CASTELLÓ. Imaginemos que ha habido una fuerte nevada dentro del Espai d'Art Contemporani de Castelló. De repente toda la sala está cubierta de nieve y al igual que si esto hubiera ocurrido en la calle, desaparece cualquier señal. Allí fuera serían los pasos de cebra, las marcas de la carretera, los bordillos y algunas señalizaciones. Hasta que los coches y la gente no pasen de nuevo por encima, no se generarán de nuevo caminos. Pues bien, en el EACC ha ocurrido algo parecido. Nueve artistas internacionales han irrumpido en el espacio para trazar otras maneras de habitar el espacio. Unas marcas que serán totalmente distintas a las que había. Sneckdown, que es como se le llama a este fenómeno y a la nueva exposición del centro, muestra deseos, necesidades y relaciones que no están prescritas, pero que la gente de alguna manera demanda. Así pues, lo que busca este trabajo colectivo es reflexionar sobre lo limitante que puede ser contar con un único recorrido.
"De repente han quedado marcados los nuevos caminos a los que llega la gente cuando no tiene indicaciones. Cuando van por donde les apetece, siguen su deseos, su comodidad o sus urgencias", explican Beatriz Ortega Botas y Alberto Vallejo (del colectivo Yaby). Por otra parte, al igual que ocurre en la calle, esta nieve opaca no deja ver con claridad todo el camino. Las obras que se expondrán desde este sábado en el EACC, y hasta el 3 de septiembre, no permiten descifrar todo su significado de golpe. De hecho, hay obras imposibles de entender sin leer la explicación del artista. No son obras figurativas, no hay fotografía documental, se plantean otro tipo de estrategias que abordan varios puntos de contacto entre la identidad y el espacio público. En definitiva, son artistas que tratan de huir de la representación como tal.
"No es una obra transparente, hay distintas capas. Los artistas incluidos en esta muestra comparten estrategias y estéticas que vienen de lo conceptual y lo minimalista. Han encontrado en ese lenguaje su manera de hacer arte." Como reconocen Beatriz y Albert, se busca intencionalmente complicar el juego de lectura. En parte, como respuesta a las instituciones artísticas, centros de artes y museos, "que durante años han exigido un canon artístico muy blanco, masculino y hetero" y ahora "empiezan a demandar artistas que sirvan para dar una imagen de institución muy diversa en cuanto a racionalización, género y orientación sexual". "Buscan que esto se vea muy visible y muy obvio, que sea muy fácil de entender, para que así el público crea que esa institución que no ha sido diversa antes, ahora lo es de manera muy abierta". Pero los artistas aceptan el trato a medias. "No se dejan atrapar por la institución ni que se les utilice como una moneda de cambio. Por ello no se dejan leer y capturar del todo".
Todo esto queda patente en Sneckdown, una muestra que, como no podía ser de otra manera, se puede recorrer libremente, sin seguir un camino pautado. Ahora bien, desde el colectivo Yaby han dado a este diario algunas pistas para aproximarse mejor al trabajo.
En la serie Trap Pieces, Francis Whorrall-Campbell juega con el término “trampa”, utilizado de manera despectiva contra las personas trans, especialmente transfemeninas, para denotar un supuesto engaño sexual, y se lo reapropia colocando varias trampas por el espacio. Por ejemplo, varias bocas abiertas como cepos, moldeadas con papel de aluminio, que se disponen por la sala como si fueran atrezzo esperando a ser activadas por un espectador. A través de ellos, le artiste habla de "deseo, captura y dominación."
Por su parte, el artista alemán Phung-Tien Phan, de ascendencia vietnamita, trabaja mucho con la idea de la diáspora, la migración y las ansiedades de la clase media. En sus obras habla de su experiencia en Alemania como persona racializada también. Para el EACC ha configurado unas columnas-tarta que le sirven para abordar ciertas problemáticas culturales del habitar occidental contemporáneo: "su textura pegajosa y personal se adhiere a las geometrías rigurosas de un modelo urbanístico definido por la desmemoria y la no- contradicción."
