CASTELLÓN. El secretario autonómico de Empleo y director general de Labora, Enric Nomdedéu, ha regresado esta semana al Ayuntamiento de Castellón para hacer balance de las políticas de empleo en la ciudad, donde ejerció como vicealcalde hasta que el Consell lo fichó en 2016. Su despacho está en València, pero no pierde de vista la capital de la Plana. Como arquitecto del Pacte del Grau, conoce de primera mano sus fortalezas y sus debilidades. Del acuerdo de gobierno, de su situación como investigado en el denominado caso de los sobres, de los desafíos del mercado laboral y de su propio futuro tras las elecciones, habla con Castellón Plaza.
- Los datos del paro muestran una mejora en términos interanuales, pero siempre ha defendido que no son tan importantes las cifras como la calidad del empleo. ¿Qué retos hay en este sentido?
- Romper la estacionalidad es uno de ellos. Con la agricultura todavía no hemos empezado, pero con el turismo sí. Pusimos en marcha un plan de ayudas para alargar los contratos de seis a nueve meses. Así, a la empresa le conviene la formación y los trabajadores tienen la seguridad de poder continuar, porque les llaman primero a ellos [...]. Y es verdad que ha crecido más de un 30 por ciento la conversión de contratos temporales en fijos, pero siguen siendo una minoría respecto a antes de la reforma. Tenemos un problema estructural en la economía y un problema por la reforma que facilitó la temporalidad.
- ¿Y qué hay del sesgo de género en el ámbito laboral? Hay más mujeres que hombres en el paro, cobran menos, no tienen las mismas oportunidades para acceder a puestos directivos…
- La Organización Internacional del Trabajo (OIT) lo plantea como uno de los grandes retos del mercado laboral. La ley dice que todos los oficiales cobran lo mismo, pero si eres chico te doy de alta como oficial y si eres chica, como auxiliar con aspiraciones. Es un juego de nomenclatura que intentamos perseguir. Además, históricamente y antropológicamente hemos decidido que aquellos trabajos que se hacen en el domicilio no se pagan, son trabajos gratis y los hacéis las mujeres. Seguimos teniendo una percepción androgénica: en una entrevista de trabajo a ti te van a preguntar si quieres ser madre y a mí nadie me va a preguntar si quiero ser padre. Hay un cambio de carácter social que tiene que hacer todo el mundo, pero desde las administraciones tenemos que avanzar.
"en una entrevista de trabajo a ti te van a preguntar si quieres ser madre y a mí nadie me va a preguntar si quiero ser padre"
En todas las políticas de Labora, si se contrata a una mujer la ayuda es del 100 por ciento y si es un hombre, es del 85. Hemos sacado ayudas específicas para que mujeres autónomas embarazadas puedan contratar a otras mujeres para sustituirlas seis meses antes de dar a luz. Por otra parte, en trabajos como el cuidado de mayores, hemos hecho un decreto a tres bandas: Educación les va a homologar las prácticas por haber cuidado de mayores o dependientes familiares; después pasan a Labora, donde les damos la formación; y salen con la capacitación que permite que Políticas Inclusivas las contrate en residencias o que puedan trabajar en ese ámbito como autónomas.
- La ralentización de las ventas en el sector azulejero ha llevado a pymes a presentar EREs de suspensión temporal que afectan a mil trabajadores en la provincia de Castellón en la actualidad. ¿Hay motivos para la preocupación?
- Seguramente decir esto del sector cerámico sería injusto porque sí se han hecho esfuerzos, pero la industria en general lleva muchos años intentando competir por precio y eso significa salarios bajos, EREs y pérdidas porque no podemos competir con mercados nuevos, algunos de los cuales hemos creado nosotros implantando fábricas en otros países. No podemos competir con ellos porque afortunadamente nuestra protección social es mucho mejor que la de aquellos trabajadores, por lo tanto o le metemos un poco de I+D+I+T de territorio o esto va a ser muy complicado. Firmaremos convenios de 100.000 euros con cinco institutos tecnológicos, también el Instituto de Tecnología Cerámica, para que diseñen la formación que de verdad necesitan sus industrias. Es muy vergonzoso que desde Labora estuviéramos todavía formando a la gente con técnicas que ya no existen en el mundo de la cerámica. Resulta que en Almassora tenemos empresas punteras en inyección y nosotros seguíamos hablando de pantallas y nosequé…
- Hace poco lanzó la idea de la jornada laboral reducida, una propuesta que desde algunos sectores se tilda de ocurrencia. ¿Qué tiene que cambiar para que sea una posibilidad real?
