CASTELLÓ. Discos Ritmo bajará definitivamente la persiana a finales de este año. La mítica tienda del centro de Castelló lleva desde 2021 liquidando su 'stock' musical, una enorme hemeroteca de cds que todavía no ha conseguido vender al completo. En realidad, como dice Vicente Boix, su dueño, podría pasar años intentándolo. Lo que hace más evidente que el mercado físico no está en un buen momento. "Hemos logrado vender miles de discos, pero todavía quedan unos cuantos. Recuerdo que cuando llegó MediaMarkt a Castelló, por el año 2003, hubo una tienda de la ciudad que terminó cerrando al poco tiempo y, en ese momento, todavía pudo liquidar su stock en tan solo unos meses, pese a que los descuentos no eran tan altos como los que he yo puesto ahora".
Discos Ritmo nació en agosto de 1978. Eran años dorados para la música. Tanto que podían llegar hasta 50 novedades semanales a los locales. Las discográficas enviaban todas las propuestas que tenían, porque eran estos comercios los únicos capaces de trasladar al público los temas que sonaban en la radio. En su caso, Vicente Boix contaba además con dos tiendas donde llegaron a trabajar hasta nueve trabajadores en las temporadas de más ventas.
Pero con la piratería, la entrada de la música en las grandes superficies o incluso en hipermercados, y más tarde la aparición de las plataformas digitales, el negocio vivió una profunda transformación que repercutió en los comercios locales. Discos Ritmo pasó a tener un único local y apenas margen para adquirir nuevas propuestas. Así que por tal de sobrevivir, el castellonense empezó a ocupar algunas de las vitrinas con mochilas escolares, paraguas y otro tipo de accesorios que le permitían apaciguar mejor la caída en picado de los compact disc.
"Por aquí ha pasado hasta Victoria Abril, tengo alguna fotografía de ello", recuerda Vicente Boix. El propietario de Discos Ritmo, que dice que ya es hora de "plantarse", tiene pensado despedirse de la tienda a finales de diciembre con un escaparate que sirva de homenaje a lo que un día fue. Páginas de periódicos llenos de llamadas publicitarias donde se mostraba parte del stock, imágenes míticas de aquellos años cuando todo empezó y algunos de los pocos vinilos y reliquias que todavía buscan comprador. Así imagina el castellonense su cierre. Cuando todo iba bien.
"Los coches y los ordenadores han dejado de tener reproductores de CDs y la expansión digital también ha terminado por llevarse a la gran mayoría de bares, pubs o discotecas que antes se acercaban hasta las tiendas para comprar la música que después ponían en sus salas. Ahora pagan cuotas mensuales por Spotify", lamenta Boix.
El dueño de Discos Ritmos lo ha tenido difícil hasta el final, puesto que no es fácil encontrar a coleccionistas u otras tiendas interesadas en absorber tal cantidad de piezas. "Nadie quiere coger el traspaso para vender música relativamente nueva. Supone un enorme coste y en estos casos suelen tener más salida los vinilos de música antigua o de segunda mano", afirma Boix.
Fue el caso, precisamente, de Discos Medicinales. La tienda castellonense cerró sus puertas en verano de 2019, pero el año pasado un negocio de València adquirió todo el stock que quedó tras su cierre. Miles de vinilos y un valor incalculable de compact discs que, afortunadamente, ahora descansan en los almacenes de Discos Oldies.
"Durante estos meses no tendremos problemas con deshacernos de las mochilas por la vuelta al cole, pero el catálogo musical estará aquí hasta el final. Hemos intentado venderlo en las plataformas y va tan lento que podríamos pasarnos así diez años", señala el castellonense, quien aun así confía en que algún comprador pueda aparecer en la tienda. Si lo hace en 2024, le abrirá para él la tienda. Para el resto, la persiana bajará en unos meses, dejando a la ciudad 'huérfana'.
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