CASTELLÓ. No hay cientos de personas esperando sus sesiones, son conscientes de que hablar de cine poco convencional no suele resultar fascinante. Más, si se trata de un formato tan apartado de los grandes escaparates como son los cortometrajes. Y todavía más si se hace en una ciudad como Castelló, donde los cines están en la periferias y la cartelera alternativa es más bien escueta. Sin embargo, estos primeros cuatro años de andadura les ha valido para fidelizar un público que les acompaña edición tras edición. "La gente está interesada en abrir su mente y conocer películas más experimentales", abanderan Pilar Ramo y Nacho Badenes, profesionales que gestionan el ciclo de Sessió contínua en el Menador. Un proyecto en el que cada jueves de final de mes se proyectan obras locales -también estatales-, y donde los autores y autoras del film y un público entregado entran en diálogo para compartir y debatir la variedad audiovisual que se teje más allá del televisor.
El cine es muchas veces entretenimiento. Sessió Contínua es muchas veces entretenimiento. Pero, más allá de eso, el propósito principal es claro: hay que hacer pedagogía audiovisual. Por eso, su público objetivo son, además de los ciudadanos de a pie, alumnos del grado de Comunicación Audiovisual, que actualmente se imparte en la Universitat Jaume I. "Hemos intentado llegar muchas veces al alumnado porque esta es una actividad muy positiva para ellos; viene un director, explica cómo ha hecho el corto y las facilidades o dificultades que ha encontrado. Es algo que no van a aprender en las clases", sostiene Badenes. Y es que además de recibir un estímulo tan directo como es ver a un profesional del sector en plena acción, en contraposición, Sessió contínua les acerca "las miserias" que se vive especialmente en el cine local y amateur. "El último corto que proyectamos estaba hecho en Alcora y con un presupuesto cero. Su director, Pablo Pallarés, solamente contaba con su equipo. Sin embargo, esto nos demostró que no hace falta el dinero para hacer una buena película".
Parece que las carencias del cine local son evidentes y de ahí que otro de los objetivos que atraviesen al ciclo audiovisual sea tratar de crear una red estructurada de técnicos, actores, actrices, guionistas, directores y demás trabajadores de la industria. La falta de gremio en la provincia hace que resulte complicado crear un tejido sólido que permita producir de forma regular y diversificada. En consecuencia, seleccionar trabajos made in Castellón que poder proyectar es cada vez más costoso. "Al margen de los trabajos que se difunden y proyectan en festivales, cuesta mucho llegar al talento local. Alguna vez nos hemos topado con una proyección super buena y nos hemos enterado después de que el autor era de Castellón. Culpa de ello también es de los medios generalistas que nunca se han preocupado por los cortometrajes", considera Badenes. También Ramo tiene claro que la gente tiene sus vídeos guardados en el "cajón" -ya sea en Vimeo o YouTube- por falta de medios para hacer difusión.
Aun así, los organizadores de Sessió contínua no restan mérito a los festivales de cortometrajes que cada vez más van copando la provincia para visibilizar este género. El último en sumarse, el festival de Almassora (Alma) que en su primera edición ha recibido 432 obras de más de 20 países de procedencia. "Los cortos no tienen las plataformas tan potentes con las que cuentan los films de larga duración para llegar el público. Por eso estos son tan vitales. Además, ahora nos encontramos en un buen momento para España. Se nos está reconociendo y estamos teniendo bastante proyección internacional", explican los profesionales. A lo largo de estos años, Sessió contínua ha proyectado obras tan galardonadas como las de Elena López Riera y Pueblo o Los desheredados de Laura Ferrés, ambas premiadas en Cannes.
"El auge de los cortos tampoco se puede desvincular a los equipos técnicos tan pequeños que han ido apareciendo. Con cualquiera de estas cámaras se puede hacer una historia breve, ya que es menos costosa. No obstante, el problema sigue siendo el mismo, no es una cuestión tanto de creación y producción, sino la exhibición", argumentan Ramo y Badenes. Un problema que aun así parecen entender cada vez más los medios que hay formados alrededor del propio cine. Ejemplo de ello sería la prestigiosa plataforma Filmin que hasta hace bien poco era exclusivamente de largometrajes, pero poco a poco ha ido sumando el formato breve.
Por lo que hace a Sessió contínua una de sus peculiaridades, y grandes atractivos, es el propio funcionamiento del ciclo que consiste en organizar sesiones dobles de cortos en las que se proyecta, por un lado, una obra de autor local y, por otro, una de autoría estatal. Pero además, estos emparejamientos no son al uso, sino que hay algún aspecto -ya sea temático, contextual o formal- que les une. "Es una manera de decir que aunque estamos en la periferia nuestra forma de crear no está tan aislada. Se puede dialogar perfectamente con films gallegos o hechos en grandes capitales. Igualmente nos sirve para descubrir la esfera estatal", indica Ramo. Así, aunque reconocen también que hay una manera bastante marcada de crear "a la valenciana", un treinta por ciento de la gente "rompe con ello", a través de formatos más innovadores como las webseries, las piezas de videoarte o los propios videoclips.
En la próxima temporada de Sessió contínua las obras que demostrarán su paralelismo son 9 pasos, corto de los cineastas locales Marisa Crespo y Moisés Romera; y Timecode, de Juanjo Giménez Peña. A primeras puede extrañar esta mezcla, ya que se antepone un trabajo de terror y suspense a una comedia, pero puestos a profundizar Ramo y Badenes ven en ellos la misma capacidad por tratar la incomunicación de los personajes principales. Además, ambos trabajan y le dan una vuelta al espacio cotidiano. "Vemos cómo se ha generado un espacio artístico en un espacio del día a día y cómo se ha convertido el pasillo de casa, un lugar tan cómodo y reconocido, en un sitio terrorífico", explican.
La programación del trimestre, que empezará oficialmente a partir del 24 de octubre, se completa con proyecciones de piezas del proyecto 'Cine por venir', con Sonia Martínez y Miguel Ángel Baixauli, el 21 de noviembre. Este es un colectivo valenciano que acostumbra a salirse de los márgenes habituales, para ofrecer talleres que potencien el conocimiento cinematográfico. La idea surgió en 2013 con la intención de articular un foro de intercambio, exhibición, producción y reflexión entorno la imagen contemporánea.
De igual manera, el jueves 19 de diciembre, la cita se centrará en el mediometraje documental que el castellonense Jonathan Bellés ha hecho alrededor de Godzilla. En Los albores del kaiju eiga, el cineasta profundiza en cómo la amenaza nuclear en Japón influenció en la creación del kaiju eiga, que significa "películas de monstruos gigantes". El primer kaiju eiga fue Godzilla, en 1954. Por eso, durante más de seis décadas, ha habido varias generaciones de cineastas que han mostrado el monstruo en diferentes formas teniendo en cuenta la relación entre este y la bomba atómica. Ahora Bellés entrevista a más de veinte cineastas, actores y expertos para cuál es el origen de esta unión, y cómo ha evolucionado a lo largo de sus más de sesenta años de historia.