El futuro escenario que dibuja el Fadrell con tascas implica ampliar el horario para beber en la calle

CASTELLÓ. El futuro escenario que dibuja el Ayuntamiento de Castelló para las tascas implica, como una posibilidad, ampliar el horario acerca del consumo de alcohol en vía pública. La mayor flexibilidad de las restricciones que marca el Plan Acústico de Ámbito Zonal (PAZ), en comparación con la Zona Acústicamente Saturada (ZAS), supone rebajar ostensiblemente la presión sobre los empresarios.

El Acord de Fadrell se ha marcado dos objetivos a corto y medio plazo con la nueva monitorización y la campaña de sensibilización. Por un lado, conseguir la declaración de espacio gastronómico en unos tres meses, lo que daría mayor protección a los hosteleros.

Por otro, eliminar la ZAS en año y medio para convertirse en PAZ. En ambos casos, las mediciones deberían mostrar un paulatino descenso de los niveles de decibelios, para situarse siempre próximos a los índices permitidos por ley (55 dBA de día y 45 dBA de noche).

Tomando como referencia la PAZ de Lagasca, las medidas correctoras establecen sustanciales diferencias en relación a las aplicadas actualmente en las calles Barracas e Isaac Peral. Aunque se mantiene, por ejemplo, la suspensión de concesión de nuevas licencias, sí contempla una franja horaria que, de alguna manera, restituiría la situación existente en las tascas antes de 2018, cuando se aprobó adelantar en 30 minutos el cierre de los locales, pasando de las 23.00 horas a las 22.30 horas.

Otra singularidad del Plan Acústico de Ámbito Zonal afecta a los establecimientos con terrazas, cuya apertura se alarga hasta las 24.00 horas las noches de los viernes, sábados y domingos, vísperas de festivos e inhábiles, reduciéndose a las 23.00 horas el resto de días.

Del mismo modo, no resulta preceptivo que la estimación de los niveles sonoros a partir de las 22.30 horas se recorte en unos 10 decibelios al cesar la actividad de ocio y restauración de la zona.

Instrumento de planificación

La PAZ, al contrario que la ZAS, es un instrumento de planificación y gestión acústica que redacta y diseña directamente el municipio y la intervención de la Generalitat Valenciana se limita al cumplimiento de los criterios que recogen sus distintos decretos y leyes en materia de contaminación acústica.

Para los propietarios de las tascas, la aplicación de un régimen menos restrictivo garantizaría la supervivencia de sus negocios. Además, pondría fin a un conflicto que se prolonga más de 12 años desde que Sense Soroll abriera la vía judicial en 2008.