contando. Hay problemas como comprarse una casa, que por más generaciones que pasen, siguen estando ahí. La película no habla de algo que hayamos vivido, sino de algo que yo personalmente estoy viviendo ahora".
Para Ingrid García-Jonsson, quien comparte edad con su personaje, es precisamente esta cercanía con su propia vida lo que más le ha aterrado de interpretar el papel. "De pronto el personaje de Blanca se enfrenta a cosas que para mí son también muy personales. Era un material en el que a priori me daba miedo meterme. Es mucho más complicado que hacer, por ejemplo, algo de terror, que es lo último que he rodado, porque este género te permite desentenderte más, aquí entras en el fango", expone la actriz, quien, aún así, asegura que la interpretación tiene una capacidad grande de "sanar". "Dar expresión a estos problemas y jugarlos en el cine, a mi en lo personal me permite aprender", afirma.
Con todo, la grabación de Nosotros no nos mataremos con pistolas no se desarrollará en medio de muchas localizaciones. Serán en efecto una casa de Quartell, una verbena y la playa de Almenara los principales sets del rodaje. Es esta además una película con solo cinco actores. Junto a García-Jonsson y Manjón, la cinta está siendo protagonizada por Elena Martín, Lorena López y Carlos Troya. En este sentido, reconoce María Ripoll que tras haber rodado una serie durante la pandemia, se agradece volver a producciones "más personales e íntimas", algo que "ha sido difícil" de ejecutar durante la pandemia.
En efecto, la producción, a cargo de Lina Badenes (Turanga Films) y Belén Sánchez (Un Capricho de Producciones), ha arrancado su filmación un año después de lo previsto por la dificultad doble que la pandemia ha supuesto para los equipos más independientes. "Cuando no tienes una plataforma detrás, has de cuidarlo todo mucho", asevera Ripoll, quien aún así reconoce que son este tipo de películas las que más le gusta hacer.
Sea como sea, parece que la crisis sanitaria está casi superada y el rodaje de Nosotros no nos mataremos con pistolas se está avanzando incluso a lo previsto. "Esta es la tercera película que grabo después del confinamiento y creo que estamos más que acostumbrados a los tests de antígenos y a ir con mascarilla cuando hay que llevarla. Lo tenemos muy interiorizado y lo importante es que el cine siga adelante, porque tiene una labor muy importante. Yo soy la primera que disfruto viendo otras historias que no pasan en la vida real. Y en estos momentos es importante dar vida a relatos que nos hagan sentir mejor de lo que estamos", sostiene Ingrid García-Jonsson.
La película todavía sin fecha de estreno, tiene previsto recorrer antes diferentes festivales para lograr mayor notoriedad y respaldo económico. "Tenemos claro que antes de estrenarla en el cine, la llevaremos por diferentes citas del país. Estamos convencidas de que tiene el prestigio para hacer trayectoria en festivales y esa es nuestra prioridad. No solo la película lo merece, también el equipo", asevera Badenes. El filme, que será distribuido por Filmax, cuenta con el apoyo del Institut Valencià de Cultura, el Institut Català de les Empreses Culturals, Televisió de Catalunya, À Punt Media e IB3, con la producción asociada de AMC y Pasarela.