David Moser coloca en el espacio cuatro celdas de cristal, del tamaño de puertas de ducha, aludiendo a las cabinas que se encuentran en clubs gays, y también colchones de la marca alemana Bodyguard, muy vinculada a la "supermasculinidad". Por otra parte, se pueden observar pegatinas en las mamparas, algunas cubiertas con una solución de TippEx, que vuelven a ofrecer este juego de te doy un mensaje, sin llegar a descifrarlo del todo. "El interés de Moser por la psicología de los espacios le lleva a colocar estas cabinas en las esquinas de la sala, los puntos más extremos de una estancia, históricamente dedicados a castigar o apartar a alguien". Además, todo se completa con un láser de construcción DeWalt colocado a 80 centímetros del suelo. "La masculinidad asociada a estos aparatos por su diseño y sus usuarios habituales invade la sala, proyectándose sobre cualquiera que cruce el rayo de luz."
Sneckdown incluye varias maquetas de The Hoist, el primer club fetichista gay que abrió sus puertas en Londres. Sam Cottington trabajó allí durante un tiempo y la estricta política de no cámaras del club le obliga a reconstruir este lugar y sus recorridos a través del recuerdo y la fantasía. "El empeño por visibilizar y exponer el archivo queer contrasta con la tendencia a la desaparición de infinidad de locales homosexuales en grandes ciudades, sin rastro fotográfico de su actividad. Por eso, la cuestión de la visibilidad de la identidad en el arte contemporáneo se complica".
Caspar Heinemann instala varias casitas para pájaros que vienen a reflexionar sobre el lugar que ocupa el hombre en la naturaleza, su autopercepción y su rol en el entorno, así como la idea de hogar y las dinámicas sociales que derivan de ella. El nivel de detalle es tal que las cajas están untadas de grasa para zapatos Huberd, un producto de uso común en la cultura leather cuya especial composición química aporta a las botas de cuero un sabor ahumado y terroso, además de permitir su uso seguro como lubricante. Y la serie, titulada Glorie, remite directamente al glory hole, un agujero en una pared practicado con fines sexuales. "Históricamente vinculados a la comunidad gay, estos agujeros permitían el encuentro sexual en lugares públicos al tiempo que preservaban la privacidad de sus usuarios".
Deborah-Joyce Holman ha instalado en el EACC varias siluetas de tamaño humano que extrae de Internet y no se pueden reconocer. Cubiertas por pintura negra, no ofrecen apenas contenido, tan solo gestos mínimos difíciles de descifrar. Este planteamiento, que encaja con la idea de la exposición, va más allá, porque también viene a reflexionar sobre el trato que a las personas negras se le da en el espacio institucional. "Lo que hace es colocar el cuerpo y al mismo tiempo negarlo. Simplemente establece una relación geométrica con el espacio, pero está totalmente negada la imagen, se le devuelve el anonimato".
At Work (In Protest and In Care) de Alex Dolores Salerno está compuesta por un colchón usado de espuma viscoelástica que complica la interpretación de la cama como un lugar privado, de descanso o convalecencia, opuesto al trabajo. Además, tienen manchas de sudor que son la memoria específica de esta superficie. "¿Qué pasa con los cuerpos que tienen que pasar más tiempo en horizontal? Álex trabaja desde la enfermedad. Y plantea que si un cuerpo, por sus capacidades, necesita estar así, sin pasar mucho tiempo de pie ni hacer determinadas cosas, no significa que no pueda ocupar el espacio de una institución o que no pueda ser artístico o político. Es como repolitizar estos materiales."
Quay Quinn Wolf parte de los moldes que se introducen en la boca del paciente para obtener una reproducción detallada de su cavidad oral y la muestra como si fuera un objeto expositivo más. Sin embargo lo que quiere el artista evidenciar es "el gesto violento, íntimo e interno" que hay tras esta mordida. Como, a través de ella, se puede identificar a una persona al igual que si fuera una huella.
Finalmente, Leto Ybarra reproduce los cubos que Robert Morris hizo para una exposición en el MoMa y los reduce y cubre con un papel de montaña. "Eran como unos jardines inmensos. Encima de su estructura había un árbol encima. Ante esto, lo que hace Leto es hacerlo todo más pequeño como una alusión al minimalismo, al dripping y a cómo se construye la abstracción".