CASTELLÓ. Las obras del Muelle de la Cerámica, que conllevarán una transformación integral del mismo tras la concesión otorgada a Noatum y Terminal Marítima del Grao (TMG), conllevarán el derribo del faro de PortCastelló, que lleva en pie en su ubicación actual casi medio siglo, desde que la actual construcción de hormigón fue alzada en 1971.
El motivo del desmantelamiento y posterior alzado de un nuevo faro es que el actual, a raíz del crecimiento del puerto, ha quedado en medio del Muelle de la Cerámica y este debe albergar naves cubiertas con las que almacenar los diferentes materiales que pasan por esta zona. El presidente de la Autoridad Portuaria de Castellón, Francisco Toledo, recuerda que, en un principio, el faro "estaba en una escollera, en la bocana del puerto", pero con la inauguración del Muelle de la Cerámica, en 1999, destinado a la estiba de las materias primas que utiliza la industria azulejera, quedó en medio del mismo.
Así, con el paso de los años, se había convertido "en un impedimento" para la óptima realización de los trabajos sobre muelle, reconocen desde Noatum. Esta es precisamente la terminal encargada de remodelar esta zona del muelle y la que llevará a cabo la demolición y el alzado del nuevo faro, que estará ubicado al borde del mar, justo en la curva que se realiza para encarar el Muelle de la Cerámica.
Así las cosas, este mismo lunes el Ayuntamiento de Castelló abordará, en las comisiones informativas, la licencia urbanística del derribo del faro, con lo que se avanzará de forma decisiva en un trámite que lleva bloqueando las obras de acondicionamiento del muelle "dos meses", señalan fuentes implicadas en el proyecto.
Con ello, las terminales que explotan desde junio en régimen de concesión el muelle a cambio de unas inversiones de aproximadamente 36 millones de euros en el mismo, podrán acometer "un proyecto ambicioso de protección ambiental", destaca Toledo.
Para proceder al desmantelamiento del faro, primero se deberá alzar el nuevo, que Toledo considera que será "igual pero más ligero". No en vano, ahora ya los hay que se construyen con una estructura metálica en lugar del hormigón de tiempos pasados. El faro actual, de 27 metros de altura, proyecta su luz hasta las 14 millas náuticas o, lo que es lo mismo, 26 kilómetros. Pero esto ha dejado de tener relevancia. "Hoy en día los faros no tienen utilidad, pero legalmente tienen que estar ahí", señala el presidente de PortCastelló. En cambio, las señales radioeléctricas que emiten los diferentes emisores que albergan son claves para la guía de los buques hasta puerto.
La nueva construcción supondrá así un paso más en la larga historia de los faros del puerto de Castellón. El originario databa de 1867 y era solo una construcción con una faroleta que servía para iluminar el fondeadero que albergaba entonces el Grau, que no tenía muelle. La navegación de altura se lograba en aquellos tiempos gracias a los faros de Orpesa y las Illes Columbretes.
Posteriormente, en 1917, se construyó el más conocido, que sufrió varias remodelaciones y ahora está ubicado en el Muelle de Costa tras ser trasladado hasta allí precisamente debido a las sucesivas ampliaciones del puerto.