CASTELLÓ. El Comité de Garantías de Ciudadanos parece ignorar el embrollo de la agrupación de Castelló, por lo que daría como bueno los resultados del pasado sábado, 27 de febrero, con la victoria de la candidatura de Juan José Povedano frente a la lista de Lamberto Sánchez, a la que derrotó por apenas cuatro votos de diferencia. El nuevo coordinador de la junta local estaba invitado ayer a participar en una reunión telemática con el secretario nacional de Organización, Borja González, en la que también intervino, pero de forma presencial, el responsable del área en el comité provincial, Ernesto Domenech.
Según fuentes del partido liberal, la invitación al nuevo líder castellonense en la convocatoria, junto al resto de barones y afiliados de los distintos colectivos de la Comunitat, se interpretaría como una declaración de intenciones de Madrid a propósito de las impugnaciones presentadas en el proceso de primarias. Dicho de otra forma, el órgano disciplinario no contemplaría, a corto plazo, entrar a valorar las denunciadas ante la inconsistencia de sus argumentaciones.
El nuevo ciclo que abre Povedano en Ciudadanos Castelló recoge la herencia de la anterior dirección, presidida por Félix del Pozo. Esa línea continuista choca frontalmente con el ideario del grupo de Sánchez, avalado por la coordinadora provincial, Cristina Fernández, principal soporte del Síndic, Toni Cantó, en la provincia. En efecto, el resultado de la votación, con un escaso margen para el ganador, evidencia la fisura interna de la agrupación, con lo que se vislumbran más episodios de confrontación como consecuencia de los opuestos posicionamientos.
Sir ir más lejos, la candidatura perdedora de los comicios sigue aferrándose a su denuncia para tratar de revertir unos resultados que también constan una certeza: la baja afiliación de Cs. En este sentido, la formación naranja atraviesa una de las etapas más complicadas desde su constitución, agravada a raíz del desastre electoral en Cataluña. La extrapolación de esa debacle en la provincia se traduce tanto en una fuga de militantes, descontentos con la gestión y ciertas decisiones, como en que algunas de las cuitas partidistas que marcaron la trayectoria de Sandra Julià al frente de Ciudadanos continúan presentes.
El mejor ejemplo de ello es la situación del colectivo de la capital de la Plana, abocado a vivir en una permanente crisis por la imposibilidad de que las dos corrientes enfrentadas entierren el hacha de guerra. Así quedó patente en la negociación para consensuar una candidatura única. A pesar de los intentos del secretario de Organización por tender puentes de entendimiento entras los dos sectores, los egos y los réditos personales pesaron más que el interés general del partido, con lo que al final las conversaciones saltaron por los aires. Además, lo hicieron a escasos días de la apertura del proceso plebiscitario, empeorando aún más si caben las cosas con el cruce de acusaciones.