CASTELLÓ. De todas las clases artísticas que estamos analizando durante estas semanas, las de fotografía posiblemente son las que mejor encajan con el mundo online y por eso no les ha costado tanto "reinventarse". Aunque no nos confundamos, estas "no se imparten como si fuera un tutorial de YouTube o como un curso de Domestika". Según explica Lidón Forés, profesora del Aula Foto Cine Lledó de Castelló, lo que les diferencia de estas plataformas nacidas directamente desde la red, es que en sus clases continúa habiendo un contacto directo con los alumnos, "se interactúa y se interrumpe de la misma manera", solo que ahora se hace a través de GoToMeeting o Zoom.
"No hay ninguna limitación a la hora de impartir nuestras clases en Internet. Quizá la única barrera que exista es la que tienen las propias personas al confundir nuestros cursos con otros más generales e impersonales que ya habían en la red", comenta la directora del centro. Así, la escuela ha conseguido impartir el 90% de sus cursos vía streaming, aunque casualmente, es el de Iniciación a la fotografía el que más está costando llenarse, pese a que antes del confinamiento siempre tenía listas de espera.
El principal problema -señala Forés- es que todavía hoy existen "prejuicios" sobre la enseñanza de la fotografía. "La gente cuando se apunta a nuestros cursos cree que los alumnos van a coger sus cámaras y se van a juntar alrededor de un objeto para retratarlo todos a la vez. Es el ejercicio clásico que la gente espera hacer en las clases, pero nosotros proponemos ejercicios más autónomos. Ni nos juntamos ni hacemos fotos juntos. Yo propongo que la gente lo practique de forma individual en sus casas, por eso no hay apenas diferencia entre lo online y lo físico", añade.
Tanto es así que la escuela de Castellón no se plantea abrir sus puertas hasta que llegue "la nueva normalidad", es decir, hasta que pasemos por lo menos la fase 3 de la desescalada. "Sabemos que se podría abrir ya en la fase 1, siempre y cuando haya dos metros de distancia entre los alumnos, pero como nuestra aula es pequeñita sería demasiado incómodo volver así", asegura Forés, quien además ya veía con muy buenos ojos el llevar su enseñanza hasta el plano digital. "Teníamos pensado lanzar la escuela online a finales de año y el estado de alarma solo ha hecho que darnos un empujón para hacerlo mucho antes. Desde hace tiempo tenía muy presente que la enseñanza online no es el futuro sino el presente".
En su caso, el centro ofrece al menos un curso al mes y ha bajado el precio de todas sus clases para ver si la gente "se lanza y se anima". Además, en este caso, las clases las imparte una plantilla que va cambiando de mes en mes. Por el momento los profesores 'confinados' han sido Julián Barón, Diego Arregui, Irene Gras (comisaría en el Museu de Belles Arts de Castelló), José Bravo o la misma Lidón Forés, que en su caso también ofrece pequeñas masterclass de un día. "Hay dos cursos de los que estoy especialmente orgullosa que es, por un lado, el de historia del arte, porque para aprender fotografía es muy importante entender de forma paralela el arte. Y por otro, destaca mucho el curso de Julián Barón, todo un referente de la fotografía a nivel internacional. En sus clases nos propone crear un laboratorio de imágenes y nos enseña narrativa visual. Aún no sabemos qué saldrá de ahí, si un trabajo colaborativo o individual, pero es interesante, porque nos plantea que busquemos imágenes entorno al 'no contacto'", cuenta la profesional.
Con todo ello, parece que lo único que hace falta para desarrollar las clases de fotografía en streaming es tener Internet, un dispositivo para conectarse y una cámara. Ni siquiera el confinamiento puede suponer un hándicap a la hora de crear. "Es más bien una oportunidad", cree Forés, porque aunque no podemos ir a cualquier manzana del mundo a fotografiar lo que pasa frente a nuestros ojos, "obliga a la gente a mirar a través de la ventana, a mirarse a sí mismo y a hacer un ejercicio que cuesta mucho más". Esto -agrega- "nos ayuda a aprender a mirar de manera diferente a la que estamos acostumbrados, porque es un ejercicio hacía dentro".
Parece ser que al final todo son ventajas. "Lo único que no hay son abrazos", apostilla Forés. Pero también hay otros dos aspectos positivos: primero, "al quedar grabadas las sesiones, la gente que se inscribe a los cursos puede volver a ver las clases cuando quiera". Cuántas veces nos ha pasado que tomamos apuntes que después no entendemos o simplemente que hay una lección que se nos resiste. Así es como tener "clases de repaso" en bucle y autogestionadas. Además, los alumnos pueden compartir pantalla para mostrar a toda la clase alguna de sus imágenes. Y la segunda, y una de las clásicas ventajas de Internet, es que puede acceder al contenido cualquier persona del mundo. Un aspecto que en este caso abre por completo las posibilidades de una escuela asentada en Castelló. "En general estas semanas ha habido mucho interés por la escuela. De hecho hemos atraído a gente de fuera de la provincia, pero incluso de Latinoamérica. Esto es súper positivo, porque si siempre es una oportunidad el conocer gente para aprender, ahora al abrir nuestra frontera, pues imagínate".