- No es una ocurrencia, la OIT ya habla de la necesidad de repartir el trabajo que hay de una manera diferente [...]. Trabajamos 37,7 horas semanales en España, que es más que la media europea, y tenemos una de las productividades más bajas. Es más, sabemos que a partir de las seis horas trabajadas se disparan los accidentes laborales [...]. A lo mejor es que los turnos no están bien pensados porque hacemos que la gente trabaje muchas horas y algunas no son productivas. Y después hay una cuestión de carácter filosófico. ¿Aquí a qué hemos venido? Yo he venido al mundo a pasear con mi hija, a leer libros de poesía y a echarle los tejos a mi chica, no a trabajar. Trabajar es para poder llenar la nevera, y nos hemos obsesionado con que el objetivo central es ese y a lo mejor no lo es. Por lo tanto, abramos el debate a ver dónde nos lleva.
- En los últimos tres años su puesto de trabajo ha estado en València, pero siempre ha mantenido un pie en Castellón, pendiente de la política municipal. Ahora que acaba el mandato, ¿qué nota le pondría al Pacte del Grau que rubricó en su día?
- Si lo que valoramos es lo que hemos hecho como Pacte del Grau, es relativamente fácil: tenemos un instrumento que se llama Trello con las 420 cosas que dijimos que íbamos a hacer, y si entras ahí y ves los porcentajes de iniciativas cumplidas, más las que hemos ido añadiendo en estos cuatro años, creo que estamos a la altura de un notable. Le pondría un 7,5 porque hay cosas que han costado de sacar más de lo que debería y por algunos desencuentros públicos, que son razonables. Lo dije cuando tomé posesión, 'para Compromís no es fácil porque vamos a estar en minoría dentro de un gobierno que está en minoría', por lo tanto asumimos una enorme responsabilidad, y eso, queramos o no, genera fricciones. Ojalá algunas se hubieran resuelto más larvadamente, otras se han hecho más públicas y eso hace que le baje un poco la nota. Si no fuera por esos desencuentros…
- ¿Cómo debería ser un segundo Pacte del Grau?
- Debería contar con tres actores. Espero que la tercera pata [Castelló en Moviment] esta vez entienda que la transformación real de la ciudad y la sociedad es más fácil impulsarla desde dentro que desde fuera presionando. Es más duro estirar que empujar, pero hemos venido a hacer política, y eso se hace remangándose. También me gustaría que, además de volver a pactar un programa, pactáramos algo que nadie pensó en aquel momento: los desacuerdos. ¿Dónde prevemos que vamos a tener un conflicto? Esos temas tratémoslos con mucha prudencia y, si no estamos de acuerdo, lleguemos al pleno explicándolo. Para eso somos partidos políticos. ¿En qué estamos de acuerdo que es fundamental? En el presupuesto y en el plan de ordenación urbana. Ahí tienes los dos instrumentos básicos de un ayuntamiento. Todo lo demás son detalles. Si nos fijamos, hemos tenido discrepancias en temas de carácter administrativo menor y no en aquellos que realmente afectan a la ciudadanía [...]. A veces en política sobra testosterona y falta empatía, y al final esas cosas acaban trascendiendo. Es una pena. Nos llevamos mejor de lo que parece y, en cualquier caso, estamos condenados a seguir llevándonos bien.
"A veces en política sobra testosterona y falta empatía"
- ¿Cómo ve a Ignasi Garcia como candidato de Compromís a la alcaldía de Castellón?
- Bien. Ignasi empezó con nosotros en esta temporada, me acompañaba como asesor, por lo tanto es alguien que conozco bien. Somos muy distintos, tenemos modelos de liderazgo diferentes, y debe ser así, cada uno debe imprimir su manera de trabajar. Es un hombre que sabe trabajar con el equipo, generoso a la hora de reconocer las aportaciones del resto de la gente, y con el necesario puntito de ambición que debe tener. Yo creo que es un poquito más ambicioso que yo. Por eso no me ha ido a mí tan bien, porque soy menos ambicioso. Pero lo digo en positivo. Creo que lo va a hacer bien y es un buen portavoz.
