CASTELLÓ. La familia Patiño, que gestiona uno de los principales grupos gastronómicos de Castelló, formado por cinco locales, sale de su zona de confort. Y lo hace por partida doble: en breve dará el salto a Vila-real, con su primer establecimiento fuera de la capital de la Plana; y lo hará con un formato al que no están acostumbrados, la franquicia.
Concretamente, el trío de empresarios hosteleros, formado por Vicente y sus hijos Vicente y Nacho, ha arrancado recientemente las obras del primer restaurante de The Fitzgerald Burger en la ciudad bañada por el Millars. Para ello, junto con los fundadores de la cadena y de Tastia Group, que justo antes de la pandemia compró la mitad de la firma para impulsar su crecimiento, han escogido un gran local, el histórico concesionario de Audi, ubicado en la avenida de França, número 44. Su objetivo es abrir "en la última semana de agosto", justo antes del inicio de las Festes de la Mare de Déu de Gràcia.
Y para ellos es todo un reto. "Aunque parezca que esté cerca, es el primer paso fuera de Castelló, con lo que el cliente será nuevo y es la primera experiencia en una franquicia", señala Vicente, el mayor de los dos hijos del fundador del grupo. Eso sí, el hecho de conocer a uno de los propietarios de Tastia, y que Fitzgerald "sea una marca consolidada, sobre todo en la Comunitat Valenciana", les aporta "tranquilidad", además del hecho de que la franquicia entregue el restaurante llave en mano.
Todo ello les ha llevado a dar un paso "que llevamos madurando desde enero". Cuando recientemente cerraron la financiación para la inversión, cifrada en alrededor de medio millón de euros, no lo dudaron. Y en esa aventura, "y muy ilusionados" están.
Esto permitirá dar un nuevo salto en la facturación, que aún no se atreven a valorar, a un grupo que acumula un crecimiento sostenido desde principios de Siglo XXI. Nacido con la fundación del mítico Bocadi, en la plaza Escultor Adsuara, por parte de Vicente "hace 36 años" y cuando este solo tenía 20, fue en el año 2000 cuando reconvirtió la bocatería en una cervecería Gambrinus, pero con la vocación de continuar ofreciendo un servicio "de toda la vida, de menú y tapas", señala su hijo.
Alrededor de 2007 sumó Gambrinus Borrull y en 2014 transformó la emblemática cafetería Zurich de la calle Santos Vivanco en la Cervecería Blasón, justo al lado de Huerto Sogueros. Dos años después el grupo dio un paso en su diversificación con The Temple Bar, el primero de los dos pubs irlandeses con que cuenta en Castelló. Situado a escasos metros de Gambrinus Bocadi, completa la oferta cervecera con bocadillos, hamburguesas y tapas; y la música en directo se ha convertido casi ya en un ingrediente más de su carta.
Como también sucede en la que hasta ahora es la última incorporación al grupo gastronómico: Dublín House, situado en la calle Carcaixent y cuyos tardeos son ya una parte central del ocio de la capital de la Plana. Tanto es así que justo tras declararse la pandemia, "y casi aprovechándola", los tres empresarios castellonenses decidieron ampliar el establecimiento con un local anexo.
Se trata de esta manera de un grupo de restauración diversificado y que ahora va a dar un nuevo paso en este sentido, "quizás con un público más joven, pero no solo, porque son hamburguesas al carbón, algunas de carne madurada... el producto es muy bueno", apunta Vicente. Con ello, además sumarán "entre 20 y 30 personas" a su plantilla habitual, que consta, entre septiembre y Semana Santa, "de entre 80 y 100 personas".
No es una mala cifra para un grupo gastronómico 100% familiar, construido desde sus inicios con el esfuerzo de sus promotores, pero que no se cierra puertas de cara al futuro. Y ahí tiene mucho que decir la vertiente joven de la familia. Vicente lo tiene claro -"lo más fácil es que sigamos creciendo, yo tengo 31 años y mi hermano 24"-... y Nacho todavía va más allá: "Estamos empezando a crecer".