- Modelos de liderazgo diferentes, ¿en qué sentido?
- Me considero alguien que sabe trabajar en equipo también, pero creo que Ignasi... No sé si decir que tiene las ideas más claras que yo en ese sentido. Yo necesito más tiempo a lo mejor del que necesita él para escuchar lo que me dicen los compañeros. Y a lo mejor es porque he reflexionado menos que él en casa y cuando llego a la reunión todavía necesito oír más ideas. Él parece que tiene las cosas más claras. Pero, vamos, no sé, está bien, cada uno lidera como le nace. Lleva menos años en la política, por lo tanto hay cosas que habré aprendido antes que él que habrán jugado a mi favor y otras que serán vicios de gestión que me habrán hecho menos hábil que él. Son épocas diferentes. Yo confío en él, es mi candidato y creo que va a ir muy bien.
- Uno de los momentos más difíciles para Compromís fue el cese de funciones de Ali Brancal. ¿Qué habría hecho usted si hubiera seguido en el Ayuntamiento de Castellón?
- No sé exactamente qué habría hecho Ali si hubiera tomado una decisión por su cuenta. Su actuación fue consensuada con el grupo y con el partido. Por lo tanto, yo creo que habría hecho lo mismo. Es difícil saberlo porque también Ali tiene su carácter y yo tengo el mío, pero en cualquier caso me habría sometido también a la opinión del grupo y del partido [...]. Cuando se decía que éramos incoherentes o que el Código de Buen Gobierno lo exigió Nomdedéu, hay que recordar que se aprobó por unanimidad y cuando algo sale por consenso es porque todos hemos tenido que ceder en algo. ¿Cómo habría sido nuestro código? Pues tal vez habría sido peor y todavía lo tendríamos peor, porque estábamos en un momento de tal eclosión que a lo mejor nos pasamos de frenada [...]. Pero es verdad que las malas artes de una querella criminal nos han puesto en una situación muy incómoda y emocionalmente muy dura. Yo lo llevo mal como militante, como amigo de Ali y también a título personal, porque sé que esto tiene mucho de vendetta de Juan José Pérez Macián conmigo.
- ¿Entendió la postura del grupo socialista al dejar caer a Brancal?
- Sí, puedo entenderla. Esto no sé si va a gustar en mi grupo, pero puedo entenderla. No sé honestamente si era lo más inteligente después de decir que es una querella de un partido político y no una imputación formal por parte del juez. No sé si facilitarle las cosas al PP fue lo más inteligente, pero puedo entender sus argumentos, y puedo entender que también hubiese cálculos electorales. No lo comparto, pero puedo entender las razones por las que dicen que lo hicieron.
- El próximo 21 de marzo, la Audiencia Provincial se pronunciará sobre la admisibilidad de las pruebas aportadas por el PP contra Brancal y contra usted. Es una fecha decisiva para el caso, ¿cómo la afronta?
- Si finalmente estas pruebas se admiten y dentro hay lo que dicen que había, habrá que demostrar que esos sobres son nuestros sobres, habrá que demostrar que yo lo sabía, que yo lo autoricé, que lo ordené, que lo toleré. Y ahí empezará el juicio de verdad. Por lo tanto, el día 21 es determinante en el sentido de que si no se admite la prueba principal, se deshincharía bastante el caso. Esto es del año 2014 [...]. En el grupo popular hay ocho personas de las cuales tres son abogados. Han calculado los tempos para que explote en campaña electoral. Cuando yo era diputado y descubrimos una tarde que en la Vall d’Alba pasaban cosas [en referencia al caso del exvicepresidente de la Diputación Francisco Martínez], al día siguiente fui a Fiscalía con la documentación. Esconder algo cuatro años para hacerlo explotar en campaña electoral, haber conseguido las pretendidas pruebas de una manera como mínimo bastante dudosa, y hacerlo por la vía de la querella es una opción. Desde luego, no es nuestra manera de entender las cosas.
- Pérez Macián ha sido señalado por la Guardia Civil en la investigación de la trama Púnica, aunque de momento no está imputado. Vuelve a ponerse sobre la mesa el debate sobre la corrupción y la ejemplaridad, y hay quien pide su dimisión en pos del buen nombre del Ayuntamiento. ¿En qué punto se debe poner el listón ético?
- Es muy complicado poner el límite. En aquel momento, la exigencia era máxima [...]. El problema es dónde pones la línea y, o nos ponemos todos de acuerdo, o esto va a ser un problemón. Yo no creo que Pérez Macián tenga que dimitir ahora. No lo creo, porque no está imputado. Cuando ves el informe de la Guardia Civil parece evidente que lo va a estar en breve porque dice cosas muy serias. Además, hay un enorme cinismo cuando Pérez Macián nos acusa de pretendidamente haber malgastado 350 euros en sellos, cuando sabemos que, según una sentencia de la Gürtel, él y la mayor parte de su equipo son concejales y diputados gracias a la financiación ilegal también en Castellón.
"no creo que Pérez Macián tenga que dimitir ahora porque no está imputado"
Sabemos, porque enseñamos las facturas en su momento, que en el día del Pregó el Ayuntamiento se gastaba 2.000 euros en el bar de atrás en gin-tonics y puros, ¿y estamos hablando de que yo me tengo que ir a casa por 350 euros? [...]. Hablamos de 42.000 euros [en contratos con Púnica], ¿y yo me tengo que ir a casa porque dice que me he gastado 350 euros en sellos? Que si llegamos a juicio, ya lo veremos [...]. Somos los que ponemos el listón ético más alto, pero eso no debería conllevar que caigamos antes por pretendidamente haber sido poco rigurosos a la hora de enviar cartas, cuando los sobres de los otros llevaban billetes de 500.
- ¿Dónde se ve tras las autonómicas?
- Me veo en Benicàssim, en la piscina esperando a ver si suena el teléfono. Si hay un Botànic 2 y el partido y el Consell confían en mí para seguir haciendo el trabajo que estamos haciendo y que hemos dejado diseñado para los próximos meses y años, yo iré encantado. Si me ofreciesen otra cosa, no lo sé. Si no me veo capaz, diría que no. Le digo siempre de broma a la gente del gobierno que soy el único que sabe con toda certeza que el día después de las elecciones seguirá en la misma organización, en Labora: si no estoy a este lado de la mesa estaré en el otro pidiendo trabajo. Me encontraré con 57 años buscando trabajo y, como tantos, confío en la gente de Labora.
- ¿No echa de menos la primera línea política?
- Mi hija, que ahora tiene nueve años, desde que trabajo en València y soy secretari, dice que estoy de mejor humor, y creo que tiene que ver con no formar parte del debate permanente y diario. Yo ahora gestiono. En tres años me han llamado tres veces a Les Corts a explicar lo que hago. Vas, lo explicas, ni siquiera se vota, les convences o no y te marchas. No he vuelto a pisar Les Corts, no formo parte de ningún debate, no discuto. Aquí, cada vez que como concejal del gobierno tenía que hacer algo, lo tenía que explicar en el pleno, debatir, y eso me pasó más factura y me generó más tensión de la que pensaba. Me lo he pasado muy bien, me gusta muchísimo el debate, pero de momento no lo echo de menos.
- ¿Compromís le ha tentado para primarias?
- Sí, pero ya había dicho que no volvería a las municipales y, honestamente, no me apetece nada verle la cara a Toni Cantó cuatro años. Ese tipo de política, basada en la mentira y en la grosería, no me apetece vivirla. Así que si puedo estar en la gestión y colaborar y seguir mejorando la vida de la gente desde este ámbito, estaré encantado. No me apetecía ser diputado y ya está, no hay más. Decidí no ser concejal ni diputado, no presentarme a primarias. Estaré en la piscina y me llamarán o no. Si suena el teléfono y es el Consell y me ofrece algo que me gusta, bien. Y si no, seguiré con mi vida. Antes de esto tenía cotizados 23 años como civil y ya me quedan pocos para jubilarme.